JUEVES Ť 19 Ť JULIO Ť 2001
Ť Continúa la llegada de jubilosos manifestantes
Temprano madrugó en Génova
Ť Interrumpen policías el sueño de los Monos Blancos
LUIS HERNANDEZ NAVARRO ENVIADO
Genova, 18 de julio. Temprano madrugó la jornada del día de hoy en Génova. A las seis de la mañana policías y carabineros entraron al estadio Carlini donde se hospedan los Monos Blancos. Una hora después la llamada zona roja de la ciudad quedó completamente cerrada y la circulación prohibida para el común de los mortales. A las diez, un grupo de activistas tomó el consulado de Suecia en el puerto. Y, a las 12:25 una nueva carta bomba, la primera de una serie de tres, estalló en un canal de televisión. Concluyó dudando entre la belicosidad y la fiesta.
Durante toda la tarde han comenzado a llegar a Génova trenes especiales llenos de manifestantes jubilosos, verdaderas parvadas de exhaustos ciclistas y un autobús de entusiastas ciudadanos del Estado Español. Del otro lado de la península arribaron dos barcos llenos de manifestantes griegos dispuestos a celebrar. A las siete de la noche comenzó un reventón, así como un espectáculo de ópera, danza y canto. Cerca de las ocho de la noche dio inicio una tocada en la playa con la participación de 99Pose -la versión italiana de Rage Against the Machine, Meganoidi y Manu Chao.
Tensión y más tensión
Unos 400 policías y carabineros acompañados de periodistas y abogados se presentaron en lo que funciona como cuartel general de los Monos Blancos: el estadio Carlini. Un altavoz levantó a quienes dormían allí. "Hermanos. Hay que despertarse. Con calma. Tienen que levantarse e ir a la entrada. Tenemos la visita de la policía. Con calma, hermanos", decía la voz del improvisado locutor.
Cinco agentes inspeccionaron el lugar durante media hora. No encontraron mucho: ordenados letreros de papel escritos en varios idiomas con reglas mínimas de sanidad y orden, escudos de plexiglas transparente copiados de algún episodio de la Guerra de las galaxias, pequeños espejos para deslumbrar a la policía, parecidos a los que fueron usados para recibir al Papa, y hombreras de color verde y amarillo, similares al uniforme de un jugador de futbol americano elaboradas con el mismo material que se usa en los colchones que protegen de la dureza y el frío del suelo a quienes practican yoga. Todos estos artefactos han sido producidos artesanalmente en talleres improvisados por los mismos desobedientes que marcharán viernes y sábado por las calles de la ciudad.
La zona roja de Génova quedó completamente sellada por piquetes de policía y carabineros con cara de no muy buenos amigos, mallas y barreras de hormigón. Nadie que no tenga un pase especial de la cumbre puede pasar. Quienes viven allí han sido animados a dejar la ciudad unos días. La mayoría de los comercios cerraron sus puertas. Para una ciudad que ha crecido a lo largo, y que está acotada a lo ancho por el mar y las montañas, el cierre del Centro Histórico es un dique que parte la traza urbana en dos y hace muy difícil los traslados.
A unos cuantos kilómetros de allí, activistas de varios países, en su mayoría nórdicos, tomaron el consulado de Suecia y lo convirtieron temporalmente en "campo de prisioneros solidarios". Con la acción buscan apoyar a las 28 personas que permanecen aún detenidas por participar en las protestas de Gutemburgo, en la que varios manifestantes fueron baleados por la policía. En el momento de la ocupación el edificio diplomático se encontraba vacío.
Casi dos horas y media después, pero en la ciudad de Milán, el canal de televisión Rete 4, propiedad del primer ministro Silvio Berlusconi, recibió una carta bomba, escondida en un pequeño sobre y acompañada por un video, dirigida a su director. El explosivo reventó en las manos de una empleada, quien sufrió pequeños daños en las manos.
No fue el único explosivo del día. Una bomba incendiaria dirigida a la controvertida empresa Benetton en la ciudad de Treviso fue interceptada antes de que llegara a su destino. En Bolonia, un explosivo hecho con una olla de presión de acuerdo a una receta que circula en Internet, fue detonado de manera preventiva por la policía. Se encontraba a escasos 30 metros del edificio del gobierno municipal.
Por si fuera poco, el alcalde de Génova recibió un macabro mensaje destinado al vocero del Genoa Social Forum (GSF): un sobre con dos proyectiles calibre .38 especial y la foto de Vittorio Agnoletto.
Los nuevos juglares
El gimnasio de la escuela Armando Díaz se ha convertido en un estudio artístico con olor a thíner. Unos 60 jóvenes, algunos con pequeñas máscaras, pintan mantas, manufacturan títeres, trabajan en esculturas rodantes sin mucha prisa. Hablan alemán, inglés, italiano, danés, catalán, español y muchos otros idiomas más, pero se entienden. En la nueva Babel el idioma no es el problema central.
En el suelo hay tambores, boliches, pintura en aerosol, herramientas de trabajo de todo tipo. Una mujer prepara un collage con las fotos de un Silvio Berlusconi, que parece un clon de Carlos Menem y Julio Iglesias, y del resto de los gobernantes que asistirán a la reunión del G-8. Un muchacho con pantalones bermudas de color rojo y estrellas amarillas toca el acordeón. No parecen tener prisa; charlan y fuman.
ƑTrabajan o protestan o se divierten? Todo al mismo tiempo. No hay forma de encajonarlos. Lo suyo es un performance colectivo. Son los nuevos juglares; los encargados de darle color a la movilización; los que tratan de fusionar arte y vida, y hacen de la protesta una narración lúdica. Son, además, una comunidad que comparte los valores y la identidad de la contracultura.
