MIERCOLES Ť 25 Ť JULIO Ť 2001
Ť Luis Alfonso de Alba, funcionario de la cancillería
Desea México impulsar la labor de pacificación de la ONU
Ť Se requieren reformas para evitar casos como el de Kosovo
ROSA ELVIRA VARGAS
Si México aspira a tener un lugar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es justamente porque como signante de la carta que fundó ese organismo, asume su responsabilidad en la preservación de la paz y la seguridad internacional y quiere contribuir y aportar en esa labor a escala universal, afirmó Luis Alfonso de Alba, ministro director general para ese organismo de la cancillería.
Y mientras el funcionario insistía ayer en destacar la participación mexicana en la solución de conflictos en países de la región, de su labor a favor del desarme y en apoyo a las transiciones democráticas en el Cono Sur, como elementos que sustentan sus aspiraciones, un cable de la Dpa fechado en Puerto Príncipe, establecía que el presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide, aún no decide si dará su voto para que México ocupe para el periodo 2002-2003 un lugar en el consejo.
La decisión de ese pequeño país adquiere relevancia, porque su vecina en la isla La Española, República Dominicana, aspira también a esa posición. Sin embargo, el canciller haitiano, Philippe Antonio Joseph, aseguró que su país no jugará la carta de su voto contra un eventual mejoramiento de la cuestión migratoria con los dominicanos.
Al participar en el espacio que tiene en Radio UNAM el Instituto de Estudios Internacionales Matías Romero, De Alba insistió en que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas necesita ser más transparente y más democrático para recuperar la legitimidad que le otorga su carta fundacional de ser el órgano responsable de la paz y la seguridad internacional.
En ese marco, apuntó, el derecho de veto debe regularse y quedar limitado a determinadas circunstancias, y esa es una propuesta sobre la que existe el consenso de 184 países, pero hasta ahora no tiene el respaldo de las cinco superpotencias, sin las cuales no puede realizarse ninguna reforma a la ONU.
Insistió entonces en la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad para evitar que ocurran casos como el de Kosovo, en el cual la OTAN decidió las acciones, evadió y mantuvo al margen al propio Consejo de Seguridad y a la ONU. La OTAN, entonces, actuó de manera ilegal al decidir el ataque a Kosovo y no quedó ninguna duda de que fue un acto no previsto.
Así, sobre la intención mexicana de ocupar un sitio en ese organismo, dijo que el país no puede negar su participación al nivel que le corresponde como un Estado que ha tenido siempre una posición muy congruente con los principios y propósitos de la carta de Naciones Unidas y que son precisamente los mismos que consagra la Constitución.
Con esa cercanía de intereses, de visión sobre un enfoque constructivo, de cooperación y de entendimiento internacional, "resulta particularmente extraño que nos neguemos a participar en uno de los órganos'' principales de la ONU, resaltó.