VIERNES Ť 20 Ť JULIO Ť 2001
Ť Leonardo García Tsao
Recuerdos del olvido
El recuerdo ha sido, con frecuencia, un elemento esencial del cine negro. No en balde gran número de ejemplos clásicos recurren al flashback para estructurar su relato. Amnesia lleva ese recurso a sus últimas consecuencias, fundamentando su premisa precisamente en la imprecisión de los recuerdos.
En su segundo largometraje (no se conoce aquí su ópera prima, Following, de 1994), el director y guionista inglés Christopher Nolan consigue esa rareza, un ejercicio en neo-noir que no se conforma con obedecer los cánones genéricos sino los utiliza para trascenderlos. Como tantos otros protagonistas acosados y vulnerables del género, Leonard Shelby (Guy Pearce) está afligido por una grave limitación. Un golpe en la cabeza le ha provocado un padecimiento llamado pérdida de memoria a corto plazo: sólo recuerda su vida previa al incidente. Desde entonces todo lo ocurrido en su vida se ha esfumado de su mente; tomar fotografías instantáneas y anotar datos en ellas es su único recurso para no sentirse totalmente perdido. Pero Shelby tiene una misión en la vida: matar al responsable de haber violado y asesinado a su esposa, el último hecho que registró antes de sufrir el golpe. Para eso se hace notas permanentes en el cuerpo, tatuajes de pistas que ha conseguido sobre la identidad del agresor.
Lo más llamativo de Amnesia es su forma narrativa. La película se inicia con el acercamiento de una foto Polaroid cuya imagen se desvanece; a continuación un asesinato es visto con la acción invertida, en cámara lenta. Nolan resume toda su estrategia en esos primeros momentos pues la historia se cuenta al revés, de atrás para adelante. El comienzo de Amnesia es el final, y el cineasta cumple el difícil reto de involucrarnos en un misterio que se vuelve cada vez más complejo y ambiguo en su desarrollo retrospectivo. Si no utiliza su memoria, el espectador quedará tan confundido como Shelby.
Sin embargo, no se trata de intentar una novedad por el simple hecho de ser novedosa. La narración invertida cumple como una manera de introducirnos en la torturada mente del protagonista, de establecer un punto de vista subjetivo al que es tan afecto el cine negro. Así como Shelby parte de su recuerdo más reciente para tratar de reconstruir un pasado borroso en un literal juego de rompecabezas, uno debe ir deduciendo la información proporcionada en secuencias que se traslapan con escenas repetidas, cuyo sentido cambia con cada nuevo contexto.
La paranoia habitual del género es aquí por partida doble. Shelby desconfía de personajes tan sospechosos como el policía encubierto Teddy (Joe Pantoliano) o la mesera Natalie (Carrie-Ann Moss). Y al mismo tiempo no puede confiar en su recuerdo de ellos. Con notable habilidad, Nolan ha construido un laberinto de falsas apariencias cuya salida no ofrece una resolución, sino una sensación inquietante de que la incógnita de Shelby es interminable.
Como en las mejores películas noir, el misterio de Amnesia adquiere una resonancia existencial. El dilema de Shelby es finalmente de identidad, pues plantea qué tanto depende una persona de su memoria para saber quién es. Y qué tanto se confía en los recuerdos -es decir, los objetos nostálgicos- para fetichizar un pasado posiblemente fantaseado. Esas preguntas lo acompañan a uno tiempo después de concluida la proyección y hacen de la película una experiencia... memorable, pues.
AMNESIA
(Memento)
D: Christopher Nolan/ G: Christopher Nolan, basado en un cuento de Jonathan Nolan/ F. en C: Wally Pfister/ M: David Julyan/ Ed: Dody Dorn/ I: Guy Pearce, Carrie-Ann Moss, Joe Pantoliano, Mark Boone Junior, Stephen Tobolowsky/ P: Team Todd Production. EU, 2000.