DOMINGO Ť 22 Ť JULIO Ť 2001
MAR DE HISTORIAS
La letra escarlata
CRISTINA PACHECO
-Júrame que no le contaste nada a nadie-. Estela clava la mirada en los ojos de su hermana Luisa: -ƑNi a mi cuñado?
-No. Te lo juro.
-Me daría tanta vergüenza que supiera...- Estela se revuelve el cabello: -Imagínate, a estas alturas de mi vida...
-ƑSegura?
-šPor Dios Santo! ƑCrees que estoy así por gusto? No duermo, no como, no puedo concentrarme en nada.
-Tienes que sobreponerte, porque si no, te vas a enfermar.
-Quiero morirme.
-No digas eso. Piensa en tus hijos.
-Mis hijos...- Estela suspira: -No cuento con ellos para nada. Los veo en la mañana cuando salen y en la noche cuando regresan. Si no tienen tiempo para contarme sus cosas, menos para oír mis problemas.
-ƑSe los dirías?
-No lo sé. Aunque tarde o temprano se enterarán.
-ƑQué piensas hacer?
-Separarme-. Estela asume una actitud estoica: -Tal vez no podré resistirlo, pero creo que será lo mejor.
-Piénsalo bien. No vayas a cometer una tontería de la que luego te arrepientas. Carlos y tú llevan muchos años de casados, por algo será.
-Porque he tenido paciencia y lo he soportado todo, empezando por sus malditos viajes. Allí fue donde me equivoqué. Desde la primera vez que se fue debí decirle: "Te acompaño. Estamos casados. No tengo por qué vivir tanto tiempo sola."
-ƑY por qué no se lo dijiste?
-Primero porque mis hijos estaban chicos, después porque eran adolescentes y ahora porque quiero disfrutarlos un poquito antes que se me vayan-. Estela desvía la mirada: -Fui una estúpida. Te juro que jamás me pasó por la cabeza que Carlos, mi adorable marido, pudiera traicionarme.
-Lo dices como si te constara.
-šMe consta! Desde que regresó de San Diego se la ha pasado hablando por teléfono para allá.
-Si fuera como tú crees, hablaría de la oficina para que no te dieras cuenta.
-No lo defiendas, por favor, porque eso si no puedo soportarlo-. En los ojos de Luisa brilla una luz maligna: -ƑSabes por qué llama a la tipa desde la casa? Porque ya no me respeta. Quiere hartarme para que sea yo quien tome la iniciativa de la separación. No quería darle gusto, pero ahora...
-A ver, un momentito, vamos por partes. Cuando llegó el recibo del teléfono, Ƒse lo enseñaste?- Luisa ve asentir a su hermana: -ƑNegó haber hecho las llamadas?
-No. Sólo me dijo que una colombiana colega suya, Becky, tenía un problema familiar y él necesitaba saber cómo se iba solucionando.
-Candil de la calle...
-šExacto! Buenísimo para arreglar los problemas de otras. ƑY los míos qué? Contéstame, no te me quedes viendo así. ƑCrees que estoy loca, verdad?
-No. Estás a punto de tomar una decisión muy difícil y antes quiero que la pienses bien-. Luisa mira el techo: -ƑCuántas llamadas ha hecho Carlos a San Diego?
-Nada más el mes pasado, cuatro y larguitas-. Estela enciende un cigarro.
-No sé qué decirte, pero me gustaría que estuvieras equivocada.
-A mí también, pero no lo estoy-. Estela se levanta y se dirige a la mesa donde está su bolsa. -Tengo pruebas: una carta.
-ƑCómo la conseguiste?- Luisa mira fascinada el sobre rotulado con tinta roja que enarbola su hermana.
-Se la robé-. Estela baja la cabeza: -Imagínate: me he convertido en un personaje de telenovela.
-ƑQué dice la carta?
-No lo sé. No me atreví a leerla a solas. Necesitaba estar contigo para que me dieras valor. ƑMe comprendes?
-Desde luego. Tenemos que saber lo que se dicen Carlos y Becky en esa carta. Léela.
-Imposible. Temo enterarme de algo que ya no pueda perdonarle a Carlos-. Estela mira el sobre: -ƑNo crees que sería mejor romperla?
-ƑY quedarte con la duda para siempre? šNo! Imagínate lo que sería seguir el resto de tu vida con un hombre al que le has perdido la confianza. Además, Carlos no dejará de ir a San Diego y cada vez que vaya pensarás que Becky está con él. ƑSoportarías ese infierno? šContéstame!
-No, claro que no.
-Entonces lee la carta o deja que yo lo haga-. Luisa extiende la mano y espera hasta que al fin su hermana le entrega el sobre. -Tinta roja. šQué cursi!
-El color de la pasión -suspira Estela. -ƑCómo serán las cartas de mi esposo para Becky? Cuando está en San Diego nunca me escribe. ƑTe das cuenta de cómo la prefiere?
-Voy a leer-. Luisa abre el sobre y saca el pliego doblado con mucha delicadeza, como si se tratara de un explosivo: -"Mi amor lindo: ƑCómo me le va?- Luisa mira de reojo a su hermana.
-No sigas. Con eso es suficiente-. Estela se endereza y gimiendo repite la frase que acaba de escuchar. -Más claro...
-Espérate, déjame seguir. Si ya empezamos... "Son las once de la noche, pero no pude frenar el deseo de escribirle. Así que tomé lo primero que encontré, el bolígrafo con el que corrijo mis informes, y me senté frente al papel. ƑCon quién mejor que con usted puedo compartir la felicidad que me embarga? No olvido que en los momentos difíciles su constancia y su ternura fueron un bálsamo para mi corazón atormentado..."
-Dame esa porquería-. Estela se apropia del papel y lo arrisca. Luisa forcejea para recuperarlo.
-No vayas a romperla, necesitarás una prueba cuando tramites el divorcio-. Luisa espera hasta que oye a Estela respirar con normalidad y continúa la lectura: "...para mi corazón atormentado. Tengo tanto gusto, mi amor, que no sé por dónde empezar; pero como usted dice, lo haré por el principio. Nélida está fuera de peligro. Después de un parto muy prolongado y difícil me dio una nietecita primorosa. Usted no sabe la emoción que sentí cuando me la pusieron entre los brazos. No pude contenerme y lloré. Por cierto, Nélida me pidió que le agradeciera mucho sus llamadas telefónicas. En cuanto esté bien lo hará personalmente. Lo que es la juventud: todavía no sale del hospital y ya está haciendo planes para que viajemos a Colombia. Está ansiosa de que los suegros conozcan a su nieta. Se llamará Zamira. Dicen que se parece a mí. A esa niña le deseo lo mejor, entre otras cosas que cuando sea grande tenga la fortuna que yo he tenido: conocer a alguien como usted, con quien pueda compartir sus penas y también la dicha de ser abuela."
-ƑEs todo? -murmura Estela.
-No. Hay una posdata: "Carlos, mi amor: Prometo enviarle la primera fotografía que le tomemos a Zamira para que me diga si usted cree que realmente se parece a mí. A cambio le pido que cuando usted viva la alegría de ser abuelo haga lo mismo. Espero comprobar que el bebé heredó la forma de su frente o su sonrisa. Cuídese mucho y reciba el cariño de su vieja amiga: Becky."