MARTES Ť 24 Ť JULIO Ť 2001
Ť Teresa del Conde
El debate oaxaqueño /y II
En el catálogo, muy bien logrado, de la muestra Propios y extraños, Víctor García Domínguez afirma ''todo arte es arte''. Pero yo digo, desde que existe la palabra ''ars'', el concepto ha cambiado mil veces históricamente. Por eso no sé si sea válido decir ahora, como expresa García Domínguez: Es arte ''siempre y cuando el objeto observado por el itinerario de la vista consiga sensibilizar los parámetros que yo tengo codificados para enumerar, mediante ciertas reglas, la fórmula subjetiva de lo bello''.
De acuerdo que no hay ''lo bello objetivo'' (no hay universales en este campo), pero si lo subjetivo no establece mancuerna con otras subjetividades, es decir, si lo subjetivo no se torna inter-subjetivo, el fenómeno del consenso no se produce. Claro, habrá quien se pregunte: ƑHabrá algo que satisfaga a todos?, ƑPiero della Francesca más que Miguel Angel en la bóveda de la Sixtina? Son cosas que no encuentran explicación de causa a efecto.
Vuelvo a mencionar a Fernando Gálvez, quien aseveró: ''El dedo de Tamayo señalaba a alguien y las puertas se le abrían''. Es cierto, eso solía acontecer, pero no en todos los casos. Le sucedió a Vladimir Cora, que es de Nayarit, muy bueno y muy santo que así fuera. También señaló a Martha Chapa (creo que por razones de gusto visual hacia su persona) y hasta donde sé, la puerta de entrada al campo artístico no se le abrió, ni creo que el señalamiento del maestro Tamayo haya provocado la aceptación económica que tienen sus manzanas, la cuestión en este caso obedece más bien a un fenómeno de contagio que ha tenido lugar allende el señalamiento de Rufino Tamayo. Este no ''señaló'' a Rodolfo Morales, como se cree, sí le dió un espaldarazo a través de Olga, pero Morales traía lo suyo, más cuando abrevaba en sus dibujos y gouaches sobre todo en el quattrocento, en la arquitectura vernácula o en Chagall.
Ludwig Zeller, citado por J. Bautista Gómez en nota de periódico, comentó en sentido negativo los vaivenes exaltados del mercado del arte en Oaxaca. En buena medida tiene razón, pero no olvidemos (Marx dixit) que donde hay oferta y demanda, el mercado florece. Sin embargo, deseo dejar bien claro que esto no involucra cuestiones propiamente estéticas, excepto si hablamos de una estética oaxaqueña prototípica. ƑPor qué?, porque esa estética crea la demanda y la demanda se revierte en multiplicación de oferta. Luis R. Hampshire escribió en su artículo ''oaxaqueño contra contemporáneo'' lo siguiente:
''En el arte ser oaxaqueño significa suscribirse irremediablemente a un discurso mágico, fantástico y de colorines.''
No hay más remedio que aceptar como verídica su observación, en un sentido masivo, sobre todo si uno no se limita a visitar la exposición del museo, sino que extiende sus nociones sobre ''lo oaxaqueño'' observando lo que se vende en la mayoría de las galerías, en los jardines y en un buen número de restaurantes.
Deseo dejar constancia de que todos los ensayos que aparecen en el catálogo son interesantes y contienen observaciones muy válidas, así como algunas con las que uno, en lo particular, puede no estar de acuerdo.
Los autores de tales ensayos son Jorge Pech Casanova, Germaine Gómez Haro (especialista en este tema) y Víctor García Domínguez.