VIERNES Ť 20 Ť JULIO Ť 2001
DONDE COMER
Ť Salvador Castro
COMER SIN PRISA, dar prioridad a platillos e ingredientes locales, frescos, del mercado, y utilizar comestibles libres de sustancias tóxicas, es la filosofía del slow food, creado hace 15 años, para minimizar la repercusión nefasta del modo de vida frenético, "al menos en la mesa y preservar las tradiciones gastronómicas", según afirma Carlo Petrini, su inventor. Pero la revista Newsweek saltó a principios de este mes con una crítica que cuestiona los fines del movimiento "lento", debido a su oposición a la cultura y modo de vida estadunidense, representado por la fast food.
ESTE AÑO FUE convocado por segunda ocasión el Premio Slow Food para la Defensa de la Biodiversidad con el objetivo de individualizar y valorizar la investigación, producción y comercialización, divulgación o catalogación que se realiza en defensa de la biodiversidad en el ámbito agroalimentario. La premiación será el 13 de octubre en Oporto, Portugal. México fue galardonado el año pasado con los proyectos de Manuel Raúl Antonio con su rescate de la vainilla, y del semifinalista Arturo Chacón Torres con el pescado blanco de Pátzcuaro.
EL MOVIMIENTO DEL slow food nació en Italia en 1986 y logró su internacionalización en París, en 1989, como respuesta a la globalización y los prejuicios de la fast food. Actualmente, la sede de la organización se encuentra en Piamonte, Italia, con representaciones en Suiza, Alemania, y en Nueva York, Estados Unidos. Cuenta con 66 mil miembros en 45 países, donde se convive, se valora y expresa el movimiento.
PERO, VISTO DESDE América Latina, en particular desde México, el comer lento parece una reivindicación para redimir el costo de la industrialización de las grandes potencias, con el ojo puesto en los países en vías de desarrollo con una conciencia de autoflagelación, ahora al rescate de la sobrevivencia de lo natural, artesanal, autóctono, regional, propio de las economías más pobres del mundo.
AL PRINCIPIO, LAS acciones del comer lento estuvieron sustentadas en contra del crecimiento de Mc Donald's en Roma, pero más tarde definió su misión como "la defensa del derecho al placer". El presidente internacional de Slow Food visitará México el 25 de julio, cuando sabremos más de sus ideas, pero por lo pronto ha dicho que el movimiento "debe poner más sus ojos en los países en desarrollo".
LAS ACTIVIDADES DEL movimiento van desde la publicación de libros, guías de restaurantes y folletos que fomentan acciones concretas para la preservación de la biodiversidad agroalimentaria, hasta la fundación de ciudades lentas, que gracias al apoyo de los gobiernos locales han implantado políticas para conservar las características urbanas, dando prioridad a la restauración de inmuebles, el reciclado de agua, el mejoramientos de la calidad del entorno, la producción de alimentos sin alteraciones genéticas, uso inapropiado de fertilizantes o insecticidas, el impulso del conocimiento de las raíces culturales y la hospitalidad, entre otras.
"LAS CIUDADES LENTAS son sólo un caso extremo de la reacción contra la cultura estadunidense de la prisa, que empieza a manifestarse en actitudes europeas sobre leyes y economías, incluso en sus más recientes tendencias de estilo de vida", escribe Rana Foroohar en Newsweek. Actualmente 31 municipalidades italianas se han convertido en ciudades lentas y varias regiones del mundo lanzan manifiestos para advertir el cambio de calidad de vida posible que todos sospechamos.