MIERCOLES Ť 18 Ť JULIO Ť 2001
ASTILLERO
Julio Hernández López
Nada de que nomás en el DIF. La esposa del presidente Vicente Fox ha precisado que "apoyará" a tal centro de asistencia familiar, pero que de ninguna manera se rendirá ni permitirá ser "reducida" solamente a ese ámbito. Nones. La señora Sahagún de Fox ha dicho que desea (y es de suponerse que, en esos niveles de poder, simplemente baste con desear algo para que así se haga) encargarse de otros asuntillos más allá de las posadas navideñas para los ancianos y las visitas a los orfanatorios.
ESTA COLUMNA MAL pensada ya había dicho antes que en el futuro de la actual primera dama estaría la conjunción de los máximos recursos gubernamentales asistenciales, pues en ellos descansaría la construcción de la base social que podría en su momento ser traducida en fuerza electoral. No había en las astillosas presunciones ninguna maniobra de mentalismo: basta con revisar la historia de los sexenios recientes, en que a los favoritos del gran dedo se les colocó en las oficinas suministradoras de bienes y servicios para que desde allí construyeran sus figuras políticas pensadas para participar en el siguiente relevo presidencial.
AYER, EN LA gira estadunidense, la presidenta (del DIF, también) dijo que trabaja en la elaboración de su agenda de trabajo, en la que confluirán los asuntos educativos, los femeninos (la mitad del electorado) y de combate a la pobreza. Será, pues, una supersecretaría que someterá a su "agenda" a los secretarios de los ramos educativo y de desarrollo social (no mencionó el de salud, pero sin duda será otro más de los ingredientes del gran paquete).
NO ESTA DE más preguntarse la base legal y el sustento político de una expansión como la que desarrolla la señora Sahagún en su nueva faceta de esposa del presidente Fox. No se ate-núan, sino que se agravan en este caso las preocupaciones que históricamente ha generado la participación en el gobierno de familiares de quienes han sido electos para cargos públicos. El concepto se expresa con una palabra: nepotismo, y éste se da en cualquier circunstancia en la que alguien use o aproveche las circunstancias políticas de su padre, hermano, cónyuge o familiar para beneficiarse del poder, de sus prerrogativas y de sus perspectivas. Por ello, desde siempre, la participación de las esposas de los presidentes se ha circunscrito a un área especial, reducida, de bajo perfil, como es el DIF. Ese destino no es un confinamiento por razones de género, sino por el origen del mandato del funcionario electo, quien ha sido designado personal e intransferiblemente para cumplir una orden popular de gobierno o representación. Transgredir esos límites, y convertir los recursos de gobierno en arsenal electoral, es un agravio político y moral.
OTRO PUNTO DELICADO es el de la mescolanza de lo público con lo privado, de la vida sentimental de dos personas y la política de dos presidentes (uno, de la República; otra, del súper DIF). No ha sido responsabilidad sino de ellos el convertir un asunto íntimo en público, y más ahora que se pretende transformar al tálamo en plataforma de lanzamiento político. Ayer, en la gira mencionada, hubo preguntas periodísticas relacionadas con los ribetes de esa boda politizada (hasta el oficial del registro civil cometió irregularidades, pues ejerció en la ceremonia de Los Pinos un servidor público que no tenía jurisdicción sobre ese domicilio). Esos asomos a lo privado, esa carencia de fronteras, podría tarde o temprano generar malos entendidos y roces innecesarios.
CAMBIANDO DE TEMA, vale considerar que muchas cosas han ido cambiando en la política mexicana, pero en Tabasco continúan desde el año pasado los dos mismos pistoleros plantados en la calle principal del pueblo, con sus armas desenfundadas: Manuel (Manny) Andrade y César Raúl Ojeda (OJ).
MANNY ES UNA especie de comisionista de los Laboratorios y Lavanderías Madrazo, y OJ representa los intereses de la pejelagartiza chilanga, una empresa en expansión que desde ahora se prepara para controlar el mercado en el 2006. Los dos gatilleros, como se ve, tienen sus revólveres cargados con balas ajenas. El desenlace del duelo, por tanto, habrá de tener consecuencias que irán más allá del suelo tropical: el ex gobernador se juega su sobrevivencia política, tratando de imponer a alguien que le cuide las espaldas administrativas y le permita seguir negociando con el foxismo; el jefe del Gobierno de la capital del país trata de hacerse de otra pieza mayor del ajedrez nacional, y quedar en la mejor posición posible rumbo a las elecciones presidenciales del 2006 y a las más inmediatas de dirigente del PRD (en las que, como se ha dicho, la alianza de chuchos, amalios y pejes parecería dispuesta a sostener al senador Raymundo Cárdenas como candidato a encabezar lo que, bajo el nombre de PRD, quedará luego del choque de los trenes que provienen de Michoacán y de Tabasco).
RESULTA NOTABLE QUE, a contrapelo de lo que sucede en los escenarios políticos nacionales, que se van modificando a una gran velocidad, en Tabasco continúe montada la misma fotografía del año pasado. Pero, a juicio de este tecladista edénico, lo más llamativo es el hecho de que, a pesar de la acelerada transformación de la política nacional (que ha implicado una gran disminución del capital y la fuerza del madracismo: ya por la carencia de los aditivos económicos parcialmente sustraídos al erario, o por la debilidad y los pleitos internos del PRI), la fuerza política y social de la corriente de Roberto Madrazo mantenga niveles que le hacen aparecer más o menos a la par de Ojeda en encuestas de opinión manejadas por algunos líderes perredistas.
ES DECIR, A pesar de todo, el priísta Andrade no se ha caído en las preferencias electorales en la medida que sería de preverse. Por el contrario, mantiene una pelea pareja con Ojeda, aunque ciertamente con una tendencia negativa que previsiblemente habrá de crecer conforme se acerque el 5 de agosto, día de elecciones.
EN CASO DE ganar la gubernatura, a Ojeda le tocará una tarea altamente difícil, sobre todo si el margen de ventaja electoral que llegara a obtener fuera reducido (posibilidad ésta que abriría incluso la posibilidad de rebeldías madracistas). Deberá el empresario hotelero desmontar una estructura de complicidades que, como en el caso de Chiapas, se revolverá con fuerza y astucia para debilitar primero al nuevo mandatario y luego para mantenerle entretenido en la desactivación de las múltiples minas oportunamente instaladas. No es un dato menor el hecho de que, a pesar de su desventaja táctica y estratégica, el madracismo le esté presentando todavía tanta resistencia a un candidato que se supone encarna el rechazo popular a lo peor del pasado priísta. Es probable que esa resistencia de Madrazo y Andrade sea, en realidad, fuerza delegada del foxismo (por cierto, el PAN tiene un candidato a gobernar Tabasco, instalado como mero instrumento de merma de la fuerza opositora ojedista) que en realidad lo menos que desea es que Andrés Manuel López Obrador sume al control de la capital del país el de una entidad clave para el desarrollo del Plan-Puebla Panamá y para los proyectos de cesión de la riqueza nacional a Estados Unidos.
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