MIERCOLES Ť 25 Ť JULIO Ť 2001

Ť En Terrenal, su nuevo disco, refleja lo que bautizó como mariachi alternativo

Alimento la cultura del dolor, que es vida, afima el compositor Fato

Ť En la canción ranchera no hay competencia, estúpidamente los intérpretes toman lo que no es

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Cuernavaca, Mor. Fato es hoy el compositor de música ranchera número uno de México. De su inagotable inspiración han brotado unas tres mil composiciones, muchas de las cuales han trascendido en la voz de Lupita D'Alessio, Alberto Vázquez, Ragazzi, Pandora y Liberación, y ha llevado a la cima a Pepe Aguilar y Alejandro Fernández.

Millones han cantado o tarareado alguna de sus canciones. Por lo menos Por mujeres como tú, Me vas a extrañar, Cuidado y Eres mía. Lo ranchero como tal le queda chico y ha desarrollado lo que él bautizó como mariachi alternativo, reflejado en su nueva producción, titulada Terrenal: "Tardé un año en hacer este disco porque no quería que se notara un divorcio entre el pop, lo que siempre he hecho, y el mariachi; sigo cantando igual".

Antes de la presentación de la citada producción discográfica, mientras una lluvia pertinaz hace buscar refugio a sus invitados, entre tequilas y cigarros, Fato habla a La Jornada de sus sentimientos y aspiraciones.

Reitera que no le agradece nada a nadie. Ni a Pepe Aguilar ni a Alejandro Fernández, "porque ellos tampoco me han agradecido nada".

En ocasiones, Fato toma camino y se va por una vereda cercana a su casa, en Guanajuato, donde habita desde hace tiempo. Lleva una botella de tequila y fumando piensa en su vida, en su esposa Teresa, en su hija Domenica. A veces le aqueja una tristeza difícil de explicar, pero dice que a todos los "que andamos en esto -la composición- nos llega. No es que necesites algo económicamente; hay un vacío, una búsqueda interminable. Quieres hallar algo, quién sabe qué. Hay vacíos. Lo malo es hacer compromisos con el pensamiento. A veces me siento demonio, a veces ángel. Cuando piensas eres neurótico.

"He llegado a pensar que sí soy feliz, pero estoy convencido de que no lo soy, plenamente. Pero no sólo yo. Alimento la cultura del dolor; el dolor es vida. Soy más azotado que un italiano."

Fato comenzó a componer y afato-3 cantar a los 11 años. A esa edad hizo la canción Un príncipe pobre, donde el léxico sorprende. No fue un alumno de altas calificaciones, pero sí de excelente voz. "Claro que estudié. Soy contador", precisa quien ostenta un logro sin precedente en la historia musical de México: es el único mexicano que ha ganado en competencia, en 1994 -como mejor intérprete internacional-, el Festival de Viña del Mar, en Chile, en 43 años de historia de éste. El tema que lo inmortaliza es El monstruo, profunda reflexión sobre los miedos que todos tenemos, que hizo llorar al monstruo de la Quinta Vergara.

"El público de Viña del Mar es el más cabrón de todos en el mundo. Ha destruido carreras. Y tú sólo tienes unos minutos para convencerlo", expresó.

Fato tiene otros cuatro discos de pop, "pero mi música no ha sido fácil", reconoce.

Un ragazzo veracruzano

Fato es amigo de Zucchero, quien lo admira por su forma de interpretación y la estructura de sus canciones. Lo ha invitado a Italia, país que el músico mexicano mitifica e imagina cual paraíso. A Fato le gusta la música del país de forma de bota. En un lapso durante la entrevista toma su guitarra e interpreta Cuerpo sin alma, de Ricardo Cocciante. Le da a la voz, desgarrada por el dolor del mensaje: "Cuando en el cuarto él te pida siempre más..."

Fato significa buena fortuna en italiano. Su nombre verdadero es Enrique Guzmán Yáñez. Nació en Platón Sánchez, Veracruz, en la Huasteca. "Desde niño tuve afinidad con la música italiana."

