JUEVES Ť 19 Ť JULIO Ť 2001
Ť Putin no responde, por ahora, al plan antimisiles de EU
Rusia reaccionará ante cualquier amenaza a la estabilidad mundial
Ť La OTAN ya no tiene razón de ser, sostiene el mandatario
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 18 de julio. Frente a la determinación de Estados Unidos de crear un escudo antimisiles, que implicaría romper el equilibrio establecido por el único limitante en la materia, el Tratado ABM vigente desde 1972, Rusia y China no planean por ahora una respuesta conjunta, pero "en teoría, es posible", dado que cualquier país es libre de actuar como más convenga a sus intereses.
Así lo afirmó este miércoles el presidente ruso, Vladimir Putin, al reunir en el Kremlin a más de 500 periodistas locales y corresponsales extranjeros, en la primera conferencia de prensa que, con estas masivas características, ofrece aquí desde que conduce los destinos de este país.
Putin aseguró que Rusia, hoy por hoy, cuenta con suficientes fuerzas y recursos para reaccionar ante cualquier alteración de la estabilidad estratégica internacional, sin precisar qué pasos en concreto daría en ese supuesto.
Entretanto, la violación del ABM por parte de Estados Unidos parece ya asunto decidido. Prácticamente a la misma hora en que Putin, distendido y sonriente, hablaba ante los periodistas, en Washington, el subsecretario estadunidense de Defensa, Paul Wolfowitz, reconoció ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado, que ya en febrero próximo, al realizar una nueva serie de pruebas de componentes del futuro sistema de defensa antimisiles, "se transgredirá parcialmente" el ABM.
El titular del Kremlin tampoco quiso especificar cuál sería la respuesta de Rusia a otra de sus preocupaciones más serias en materia de seguridad, la expansión hacia el este de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
"No consideramos a la OTAN una organización hostil y su existencia no es ninguna tragedia para nosotros, pero tampoco entendemos su razón de ser", dijo Putin y recordó que la alianza nació como antípoda del Pacto de Varsovia y de la hegemonía de la Unión Soviética en Europa del este, y ahora no existen ni lo uno ni lo otro.
Al mismo tiempo, prosiguió el mandatario ruso, "nos quieren hacer creer que la OTAN evoluciona hacia una organización política y yo me pregunto: ƑFue acaso una organización política la que bombardeó Yugoslavia? De ninguna manera. Fue una organización militar, y eso nos preocupa".
Para Putin, de existir buena voluntad, la solución más sencilla sería disolver la OTAN. Otra posibilidad -"no digo que queremos esto, simplemente lo menciono de manera hipotética", subrayó- es el ingreso de Rusia a la OTAN. Y, por último, la creación de una nueva organización que se encargara de velar por la seguridad en Europa e incluyera a Rusia como miembro de pleno derecho.
El presidente ruso señaló que, en la agenda internacional, no hay tarea más urgente que detener la violencia en Medio Oriente, y reiteró que su país está dispuesto a contribuir a un arreglo político en la convulsionada región.
Dentro de unos días, en la ciudad italiana de Génova, Putin analizará con sus colegas de los siete países más industrializados del mundo la situación en Medio Oriente y el polémico escudo antimisiles de Estados Unidos, entre muchos otros puntos de una amplia temática internacional, desde luego fuera de la agenda oficial de la reunión cumbre del G-8.
Para ello, Putin tiene programados encuentros en corto con cada uno de sus homólogos y, muy especialmente, con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, a quien definió como "un hombre muy preparado, franco y diría que hasta sentimental".
En el plano doméstico, pocas cosas nuevas dijo Putin, más allá de las frases de rigor sobre las bondades de su gestión, pero llamó la atención su reflexión de que la izquierda tiene futuro en Rusia, siempre y cuando los dirigentes del Partido Comunista sepan evolucionar hacia posiciones socialdemócratas.
"Si los dirigentes del PC empiezan a asumir como propios valores modernos y rechazan todo aquello que no funciona y que se ha desacreditado, ese partido tiene futuro. (...) Como un primer paso, en uno de nuestros encuentros hace poco, les sugerí restablecer la justicia histórica y devolver al partido su nombre original, el que le dio su fundador, Vladimir Lenin, Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia", reveló Putin.
Se mostró enemigo de enterrar el cadáver embalsamado de Lenin porque "una generación entera asocia con el nombre de Lenin su propia vida. Para ellos, y no son pocos, sacar a Lenin del mausoleo significaría que lucharon por ideales falsos, que se plantearon metas equivocadas y que toda su vida fue en vano".
No hubo preguntas espinosas y algunas incluso se prestaron para que el líder ruso hiciera gala de sentido del humor.
"Boris Berezovsky, Ƒquién es?", así empezó su respuesta al pedirle un periodista ruso su opinión sobre las recientes declaraciones del exiliado magnate, en el sentido de que "Putin no durará en el Kremlin más de un año". Añadió que conoce desde hace mucho a Berezovsky, "un hombre hiperactivo, que siempre está designando a alguien o derrocándolo".
Putin subió el tono de voz sólo una vez, cuando fue interpelado por una corresponsal estadunidense que le reclamó, fuera de turno y sin micrófono, los excesos del ejército ruso en Chechenia. "šNo tengo la más mínima intención de cambiar la política en Chechenia!", casi gritó el presidente ruso y repitió lo que ha dicho hasta la saciedad sobre la "amenaza del terrorismo internacional".
Sobre la operación para reflotar el submarino nuclear Kursk, hundido en el mar de Barents hace casi un año, el presidente ruso mencionó tres razones para hacerlo: primero, porque lo prometió a los deudos y tiene que cumplir su palabra; segundo, por motivaciones de orden ecológico, dado que permanecen en el fondo del mar los reactores nucleares y 24 misiles; y por último, porque sólo así se podrá saber con exactitud cuál fue la causa de la tragedia.
Contra la hora de duración prevista, la conferencia de prensa, que también fue transmitida en directo por el canal de la televisión del Estado, se prolongó 30 minutos más, toda vez que el propio Putin solicitó que se le hicieran más preguntas después de que su secretario de prensa, Aleksei Gromov, había dado por concluida la reunión en tres ocasiones.