MIERCOLES Ť 25 Ť JULIO Ť 2001

Alejandro Nadal

Calientes negociaciones enfrían tratado sobre el clima

La conferencia de Bonn sobre cambio climático concluye con un solo resultado tangible. El Protocolo de Kioto se salvó de morir, pero sobrevive muy debilitado por las enormes concesiones que este rescate implica. Aunque es preferible un protocolo débil que uno muerto, el precio es quizás demasiado alto.

En Bonn debían definirse las reglas precisas de aplicación del protocolo, pero el rechazo estadunidense y las discrepancias amenazaron con liquidarlo aun antes de comenzar la conferencia. Para rescatarlo, la Unión Europea (único bloque interesado en cumplir los compromisos de Kioto) tuvo que ceder en todos los rubros.

La concesión principal es que la meta de reducción de emisiones de gases invernadero se contrajo gravemente. La meta original de Kioto para reducir emisiones (5.2 por ciento debajo de los niveles de 1990 para los países industrializados) es notoriamente insuficiente. Los científicos consideran que se necesitan reducciones de 50 por ciento debajo de las emisiones de 1990. Ahora las concesiones de Bonn permiten que las reducciones efectivas de emisiones no serán mayores a uno por ciento del nivel de 1990.

Esto se debe a que los países industrializados pueden compensar sus emisiones por sus bosques, tierras cultivadas y pastizales. Se alega que esos bosques y la cobertura vegetal pueden actuar como sumidero, retirando partes significativas de carbono de la atmósfera. Este punto controvertido hizo fracasar la conferencia de La Haya en noviembre de 2000. Ahora los países industrializados podrán eludir las metas originales de Kioto sin dificultad.

Además, los países ricos pueden compensar más emisiones con proyectos de desarrollo forestal, eficiencia energética y fuentes de energía reciclables en países en desarrollo. Este mecanismo tiene muchos problemas, comenzando con el papel de las plantaciones forestales y el cálculo de los créditos. Para aplacar inquietudes el paquete de Bonn incluye un fondo especial de 530 millones de dólares anuales para ayudar a los países subdesarrollados a adaptarse al cambio climático. No es mucho, pero suficiente para hacer aceptable el tratado para el Grupo de los 77.

La concesión europea más importante concierne la obligatoriedad del protocolo. Los países que no cumplan sus compromisos serán penalizados con un aumento de 1.3 por ciento en el nivel de reducciones de emisiones para el periodo siguiente. Además deberán pagar el daño ocasionado. Pero el procedimiento es tan complicado que esta parte del tratado será letra muerta.

La temperatura media global en el siglo XX aumentó entre 0.6 y 0.2 grados debido a la acumulación de gases invernadero, no a causas naturales. Ese incremento de temperatura ha sido el más pronunciado en mil años.

En los últimos 50 años se ha presentado una reducción en la frecuencia de temperaturas extremadamente bajas, y un aumento en las temperaturas extremadamente altas. La cobertura de nieve disminuyó 10 por ciento desde 1960 y se redujo en dos semanas el periodo promedio en el que lagos y ríos permanecen congelados en el hemisferio norte. Hay también una reducción importante en todos los glaciares fuera de los círculos polares en el siglo XX.

La capa de hielo en los mares en el hemisferio norte se redujo entre 10 y 15 por ciento en el último medio siglo. El espesor de la capa de hielo en el Artico se redujo 40 por ciento en el mismo periodo. En el siglo XX el nivel promedio del mar aumentó entre 0.1 y 0.2 metros debido a la expansión térmica de la masa de agua y el proceso de deshielo.

Los episodios de calentamiento de la superficie del Océano Pacífico tropical asociados con El Niño han sido más frecuentes, intensos y persistentes en las últimas tres décadas que en los últimos cien años.

Las emisiones de bióxido de carbono (CO2) debido al uso de combustibles fósiles continuarán siendo el factor dominante en la acumulación de este gas en la atmósfera a lo largo del siglo XXI. Y para el año 2100 las concentraciones de CO2 en la atmósfera alcanzarán niveles de entre 540 y 970 partes por millón (ppm). Estos niveles son entre 90 y 250 por ciento superiores a la concentración observada de 280 ppm en el año 1751.

Entre 2000 y 2100 se producirá un aumento en la temperatura global de entre 1.4 y 5.8 grados, provocando perturbaciones extraordinarias en lluvias, tormentas, nivel del mar y daños a la salud humana y la agricultura. Este incremento en la temperatura no tiene precedentes en los últimos 10 mil años. Tomando en cuenta estos datos, vale preguntarse si el rescate del Protocolo de Kioto no se realizó a costa de su integridad.