Añadió que componer es para él una forma de vida, pero no en el sentido económico, sino espiritual. "Si no tuviera esa capacidad, estaría muerto. Empecé líricamente, pero ahora sé algo de música; hago arreglos, produzco mis discos, hago todo. Ahora bien, no se necesita técnica para escribir, aunque sí para hacer un arreglo, para ejecutar. Lo mío viene naturalito. No, no leo; solamente leo a Mickey Mouse, y cuando voy al baño. Hay gente que se sorprende por el lenguaje que tengo, porque digo cosas profundas. Sí he leído, pero no soy un tipo que esté clavado con la lectura".

-ƑCómo huyes del lugar común, de la repetición que azota a los compositores?

-En mi caso es al contrario. Es algo que no puedo explicar. Si escuchas cada canción de Fato, grabada por el que quieras, la reconoces por el fraseo, por el lenguaje, el estilo. Ha habido canciones que ya terminadas las he roto, porque algún pasajito se parecía al de otra. No las guardo, las rompo, las mato, están muertas, son nonatas.

Fato conoció a Cornelio Reyna, al padre de éste, don Pedro, y a su mamá. "Fui gran amigo de Cornelio, que en paz descanse. Lo que aprendí de él es a respetar el trabajo de los demás. Era un tipo absolutamente rústico, pero decía cosas tan bonitas que en su momento revolucionaron la corriente norteña. José Alfredo Jiménez, otro, excelso en el lenguaje, magistral, lo mejor que ha habido."

-ƑCrees en la herencias culturales, en las influencias?

-Sí, pero en mi caso la influencia sería, si acaso, de los italianos Lucio Dalla, Cocciante, Umberto Tossi, Zucchero, mi amigo.

Competencia estúpida

Para muchos la música ranchera está en crisis porque sólo hay unos cinco representantes, como Pepe Aguilar y Alejandro Fernández. Lo mismo piensa Fato: "No hay competencia; estúpidamente ellos mismos toman por competencia lo que no es. Cada quien tendrá un lugar si se lo gana. En mi caso, me jacto de ser un tipo libre, en mi actitud como humano, en mi libertad para componer y cantar. Para evolucionar hay que tener libertad. Hay gente que busca un canon, algo establecido, y se van por ahí. Para trascender hay que arriesgar y ser auténtico".

-ƑQué piensas de la escasez de armonías en la música mexicana?

-No hay fórmulas. En mi caso son momentos. Jamás estoy pensando qué es lo que le va a agradar al pueblo, sino en lo que me va a gustar a mí. Cuando era joven y trataba de impresionar a mis amigos de bohemia agarraba mi guitarra y la desnudaba, le metía acordes raros, arañas, mil tonos, pero se pierde la letra cuando hay mil tonos. Me di cuenta de que lo más importante es atreverse. Por eso mis canciones a veces riman al final. Si buscas la rima en cada sección te estás mutilando. Soy libre y así digo lo que siento y pienso.

"La música mexicana tienes que tratarla de manera sutil e inteligente, porque es el sentimiento del pueblo, que quiere algo sencillo; lo otro se lo debes dosificar; de repente un semitono, una cerecita."

-Se pelean por tus canciones, Ƒeso alimenta tu ego?

-Me hace sentir bien después de lo comentado. Seguramente, por ejemplo, Pepe Aguilar se molestó. Lo respeto, pero lo debe entender él y cualquier cantante que quiera cantar mis canciones: que yo soy libre, que la vida no hace contratos, la música no hace convenios. Ahora bien, después de ti hay muchas cosas, como el mercado, la disquera, y tienes que ganar plata; pero no mercadeo, sino que necesito decir cosas. Llevo 24 años en el mercado y hubo quienes dijeron que Fato estaba desfasado, que se había equivocado de país, que nunca haría nada. Pero ahora Fato está funcionando. No quiero decir que esté en la cúspide, pero sigue componiendo.

No teme que se le vaya la inspiración: "Lucio Dalla, mi amigo, tiene 70 años y sigue componiendo: yo tengo 40 y seguiré en lo mismo".