MARTES Ť 17 Ť JULIO Ť 2001
Ť González Barranco, jefe de la clínica en la materia, del Instituto Salvador Zubirán
Entre 35 y 40 por ciento de los mexicanos adultos, casi 18.5 millones de personas, padecen obesidad
CAROLINA GOMEZ MENA
En México entre 35 y 40 por ciento de la población adulta padece obesidad, lo que significa que casi 18.5 millones de personas están excedidas de peso, señaló el doctor Jorge González Barranco, jefe de la Clínica de Obesidad del Departamento de Endocrinología y Metabolismo del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) de la Secretaría de Salud (Ssa).
El panorama en la población infantil es aún más desalentador, pues según datos preliminares de un estudio piloto realizado en algunas primarias capitalinas por el INCMNSZ, de cada 100 alumnos de 6 a 12 años, entre 45 y 47 sufre de obesidad.
Asimismo, las últimas dos encuestas nacionales de nutrición (1998 y 1999) revelan un incremento considerable de la prevalencia del mal, ya que tan sólo en las mujeres de 12 a 49 años, la tendencia aumentó 17.4 por ciento de un año a otro, pasando de 35.1 por ciento a 52.5. Esta cifra evidencia que actualmente más de 11 millones de mujeres en edad reproductiva padecen obesidad en uno de sus tres niveles, mientras que se sabe que 5.3 por ciento de los niños menores de 5 años tiene un peso superior al que le corresponde.
Todo lo anterior ha provocado que hoy México se encuentre en los tres primeros lugares de obesidad a nivel mundial, con índices similares a los de Estados Unidos, Perú y Turquía, que hasta hace poco encabezaban las listas de sobrepeso y obesidad, resaltó González Barranco.
Entrevistado durante el undécimo Curso de obesidad, el reto a vencer en el siglo 21, organizado por el INCMNSZ, el galeno destacó que actualmente la obesidad es considerada, además de mal crónico, una "enfermedad contagiosa", debido a que "95 por ciento de los obesos tiene uno o más familiares en igual condición en su mismo hogar", por la perpetuación e imitación de los malos hábitos alimenticios.
Añadió que en nuestro país, a diferencia de los anglosajones con altas tasas de gordura, el problema es de mayor cuidado porque se conjunta con dos características que elevan su gravedad: la prevalencia de una raza de talla corta y la acumulación de la grasa del abdomen hacia arriba.
En cuanto a la primera, el especialista comentó que por la escasa estatura del mexicano promedio --más de 28 por ciento de la población puede ser considerada de talla breve-- un exceso de cinco kilos ya puede considerarse obesidad. Así, "una mujer que mida 1.50 metros y cuente con más de 55 kilos estará obesa, pues su peso saludable es de 50 kilogramos"; especificó que en el país el promedio de estatura entre mujeres es de 1.54 metros, mientras que en los hombres oscila entre 1.65 y 1.67 centímetros.
Sobre la acumulación de grasa en la parte superior del abdomen, conocida como de tipo androide, el galeno subrayó que esta clase de acopio causa trastornos metabólicos, pues el daño va directamente al hígado, debido al exceso de aporte de ácidos grasos en el órgano.
Por su parte, Juan Carlos López Alvarenga, médico adjunto de la Clínica de Obesidad e investigador asociado del INCMNSZ, reveló que también el factor genético va en contra de la delgadez en la población nacional, ya que "una explicación mecanicista" de la incidencia del mal en territorio nacional apunta a que el causante es también el "gen ahorrador".
Esto quiere decir que en los cromosomas de los mexicanos existe un gen que propicia que "con poco alimento se pueda vivir adecuadamente", por lo que cualquier exceso en la comida inexorablemente quedará en el cuerpo en forma de grasa.
Adelantó que el INCMNSZ se encuentra en las primeras etapas de investigación de la existencia de este material genético que induce a la gordura, pero aseveró que la evidencia es clara, por lo que una vez que se hayan conjuntado todos los recursos financieros para los estudios, particularmente de la industria farmacéutica se podrán dar mayores detalles.
Las indagaciones apuntan a que este "gene ahorrador" se heredó de nuestros ancestros indígenas, pero en otras épocas no se expresaba en toda su magnitud porque la actividad física era más intensa.
En torno a ello, ironizó: "En esos tiempos era necesario cazar, pero ahora nadie sale a cazar mamut ni venados; por el contrario, si nos llegamos a transportar, lo hacemos en vehículos. Tenemos menos gasto energético, pero el gen sigue activo, entonces con que se coma un poco de más, la gente gana peso".
Previamente, González Barranco indicó que la finalidad del estudio que se aplica en primera instancia en primarias del Distrito Federal se extenderá a los 31 estados, pero dijo que ya con los datos obtenidos por el estudio piloto se diseñan líneas de acción para que -con apoyo de la Ssa y posteriormente de la Secretaría de Educación Pública- se incluyan en los programas de estudio apartados para enseñar a los menores a nutrirse adecuadamente y que a la vez ellos influyan en sus padres, pues es evidente que si casi 47 por ciento de la población padece obesidad, hay que influir directamente en los sitios donde ésta se origina: el hogar y la escuela.
En tanto, López Alvarenga apuntó que la desnutrición es un factor que también contribuye a la proliferación de la obesidad en los adultos, pues aunque parezca contradictorio, la carencia de alimentos en los primeros años de vida determina que de adulto se padezca gordura.
Precisó que algunos estudios demostraron que en las regiones donde existen generaciones de población infantil desnutrida, 50 por ciento de los adultos sufre de gordura, debido a que "la desnutrición genera alteraciones metabólicas" que a la larga provocan que se gane peso si se aumenta la aportación alimenticia.