TIEMPO DE BLUES
Josephine Baker
Ť Raúl De La Rosa
Primera llamada
AYER SABADO ESCRIBI sobre Miguel Covarrubias y su obra, enfatizando su trabajo como dibujante de la vida nocturna de Harlem, Nueva York, y que había captado como pocos la expresividad de músicos, bailarines y cantantes de jazz y blues, en su mayoría ?claro esta? negros. Mencioné que Covarrubias había realizado la escenografía de la Revue Nègre, que fue la primera troupe negra americana que actuaba en París, en el Théatre des Champs-Elysées en 1925. En el elenco estaban entre otros Florence Mills y Sidney Bechet, pero la verdadera estrella era Josephine Baker. De ella escribiremos hoy.
POCAS ARTISTAS LOGRARON fama mundial en el escenario y en su vida privada como esta artista de origen por demás humilde. Hija de una lavandera, Josephine no conoció la popularidad en su país natal como la había logrado por toda Europa. El odio racial se hacía patente cada vez que regresaba a Estados Unidos. En una gira que realizó en 1951 por ese país, el Stork Club le negó la entrada y tres hoteles en Atlanta la despidieron. Era entendible que la canción con que abría sus espectáculos, J´ai deux amours, mon pays et París (Yo tengo dos amores, mi país y París) la cambiara por Paris, mon amour (París, mi amor).
JOSEPHINE TENIA 18 años cuando debutó en París, cantando y bailando desde el vigoroso charleston hasta bailes lentos que reproducían las pinturas de las tumbas egipcias. Sus rutinas eran siempre espectaculares, hacía sus entradas con saltos acrobáticos cayendo sobre las piernas abiertas en línea recta, vestida con una pluma de flamenco rosada, pero su vestuario mas conocido, por insólito, fue una faldita de plátanos que causaba furor entre los parisinos. Se menciona que los habitantes de París quedaron prendados de la Baker, no sólo por su apetito de personalidades exóticas, sino porque "aprendieron que los negros eran hermosos y desde entonces la música popular francesa y los espectáculos no fueron los mismos de antes." (1)
Segunda llamada
DECIAMOS QUE SU vida privada fue igual de espectacular y está llena de anécdotas, de las cuales mencionaré algunas. En una ocasión llevó un leopardo domesticado a la Opera de París, la música alteró al animal y éste se arrojó al foso y atacó a los músicos. A veces se le veía caminando con cisnes o los llevaba en parihuela por las calles de Paris.
DURANTE LOS DOS primeros años de su estancia en Europa recibió más de 40 mil cartas de admiradores y de éstas 2 mil eran propuestas matrimoniales (algo impensable en su país). La popularidad de Josephine se extendió a Berlín, Barcelona, Praga y Budapest. Pero una vez más, al término de la Segunda Guerra Mundial se presentó en Boston con su revista Paris Sings Again (París canta nuevamente) y la temporada terminó casi al iniciar. Si la Baker podía llenar los music halls parisinos durante meses, en las grandes ciudades de EU sus apariciones duraban sólo unos días.
Tercera llamada
EN 1963 VOLO a EU para unirse a la marcha hacia Washington que encabezó el líder negro Martin Luther King. También se hizo famosa en un aspecto que no tenía nada que ver con sus espectáculos: adoptó a 12 niños de diferentes nacionalidades, todos vivían en un castillo en las afueras de París. En 1956 la Baker anuncia que se despediría de su público para poder pasar el mayor tiempo con sus hijos adopotivos. Pero como el dinero se le iba agotando, regresó a la escena tres años después, para una nueva gira de despedida.
FINALMENTE, A LOS 67 años, entusiasmó al público de Nueva York y Los Angeles: era ya una leyenda viviente. En abril de 1975, a los 69 años, la diosa de ébano, la reina del music-hall, la humilde hija de una lavandera, muere de un derrame cerebral.
TENGO UNA DUDA muy grande: recuerdo que cuando
niño mis padres me llevaron al antiguo teatro Margo, hoy teatro
Blanquita, a ver a Josephine Baker. No creo haberlo soñado, así
que si alguno de los lectores recuerda si Josephine Baker se presentó
en esta ciudad, agradeceré la información. A descansar, que
hoy es domingo.
(1) Almanaque de lo Insólito,
I. Wallace/Grijalbo (1978)