VIERNES Ť 20 Ť JULIO Ť 2001

Ť La artista polaca exhibe dos conjuntos en MUCA Roma

Ajustarse al espacio de la escultura, propone Klyszcz

Ť Responsabilizarse de la sociedad, actitud romántica del creador Ť El encierro en el cuerpo y la mente, temas de su obra, define

MERRY MAC MASTERS

Jolanta Klyszcz, artista polaca radicada en México desde hace 11 años, explica el principio que motivó su par de grupos escultóricos, instalados en la Galería Universitaria MUCA Roma: "La escultura grande nos presta su espacio; no al revés, que ponemos una escultura en un espacio que es nuestro. Aquí no, nos integramos en el espacio que ellas dominan. De este modo la presencia de la escultura es más insistente. Hay que ajustarnos a su presencia; esto es en cualquier escultura, no sólo en la mía".

Un alud de preguntas metafísicas se desprenden de las piezas de Klyszcz. Quienes dicen que la filosofía ya no existe es porque pensaban que podía resumir todo el conocimiento sobre el mundo. La entrevistada, sin embargo, piensa que siempre se cultivarán preguntas respecto de quiénes somos, nuestra presencia en el mundo, y las cosas que nos circundan; "qué es lo que es".

Klyszcz capta de manera especial el sentido romántico polaco, comentó en su reciente visita a México el también escultor Grzegorz Kowalski, quien asistía al profesor Jerzy Jarnuszkiewicz cuando Klyszcz era estudiante de la Academia de Bellas Artes de Varsovia.

Para la entrevistada esta actitud romántica consiste en "colocarse dentro de la sociedad y responsabilizarse de ella". Dice: "En la obra tratamos de abordar temas grandes y básicos, y conmover directamente las emociones del espectador, no mediante fórmulas mágicas e intelectuales. Creo que esto es otra característica de esto que junto con Kowalski podemos llamar romanticismo en el arte, que sobresale de cierta tradición polaca que en su mayoría fue creada fuera del país por inmigrantes. Quizá por esto se pueden encontrar referencias en mis esculturas, sin que esté consciente de ello".

Los dos grupos escultóricos exhibidos hasta el 13 de agosto se titulan Señor, sabemos lo que somos pero no lo que podemos hacer (1997) -una cita de Hamlet- y Still Life (2000).

La primera consta de ocho figuras femeninas idénticas que, divididas a la mitad, flanquean las paredes que conducen al segundo cuarto donde yacen las trece formas de Still Life, a la manera de "recién nacidos envueltos en ropas fúnebres", que en un extremo se levantan sobre el muro.

Aquí el problema es del cuerpo. La cara que se repite en Señor... es de Iza, hermana de Jolanta, que sufre de esclerosis múltiple. Su vestimenta roja es un "llamado desesperado de alguien encerrado en sí mismo". Aunque la misma figura se repite ocho veces, lo hace "sin ver, sin oír, sin hablar, sin mover una sola mano". A pesar de lo estático, "sientes que viven hace adentro sin comunicarse con el exterior".

Still Life versa sobre cómo hoy día el cuerpo es tratado como un aparato manejado por nuestro cerebro: "Hemos cambiado nuestro cuerpo en una especie de aparato perfeccionable mediante la cibernética. Este tipo de actitud se forma especialmente en jóvenes que ven caricaturas". Las trece esculturas pretenden comunicarse con el espectador con la mirada. "Abren la boca y vemos que emiten algún sonido, mientras que los cuerpos, sin manos ni piernas, están sellados en unos sacos, como si fueran capullos, aunque la cara es de una persona madura.''