VIERNES Ť 20 Ť JULIO Ť 2001

Ť Hoy, en La Capilla, el dramaturgo se reunirá con el público de El camino de los pasos perdidos

La cultura de Quebec, una industria de exportación, dice Michel Bouchard

Ť Los sectores mexicanos poseen gran sensualidad por su intenso trabajo físico, señala

CESAR GÜEMES

Michel Marc Bouchard, dramaturgo quebequense del quien se han montado en México ya cuatro obras, se encuentra en este país con el propósito fundamental de encontrarse con su público. La propuesta del escritor canadiense acompaña al proyecto que ha iniciado aquí Boris Schoeman, titulado La Capilla-Teatro Contemporáneo. De esta suerte, Bouchard mantendrá hoy un encuentro con los espectadores de El camino de los pasos perdidos, a las 17 horas en el teatro La Capilla, y luego de un brindis de cortesía se representará la obra, en la cual analiza la existencia de tres hermanos colocados en una situación límite. La mecánica se repetirá el próximo martes con Los endebles, también de su autoría.

bouchard_michel_a5w-No es usual en México que un autor busque hablar con su público. ¿Qué te motiva a viajar desde Canadá para encontrarte con los espectadores mexicanos?

-Es fascinante ver mi trabajo a través de otra cultura, por eso viajo a distintos países donde se montan mis obras tanto como es posible. Es una labor que busco y propicio. En el caso de México encuentro grandes paralelismos entre lo que pasa en mis obras y lo que ocurre en este país. Por ejemplo, se ha representado Los endebles, donde el tema central es la intolerancia religiosa a principios del siglo pasado en Quebec, y eso rebasa con facilidad las fronteras primero del espacio y enseguida del tiempo. Y desde luego me interesa ver cómo montan mi trabajo, cómo lo interpretan, sin dejar de lado la cortesía de visitar un sitio en el que mis obras son vistas.

-En El camino de los pasos peligrosos propones el análisis de la vida entre hermanos colocados en una situación límite. ¿Habrá contactos entre esa forma de entender las relaciones familiares en Quebec con las que ocurren en México?

-Es muy posible, y para decirlo me baso en que cuatro de mis obras se han montado aquí, de modo que habrá algún fuerte eco que resuena entre Quebec y México. Probablemente influya, en particular en esta obra, el sistema matriarcal que esté vigente en ambos países. Luego, observo una diferencia que ocurre aquí en relación con otros sitios: ustedes cuentan con actores que son capaces de someterse a un intenso trabajo físico, que los dota de una gran dosis de sensualidad. Eso no lo he visto en Francia ni en Estados Unidos, y casi me atrevería a decir que ni siquiera en Quebec.

-De un tiempo a esta parte tu producción es muy alta. Además de la buena acogida por parte del público, ¿atribuyes el hecho meramente a la disciplina?

-Lo que más me ayuda es el recibimiento del público; me doy cuenta del respeto y del entusiasmo que producen mis obras. Claro, si un autor de teatro ve que sus propuestas no funcionan, bien podría retirarse al tercer intento. Aun con todo el apoyo el oficio es difícil, pero es sencillo darse cuenta cuando las cosas no marchan. La disciplina, por su lado, llega después.

-¿Cuál es tu situación en la política cultural de Canadá?

-Todos podemos decir que el apoyo no es suficiente, en cualquier país. Sin embargo, en Quebec, en comparación con el resto del país o de Estados Unidos, el apoyo viene tanto del Estado como del público. A eso hay que sumar la postura política de Quebec, una nación en un país que busca reivindicarse mediante la cultura y el idioma. Así que cuando hay una obra de teatro nueva, los medios de comunicación están muy pendientes del asunto. Eso es apoyo, directo y concreto.

Apunta Boris Schoeman: "Así es, lo que ha reivindicado a Quebec desde los años sesenta es la canción y el teatro".

Continúa Bouchard: "Y eso es porque se requiere afirmar la identidad. Seguimos siendo orgullosos de pertenecer a esa isla francófona".

-De modo que han saltado la barrera ideológica que plantea el mundo de habla inglesa en América.

-Absolutamente. Hay una gran actividad política de Quebec hacia el exterior, en la cual se encuentra la difusión cultural. Hemos establecido ya puentes con buena cantidad de países europeos y africanos. Exportamos mucho más de lo que importamos bienes culturales. De hecho la cultura en Quebec es un negocio en sí; la compañías teatrales hacen giras todo el año en muy diversos puntos del mundo. Eso sin contar la sociedad de autores que fomenta y difunde el teatro quebequense en los sitios más diversos.

Schoeman, quien se ha involucrado fuertemente en este ir y venir de bienes teatrales, señala: "Desde hace algunos años existe un vínculo más estrecho con México, que permite que algunos de nosotros vayamos a Canadá a traducir obras mexicanas contemporáneas, con lo cual ya no sólo exportan su trabajo, sino que reciben esta parte de nuestra labor. Luego, desde que los quebequenses se reivindican como los latinos del norte, se crea una liga mucho más rápida y sencilla de transitar con Latinoamérica que con Estados Unidos".

-Si dividimos tu amplio trabajo en ciclos, ¿en cuál dirías que te encuentras ahora?

-Bueno, hay mucha gente que me señala en qué ciclo estoy.

-Puedes desmentirla ahora.

-No es preciso. Lo cierto es que acabo de salir de uno bastante oscuro, sobre la muerte y los plazos ineludibles. El camino de los pasos peligrosos fue precisamente la primera de este ciclo, otra que cae en el mismo es Bajo la mirada de las moscas y la última es sobre la edad. Lo que quiero ahora es regresar a una etapa más romántica, si cabe la expresión, algo más cercano a Los endebles. Después de quince años mi deseo es repensar mi punto de vista sobre el amor y la existencia compartida.