sabado Ť 21 Ť julio Ť 2001

Ana María Aragonés

Detrás de los indocumentados

George W. Bush plantea otorgar una "amnistía" a los cerca de 3 millones de trabajadores indocumentados. Según el Washington Post, lo que está detrás es cosechar los votos hispanos para las próximas elecciones, pues si no se hace nada para mejorar el margen de votación entre los hispanos se perderán las elecciones del 2004. Bernd Schwieren señala que los republicanos han ido perdiendo el voto hispano, y esto fue muy claro después de la Propuesta 187 del gobernador de California, que cortaba algunos beneficios a los migrantes indocumentados. El promedio del voto hispano para los candidatos republicanos cayó de 30.7 por ciento entre 1988 y 1994 a 22.8 entre 1996 y 2000. Lo que algunos analistas afirman es que si bien no se garantiza un incremento del apoyo hispano, por lo menos se lograría disipar la imagen antiinmigrante del Partido Republicano.

Por su parte, Vicente Fox propone regularizar el estatus de los trabajadores que están viviendo en Estados Unidos; aumento del número de visas concedidas a mexicanos; facilidades para la obtención de visas de trabajo, esfuerzos conjuntos para combatir el tráfico ilegal de personas y la promoción del crecimiento económico en las regiones de México que generan los mayores flujos de migrantes. No sería descabellado pensar que detrás de esta propuesta hay también un objetivo político, que es el de sensibilizar a aquellos mexicanoestadunidenses que se han manifestado favorables al Partido de la Revolución Democrática, pues no hay duda de que su voto puede ser decisivo para mantener al PAN en el gobierno.

Sin embargo, bienvenido sea poner en la mesa de discusión la posibilidad de "legalizar, amnistiar o regularizar" a los trabajadores indocumentados. Se trata de un hecho de enorme importancia que debe ser apoyado y seguido de cerca. El problema es que las propuestas derivadas de intereses políticos esconden los fenómenos económicos, que son los que finalmente siguen presionando el mercado de trabajo de ambos lados y dan lugar a que el trabajador indocumentado se reproduzca: por parte de Estados Unidos, una agricultura de trabajo intensiva (tabaco, vegetales, frutas, nueces, fresas, horticultura y bienes de invernadero) y las industrias de procesamiento de pollo (de las que he hablado en otras colaboraciones); y por el lado mexicano, una política neoliberal que ha desmantelado al sector agrícola dejando "sin alternativas de vida a casi 15 millones de campesinos" (La Jornada, 18 de julio).

Entre 1988 y 1998 el sector agrícola de Estados Unidos redujo de manera sustancial las condiciones de vida y de trabajo, lo que hizo que muchos trabajadores documentados empezaran a abandonar el sector y fueran remplazados por migrantes indocumentados casi exclusivamente de México. La demanda global de los productos agrícolas estadunidenses y la ganancia continúan creciendo, pero los ingresos de los trabajadores agrícolas han decrecido en los últimos diez años y el ingreso por hora en términos reales en 1998 cayó de 6.89 a 6.18. Lo que significa que el sector se beneficia del incremento en el acceso a los mercados globales, pero los trabajadores del campo no están compartiendo los beneficios de la expansión económica. Con esto queda claro que no es el trabajador indocumentado el que propicia estas terribles condiciones, como muchos quieren suponer, sino el propio sector que para mantener su liderazgo busca y recrea al indocumentado.

Si Estados Unidos tiene todas las facilidades para encontrar a este trabajador es porque el mercado de trabajo mexicano está en concordancia con sus requerimientos, ya que, como señala Blanca Rubio, el campesinado ha dejado de ser funcional en México, porque el mercado no lo requiere. Y con la puesta en marcha del TLCAN, simplemente se concretó la integración de los mercados y con ello la subordinación de sectores y personas a las necesidades de Estados Unidos. Y esto es lo que tiene que cambiar radicalmente, si se quiere abatir el fenómeno de los indocumentados. Pero de esto el presidente Fox no habla.

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