VIERNES Ť 20 Ť JULIO Ť 2001
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
De vacas locas y autoridades
EL DOMINGO PASADO, al llegar a la Plaza México con la ilusión de ver algún milagro taurino, de esos que tanto añoramos los verdaderos devotos del dios Tauro y enemigos de Mercurio -nefasta divinidad a la que en la plaza de Génova le espera una corrida asaz comprometedora- un villamelón entusiasta y colonizado, de esos que suponen que leer es asimilar, me embistió de largo para reclamarme que se me había pasado la mano "con el artículo sobre Huertita".
EL DIMINUTIVO EMPLEADO bastó para que ignorara su torpe reclamación pero no para desaprovechar el noble espacio de La Jornada y añadir algunos datos que en la nota del sábado 14 se quedaron en el tintero.
ASI, POR EJEMPLO, como matador de toros el maestro Joselito Huerta actuó en España 112 veces en cuatro temporadas, y en la Plaza México 42 tardes, cortando 36 orejas y ocho rabos, récord que no ha sido superado por nadie, pues si bien Manolo Martínez tiene en su haber 80 orejas y diez rabos, dichos premios fueron obtenidos en 91 actuaciones, más del doble de las que tuvo José. Asimismo, en las 68 corridas que lidió con el regiomontano, Joselito obtuvo 89 orejas y diez rabos, contra 71 y nueve de su voluntarioso alternante.
EN EL TOREO de Cuatro Caminos, hoy convertido en ruinoso muladar, Huerta compareció 23 tardes, en las que recibió ocho orejas y dos rabos, así como la gravísima cornada penetrante de vientre que le infirió el toro Pablito de Reyes Huerta, cuando de rodillas iniciaba su faena en tablas, que casi le cuesta la vida. No, si los indios siempre le han movido el tapete a ciertos criollos, sea en toros, política o religión.
PERO OTRAS VACAS locas están a punto de armar un herradero en España, donde se ha anunciado un inminente paro de todos los sectores del espectáculo taurino para el próximo martes si antes el Ministerio de Sanidad y Consumo no levanta el decreto que impide la comercialización de la carne de los toros lidiados. Aunado a lo anterior, los empresarios se quejan de que además de dejar de ganar por la venta de la carne deberán pagar por el flete y la incineración de las reses.
Y SI BIEN en la historia de la tauromaquia moderna, unos trescientos años, los distintos sectores de la fiesta en España nunca habían mostrado tal unión, hay quienes afirman que la decisión unilateral -también allá se cuecen habas- del Ministerio de Sanidad obedece, más que a prevenciones sanitarias, a una sugerencia sutil por parte de la Comunidad Económica Europea para darle de una vez por todas la puntilla a tan premoderno, regionalista y bárbaro espectáculo, cuando todos debemos ponernos la divisa de la globalización, beneficie a quien beneficie.
Y POR SI alguien creía que las autoridades taurinas del DF -delegación Benito Juárez, jueces de plaza, inspectores, médicos veterinarios y demás celosos guardianes de la legalidad- estaban pintadas, en la novillada inaugural el inspector Eduardo Delgado, con una decisión envidiable, desde el callejón jaló por las hombreras al banderillero Rafael Romero, quien a punto estuvo de ser cogido por el quinto novillo. No, si de que hay autoridad, hay, pero como buena taurina prefiere quedarse quieta.