Lunes en la Ciencia, 23 de julio del 2001
La naturaleza y el hombre como signos de constante desequilibrio Historia medioambiental y entropía María Luisa Bacarlett Pérez La historia medioambiental comienza en los años sesenta en Estados Unidos, con autores como Donald Worster, editor de la colección Studies in Environment and History; William Cronon y Joel Tarr, entre otros, quienes fincaron las bases de una nueva modalidad de análisis histórico centrado en las complejas relaciones entre hombre y naturaleza en el curso de la historia humana. Dentro de esta nueva forma de hacer historia ciertos investigadores han optado por ver en el deterioro ambiental un proceso entrópico que les hace acercarse a la termodinámica y, particularmente, a los teóricos del caos, como Ilya Prigogine. Un autor representativo de esta modalidad de la historia medioambiental es Manuel González de Molina con obras como Historia y ecología e Historia y medio ambiente, textos en los que la degradación ambiental es vista como algo inserto en la historia de la humanidad desde sus inicios. La forma como en el pasado se presentó dicho deterioro fue como "unificación biológica del mundo", producto, entre otras cosas, del descubrimiento del continente americano, que dio lugar a un desequilibrio ecológico traducido como disminución de la complejidad y de la heterogeneidad de su ecosistema. Paradójicamente, para teóricos del caos como Prigogine, la termodinámica aparece como la primera ciencia de la complejidad. Es en el siglo XIX, con la recién inventada máquina de vapor, que se cae en la cuenta de un nuevo fenómeno: el calor se difunde, todo proceso que genera energía disipa calor y tiende a igualar la temperatura de todo el sistema, produciendo un equilibrio térmico y, por consiguiente, la imposibilidad de seguir generando trabajo: la muerte térmica. Esta disipación resultó ser irreversible: la máquina no puede ni restablecer el calor inicial ni consumir el trabajo producido. Es la segunda ley de la termodinámica la que plasma esta situación dando lugar a una "flecha del tiempo" que establece que en todo fenómeno donde hay disipación de calor no hay reversibilidad posible. Pero Ƒqué es aquello que la segunda ley de la termodinámica puso en entredicho? Lo que dicha ley pone en duda son algunos de los postulados centrales de la dinámica newtoniana que hacían del universo una estructura legal que se cumplía sin contratiempos ni desvíos, hecho de trayectorias continuas y lineales en las que el cambio era sacrificado en aras de una lógica inalterable. Pero sobre todo, la dinámica newtoniana veía en el tiempo una entidad abstracta que fluía uniformemente sin conexión alguna con los acontecimientos que ocurren en su seno. Aun más, se trataba de un tiempo sin dirección en el que los fenómenos podían hacerse y deshacerse, y donde cada punto de una trayectoria resumía todo su pasado y todo su futuro. Nos encontramos en un universo carente de sorpresa y rico en trayectorias lineales y reversibles, en donde el jarrón que resbaló estallando en pedazos puede volver a rehacerse. ƑQué sorpresas puede contener este universo? En un sistema ideal, completamente hermético, la entropía es nula porque nada se intercambia con el exterior, lo que hace posible hablar de trayectorias lineales, deterministas y reversibles. Pero en un sistema abierto, como la naturaleza misma, el intercambio con el exterior lleva al sistema a un estado lejos del equilibrio en el que las trayectorias están lejos de ser lineales y predecibles, y en donde la entropía se dispara al máximo. El conocido "efecto mariposa" es sólo una de las tantas imágenes que ejemplifican este tipo de procesos. Los sistemas biológicos son insignia de la irreversibilidad, donde la "flecha del tiempo" entra en escena en forma de devenir, cambio o muerte, como la negación misma de la reversibilidad. Una historia medioambiental en clave entrópica subraya que la depauperación de los recursos naturales trae consigo una pérdida de complejidad, una reducción de la diversidad natural o una "unificación biológica" que es irreversible. La entropía se presenta entonces como igualación del panorama, como equilibrio térmico del cual es cada vez más difícil obtener energía y cambios. Una visión tal implicaría ver en la naturaleza un sistema abierto lejos del equilibrio, en permanente interacción con otros sistemas y poco sujeto a determinaciones legales y a modelos reversibles, en suma, que es devenir e innovación. Quizá una visión tal fue precisamente la que estuvo ausente a la hora de entablar la relación entre hombre y naturaleza en los albores de la época industrial. Al unir historia y medio ambiente la flecha del tiempo comienza a cruzar la naturaleza y nos permite verla como algo sujeto al cambio, al crecimiento y también a la muerte, con lo cual la necesidad de un principio de responsabilidad se hace evidente. Pero en otro sentido, de dicha unión la historia también sale transformada, porque ya no será sólo vista como el devenir en el tiempo de sujetos abstractos, sino como una multiplicidad de procesos enmarcados en la vida: hombre y naturaleza como protagonistas de la historia. La autora es doctorante en historia de la ciencia por la Universidad de Alicante, España |