MIERCOLES Ť 25 Ť JULIO Ť 2001

Gustavo Leal F.Ť

Simplemente enfermeras

Hay quien opina que sin las jornadas reivindicativas que encabezaron en 1987 las enfermeras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), hoy día resultaría inimaginable la cultura de la defensa del contrato colectivo que en ese instituto instauraron las posteriores movilizaciones laborales de 1989, aquéllas que derivaron de la organización del 21 Congreso Nacional Extraordinario del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS).

Continuando la lucha iniciada por ellas, los trabajadores del IMSS depusieron en 1989 al doctor Antonio Punzo Gaona de la secretaría general del sindicato, incorporando así los vientos de modernización que ya reclamaba su lugar estratégico en la salud y la seguridad social del México contemporáneo.

El lance de las enfermeras del 87 mostró que para garantizar calidad en la atención se requieren equipos modernos de salud, compuestos por médicos y enfermeras bien abastecidos. Por ello su principal demanda fue en beneficio de los pacientes: solicitaban medicamentos, material de curación y ropa para atenderlos. Es curioso que este apartidista y triunfador despliegue de profesionistas mexicanas -que alcanzó, en esos años de honda austeridad delamadridista, un sorprendente incremento salarial extraordinario de 5 por ciento- coincidiera con las protestas de alcance nacional de sus colegas, las nurses del Reino Unido, frente a los amagos thatcheristas para generar un "mercado interno" en el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés). El propio Beatle Paul McCartney, hijo de una enfermera del NHS, se solidarizó con su lucha y les donó las regalías del disco que promovía por esas fechas. Hasta el desenlace de sus movimientos, no existe evidencia que documente algún intercambio entre ambas experiencias.

Lamentablemente, 14 años después, las enfermeras de México y el mundo siguen trabajando en condiciones difíciles. Según un reciente estudio (Health Affairs, 20/3/01), apoyado en reportes de 43 mil enfermeras adscritas a 700 hospitales de cinco diferentes países (Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Escocia y Alemania), la carencia crónica de estas profesionistas y su alta insatisfacción con un clima de trabajo hospitalario que ha erosionado poco o poco las estrategias de "contención de costos", comprometen severamente la calidad de la atención.

A pesar de las grandes variaciones entre los diferentes sistemas de salud, los reportes de las enfermeras coinciden en que las relaciones con los médicos son invariablemente satisfactorias.

Ello indica con claridad que entre los responsables del frente que se ocupa de la enfermedad no sólo hay colaboración, solidaridad y entendimiento mutuo frente al que sufre y acude en demanda de atención: también hay empatía.

El problema llega con aquellos que, desde los escritorios y las computadoras, pero especialmente desde los "modelos" gerenciales fríos, imponen "metas" e "indicadores" extrasanitarios. Con cierta "economía de la salud" y sus deshumanizadas visiones "sistémicas" nace el sueño (o pesadilla) de una pauta de "calidad" que sólo puede arribar desde fuera del "sistema": por las justificadas quejas de los pacientes, o para congraciar los "números" hospitalarios con aquéllos que demandan los tecnócratas hacendarios para justificar sus escuálidos presupuestos. Como tienen el ojo puesto en el "modelo", los gerentes deshumanizados no pueden ver aquello que la realidad les suministra cotidianamente: la relación humana única que brota al atender la enfermedad. Viven irremediablemente condenados a fallar.

Pero los reportes de las enfermeras aluden al fracaso de las malas intervenciones gerenciales, y no a las intervenciones gerenciales per se. Toda enfermera sabe bien, como lo saben los médicos, que en cualquier organización compleja algún nivel gerencial no sólo es deseable, sino incluso indispensable. Lo que se denuncia es, más bien, la calidad de esa "inteligencia" gerencial (cuando la hay). Y al respecto una máxima ya recorre la evidencia internacional: a mayor compenetración con los procedimientos clínicos, mejor será el desempeño del gerente. Pero para ello debe empezar a ver la realidad y no el "modelo"; debe llamar a los responsables por sus nombres: médicos y enfermeras.

Frente a los afanes "sistémicos" que publicita el Programa Nacional de Salud 2001-2006, apenas presentado por Julio Frenk a la "comunidad médica", y en los que se identifica a médicos y enfermeras con la vaga e imprecisa noción de "prestadores", cabe preguntar: Ƒcómo se pretende mejorar la calidad de la atención si lo primero que se sustituye es el nombre de los responsables directos, por ejemplo, de las 74 mil enfermeras con que cuenta el IMSS? ƑCuántas menciones explícitas a las 184 mil enfermeras que atienden el entero Sistema Nacional de Salud pueden hallarse en este "estratégico" programa que se autoproyecta hasta el remoto 2025?

ŤUniversidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco