DOMINGO Ť 22 Ť JULIO Ť 2001

Ť Urge flexibilizar posturas, afirma el catedrático

La confrontación en materia indígena alienta la violencia: Ignacio Marbán

ANDREA BECERRIL

La confrontación provocada por la reforma indígena ha abonado el camino a la violencia, y por ello es urgente que se flexibilicen posturas y se reinicie la discusión en torno a los tres puntos más cuestionados de esa ley, advirtió el profesor de la División de Estudios Políticos del CIDE, Ignacio Marbán Laborde.

"Todos sabemos los niveles de violencia que hay desde hace tres décadas en aquellos estados como Chiapas,Oaxaca, Guerrero y otros donde se rechazó la reforma indígena", insistió.

En entrevista, Marbán Laborde -uno de los académicos invitados por la Cocopa para expresar sus puntos de vista en torno a la coyontura actual por la que atraviesa el conflicto, a partir de la discutida aprobación de la reforma indígena- comentó que el resultado del proceso legislativo es que se profundizaron y se expandieron las divisiones y la gran interrogante ahora es "si somos o no capaces de reconstituir a la nación".

Recordó otras modificaciones constitucionales que provocaron también fuertes controversias, como la restauración del Senado, entre 1867 y 1847, entre la resistencia de los estados más poblados del país y del propio Congreso, o la federalización de la educación en 1921, cuando José Vasconcelos debió ir personalmente a cada uno de los congresos locales en busca de la aprobación.

El catedrático hizo notar que a lo largo de la historia se ha negado la personalidad jurídica de las comunidades indígenas y en la coyuntura actual en que se llevó a cabo la reforma constitucional el punto se debatió nuevamente, y la incorporación política de una minoría pasó por las reglas de la mayoría.

Incluso, agregó, los verdaderos alcances de la reforma aprobada por el Congreso de la Unión y la esencia del problema político que hacen irreconciliables las dos posturas los definió el coordinador de la bancada del PRI en el Congreso de Guanajuato, Francisco Arroyo, durante la discusión de esa enmienda constitucional. "El dijo que esa reforma era la única jurídicamente viable desde la perspectiva de no cambiar las estructura del Estado mexicano".

Es decir, precisó, "hay ahí un problema de cómo concebir a la nación y hay que resolverlo si no queremos que la violencia crezca". Resaltó luego que, en ese sentido, ni la "ley reglamentaria, ni las modificaciones las constituciones locales a partir de la reforma federal van a resolver el conflicto actual, porque no pueden superar los límites impuestos a la solución del conflicto étnico, a partir de los puntos más debatidos, como son el reconocimiento pleno de la autonomía, el asunto de sus territorios y la posibilidad de formar cogobiernos".

Sobre la posibilidad de que prosperen recursos judiciales como las controversias constitucionales que preparan los congresos de Oaxaca y Chiapas, respondió que "todo parece indicar que sí hay materia para ellos".

En cuanto a la forma en que se votó en los estados donde fue aprobada la reforma, Marván Laborde precisó que a quien corresponde definir con qué mayoría -simple o calificada- y bajo qué procedimientos debe aprobarse o rechazarse una reforma constitucional es a la propia Carta Magna y las leyes de los estados.

No es una historia concluída, resaltó el profesor e investigador del CIDE. Incluso, a su juicio, la cuestión del posible veto presidencial a la llamada ley indígena, no está cerrada del todo.

"La cuestión del veto presidencial está abierta. Puede haber opiniones en uno u otro sentido y la Suprema Corte es la que tendría que definir al respecto, pues aunque desde mi punto de vista la Constitución no da margen para ello, tampoco es tajante en prohibirlo".

Para vetarla, Fox tendría un argumento esencial: "es una reforma que divide políticamente a la nación y promulgarla también va a provocar división, por lo que estamos ante un problema mayor.