JUEVES Ť 19 Ť JULIO Ť 2001

Ť Autor de Favor de no disparar contra el pianista, libro acerca del compositor

Cada lector deberá convertirse en biógrafo de Silvestre Revueltas, opina Luis Jaime Cortez

Ť Su música debe ser fantástica, de lo contrario el estereotipo se vendría abajo, expresa

ANGEL VARGAS

El músico e historiador Luis Jaime Cortez decidió acercarse a Silvestre Revueltas no con el ánimo de derrumbar su leyenda, sino de ahondar en los aspectos luminosos y oscuros de su existencia para hacerla más nítida ante los ojos de los demás.

Porque del genio atormentado se ha dicho todo pero no hay que creer nada: ''En el imaginario colectivo, los adjetivos y las bondades se confunden en una extraña mezcla que cubre su figura con ciertas aureolas y no pocas nieblas.

''Si era una artista incomprendido, un músico explotado, un borracho parrandero y jugador, una víctima de la vida y sus males, entonces Silvestre Revueltas ha de ser bueno; y su música, por más que pocos la escuchen y mucho menos la entiendan, tiene que ser fantástica. De lo contrario el estereotipo y sus mecánicas adhesiones se vendrían abajo."

Fue así como Cortez emprendió un ''vagabundeo" por bibliotecas y archivos, así como un sinfín de entrevistas, para recabar varias voces que rememoraran y describieran cómo fue y qué hizo en vida el autor de Janitzio y Sensemayá.

Y tras diez años de trabajo logró concretar su información en un libro que en primera instancia fue pensado sólo como biografía pero con el paso del tiempo y ante la complejidad del personaje terminó como ''un cruce de caminos entre la novela y el ensayo, la biografía y el análisis musical".

Esa es la historia de Favor de no disparar sobre el pianista, libro publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en su colección Ríos y raíces, presentado la noche del martes en la sala Ponce del Palacio de Bellas Artes por Eugenia Revueltas, hija del compositor; Teresa del Conde, Evodio Escalante, Eusebio Ruvalcaba y el autor.

En el volumen, según los presentadores,revueltas el también rector del Conservatorio de las Rosas refleja una profunda emotividad y afectividad literarias, así como un gran conocimiento historiográfico.

Su estilo y lenguaje, consideraron, son desenfadados y bien logrados muy a la Juan Rulfo, donde hasta los muertos hablan y ello posibilita una cercanía natural entre Revueltas y el lector: ''No se siente como un personaje de una tonelada y media que nos aplasta, sino como un ave que despliega las alas y remonta el vuelo".

El libro incluye información verídica, no obstante que el autor la presenta como una mezcla de testimonios de personajes reales y ficticios y reproducciones de fragmentos de correspondencia del compositor duranguense. Esta estructura, a decir de Cortez, fue deliberadamente concebida ''para que cada lector sea quien tenga que confirmar las distintas voces y se convierta en el biógrafo de Revueltas".

La rivalidad con Carlos Chávez, un mito

Para Eugenia Revueltas, ''Luis Jaime crea un universo de voces, una polifonía musical y también en el sentido de que varias conciencias hablan y van dando sus verdades. Ni en la historia ni en literatura se puede tomar la verdad absoluta, siempre es un acercamiento, una mera posibilidad".

Entre los diversos asuntos que se dirimen en Favor de no disparar sobre el pianista está el mito sobre la supuesta rivalidad entre Revueltas y Carlos Chávez:

''Nunca fueron enemigos, como dice la gente", según el testimonio de Angela Acevedo. ''Era curioso estar en sus conciertos, en los cuales Carlos dirigía una obra, y enseguida Silvestre, y luego Carlos otra vez y así. (Diego) Rivera llegaba, andando así como era él, y todos sus amigos se sentaban del lado de la sala que él elegía. Chávez Morado se sentaba en el otro extremo, también con su grupo respectivo. Así que, según quién dirigía, o de quién era la obra, se oían los aplausos de un lado de la sala o del otro. Pocas veces hubo aplausos unánimes. Eso ocurrió con Janitzio."

Más: "Y es que era tonto que estuvieran peleados, siendo que fueron ellos los que empezaron a dar a conocer la música moderna, que resultó una cosa tremenda. La gente los abucheaba, y entre más escándalo hacía, ellos más felices estaban. Yo no vi los disgustos entre Silvestre y Carlos, simplemente noté que se fueron alejando".