Ť Reúne el Festival Afrocaribeño a investigadores, escritores y productores para hablar del aromático
La calidad del grano, fundamental para disfrutar una taza de café
Ť Avelino Hernández abrió las pláticas; destacó la necesidad de incrementar el consumo de la bebida Ť En la parte musical estuvieron Teatro Negro de Barlovento y Olodum
JUAN JOSE OLIVARES ENVIADO
Veracruz, Ver., 16 de julio. Dedicado al tema del café, el octavo Festival Internacional Afrocaribeño Veracruz 2001 aglutina a académicos, investigadores, escritores, productores, asociaciones civiles, y representantes de organizaciones independientes, que analizarán la producción, la historia económica y social y la importancia del mercado mundial de primer producto agrícola de exportación.
De la cafeticultura viven tres millones de personas en México y mientras el ingreso promedio del pequeño productor es de 650 dólares anuales, el grano generó en el último ciclo 658 millones de dólares en divisas. Nuestro país es el cuarto productor del aromático y pionero en la producción del café orgánico.
Las muestras, mesas redondas, charlas y presentaciones de libros -Café orgánico, la catas, uno de ellos- que se efectúan dentro del marco del festival tienen el objetivo de promover la cultura de beber "café de calidad", como lo comentó Avelino Hernández (oriundo de Coatepec, Veracruz), autor de los libros Matices del café y La cultura de tomar café) y encargado de abrir estas actividades.
"Existen una diversidad de métodos para hacer café. El hecho es que se reconozca su calidad usando el grano que normalmente se exporta y preparándolo en recipientes, algunos que datan del siglo XVIII, y en los que se tarda alrededor de 15 minutos hacer un café", explicó.
Hernández, de la última generación escolar del Instituto Mexicano del Café, considera que lo primordial es "que se tome café de la forma que sea, pero que el grano sea de calidad. Difiero de los priístas que dicen que se toma solo, porque lo que necesitamos ahora es incrementar su consumo, sin importar que lo mezcle con amareto o con leche, pero hay que tomarlo. No digo que no tengamos cultura de tomar café, sino que está mal entendida. Este festival es un escaparate para el público consumidor. El café ahora cobra una coherencia global, por eso es importante el bagaje de diferentes culturas unidas por el aspecto café".
Las condiciones de producción y calidad del orgánico están relacionadas con tres factores: la biodiversidad, las prácticas ancestrales del manejo de la tierra y la vida en comunidad; la diversidad cultural que asienta a pueblos indios y mestizos, y la variedades, tipos y mezclas de café para su uso.
Catadores como Hernández, Rogelio Carrera, Ramón Aguilar, Miguel Cervantes y personajes de la cultura como Carlos Monsiváis, Luis Hernández o Guadalupe Loaeza darán su punto de vista sobre la bebida predilecta de "negros y ladinos, de botánicos, mercaderes y poetas, estudiosos, viciosos, trasnochados, platicadores y cafenautas, de indios y campesinos", que han desarrollado un sinfín de historias con base en una taza del llamado coffea arábigo, o sea el café, descubierto en el alto 1140 en Africa.
Se prende el público
Cantos primitivos y ruidos tribales energéticos acompañaron a una de las presentaciones más prendidas del Festival Afrocaribeño Veracruz 2001: las agrupaciones Teatro Negro de Barlovento (Venezuela) y Olodum (Brasil), estuvieron en la Playa Iguana, del puerto jarocho.
Los venezolanos ofrecieron un espectáculo dancístico y musical, construido con los relatos de los primeros esclavos en las regiones costeras y cimarroneras de su país. Vibra tribal pura mostrada en danzas y sonidos rituales de los tambores que hicieron eco en ese rincón jarocho.
Siguieron los de Olodum, esa mezcla sabrosa de samba y reggae que carcomió hasta los huesos de los que llegaron a la playita a disfrutar de dos espectáculos fuera de serie. Percusiones, instrumentos eléctricos, metales y el cachondo baile de los tamborileros cariocas, ocasionó un shock en la gente.
Al final, ambos grupos mezclaron su sonoridad para llevar a un coito auditivo que hipnotizó y transformó a los locales y visitantes en miembros de alguna tribu ancestral.