A seis kilómetros de ahí, en el estadio Carlini se encuentra Joan, un vasco de Navarra de 23 años de edad y casi dos metros de estatura que llegó desde su pueblo en bicicleta. Tardó once días en hacer el recorrido. Durmió a la orilla de los caminos y en campos de cultivo, siempre al aire libre, y, dice orgulloso, "casi no gasté ni una sola pela". Con él viajó un amigo que llevó a su perro en una pequeña carreta. "šJoder!, macho -se lamenta-, eso nos detuvo. Hasta se cayó el tío y todo". Es la primera vez que asiste a una de estas protestas. Cuando terminen quiere seguir su travesía y luego tomar un ferri de regreso a Barcelona para regresar en septiembre al trabajo.
En el mismo Carlini unas 40 personas se reúnen a cenar juntas pastas con hongos y salsa de tomate y a beber cervezas frías. Muchos llevan tatuajes y pins. A su manera, visten con mucho estilo, el de la casualidad, no casual. Usan prendas elaboradas con terciopelo, algodón, cuero. La comida es un jolgorio. Gritos, risas, bromas y discusiones serias se alternan sin orden.
Martina, una fuerte trabajadora social de pelo rojo y unos 35 años, es la cocinera. Ella coordina en su comunidad la cooperativa Salto Biralto que trabaja con los enfermos mentales que la reforma al sistema de salud mental impulsada por Franco Batagglia sacó de los manicomios. Entre los comensales está Kika, quien vivió durante un mes en el Aguascalientes de Roberto Barrios en México. Viajó allí durante la marcha zapatista y en lugar de unírsele, como tantos otros de sus compatriotas, prefirió quedarse en la comunidad. Cuando los delegados rebeldes llegaron ellos se fueron. Quiere regresar el año próximo junto con otros amigos y su perro y recorrer el país en una combi.
Muchos de los que están allí son los artesanos que preparan la escenografía para las marchas del 19 y 20 de julio. Son quienes fabricaron los escudos de plexiglas y la hombreras que los overoles blancos usarán como defensa. ƑTrabajan, protestan o se defienden? No hay forma de etiquetarlos. Así viven, de por sí, así son.
Primero la comida
José Bové, esa especie de Asterix que es siempre un fenómeno mediático, se reunió hoy a las once de la mañana con representantes de movimientos de agricultores en la Plaza Rosseti, que fue rebautizada con el nombre de Plaza de la Agricultura Alternativa. Directo, el representante de la Confederación Campesina afirmó: "los representantes del G-8 quieren que Génova sea una nueva Yalta para dividirse el mundo (...) preparan aquí la próxima ronda de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de Quatar. Bush dijo ayer que las personas que protestan aquí están en contra de los pobres del mundo. Está claro que es un mentiroso. Si es verdad lo que dice les preguntamos a los ocho 'grandes' si están dispuestos a aceptar la soberanía alimentaria de cada pueblo y nación. Los jefes de Estado europeos también presionan para liberalizar el comercio y no consiguen librarse de la política de los americanos. Génova es una etapa. La próxima reunión será el 12 de agosto en Mileau, donde el pasado 12 de agosto se destruyó un McDonald".
Horas después, cuando participaba en el foro El cebo no es una mercancía, dos jóvenes le lanzaron un pastelazo en el rostro. Divertido dijo: "son cosas que pasan. No me voy a enojar por ello".
Los ciudadanos europeos han sido tradicionalmente sensibles a las cuestiones alimentarias, como sucede en casi todos los lugares que han padecido guerras. La crisis de las vacas locas y de la fiebre aftosa, los transgénicos, y el efecto de las exportaciones masivas de comida a países pobres a precios dumping han acrecentado esa sensibilidad. Si el comer ha sido siempre -como reivindican las organizaciones de consumidores- un acto político, ahora se ha politizado mucho más.
La novedad de esta preocupación por la alimentación es doble. Consiste, por un lado, en su carácter masivo y popular. No son sólo sectores medios o intelectuales o jóvenes quienes se preocupan de ello; afecta también a distintas clases sociales y diferentes generaciones. Por el otro, tiene que ver con que en este movimiento participan también agricultores que se oponen a la industrialización de su actividad (de la que las semillas genéticamente modificadas son parte) y a una política comercial que impide cualquier expresión de soberanía alimentaria. Se ha producido así la paradoja de que los mismos campesinos a los que en el siglo XIX Carlos Marx caracterizaba como un "saco de patatas", por su negativa a involucrarse en procesos transformadores, se han convertido en un importante actor por el cambio.
Así las cosas, el Foro Público que discute la posibilidad de otro mundo en Génova ha dedicado buena parte de su tiempo a la reflexión de los retos de la vida rural. Han participado en esta actividad algunos representantes de Vía Campesina y de organizaciones como los Sin Tierra del Brasil. En su intervención sobre el Plan Puebla-Panamá, Carlos Fazio, colaborador de este diario, fue ampliamente aplaudido.
La fiesta
Los desobedientes se contagian el entusiasmo unos a otros. La noticia de la incorporación de los Demócratas de Izquierda a la marcha y la ruptura de la división de la Coalición del Olivo por este mismo punto marcó parte del debate del día. ƑQuieren montarse a ese tren a última hora para buscar conducirlo a su favor?, Ƒacaso no es bueno que se sumen al movimiento todas las fuerzas que quieran hacerlo?, son preguntas que muchos integrantes del GSF se hacen.
El día terminó con la euforia de los miles que llegan. La percepción de ser muchos y ser cada vez más anima a todos. Y con la tocada, la euforia crece. Pero más que el fin del miércoles, el concierto de Manu Chao es ya el comienzo del jueves. En el duelo entre la fiesta y el miedo, el día de hoy ganó la fiesta.