MARTES Ť 17 Ť JULIO Ť 2001
Ť Electrodos, disco doble que reúne 11 composiciones del crítico y especialista
La música electrónica de concierto en México, asunto ''de clóset'': Brennan
Ť Exploré las vertientes experimental y lúdica de los sintetizadores, asevera el autor de Eolo
Ť El catálogo de obras en ese rubro es abundante, pero la discografía es escasa, sostiene
PABLO ESPINOSA
El disco doble titulado Electrodos reúne 11 composiciones de Juan Arturo Brennan que fueron realizadas y grabadas en tiempo real durante dos jornadas, en 1998, en el estudio de Rodrigo Sigal, también compositor.
Brennan utilizó dos sintetizadores, un Kurzweil K2500 y un Roland JD8000. La música fue registrada en una grabadora Tascam DA30MK11 a través de una consola Yamaha Promix 01.
Experimento y juego
Además de ser el crítico de música de La Jornada desde su fundación, Brennan extiende sus capacidades artísticas en distintos territorios. Luego de sus estudios de ingeniería electromecánica en la Universidad Iberoamericana y de cine en el Centro de Capacitación Cinematográfica, en las especialidades de dirección y fotografía, ha trabajado como musicalizador y guionista en cine y en televisión. Con Gabriel García Márquez escribió el guión de El año de la peste, premiado con el Ariel y la Diosa de Plata en 1979.
Entre su producción como compositor destacan las partituras Galería, música para coreografía (1979) y entre 1982 y 1984 escribió Espejismos, Eolo y Límite. Su contribución a la música electrónica, Electrodos, circula ya en dos compactos y será presentado hoy, a las 19 horas, en el Auditorio Julián Carrillo de Radio UNAM (Adolfo Prieto 133, colonia Del Valle, casi esquina con Xola).
A propósito de Electrodos es la siguiente entrevista con Juan Arturo Brennan.
-ƑCuál es la idea que abriga Electrodos como trabajo de creación?
-Es un trabajo experimental en el sentido más vasto de la palabra; lo que hice fue una serie de experimentos de combinación de timbres, de timbres electrónicos y modificación sobre ellos. Para cada una de las piezas, primero hice una selección de sonidos básicos, de timbres sintéticos y después apliqué variaciones dentro de la propia técnica de los sintetizadores. Variaciones de altura, registro, combinación con otros efectos, etcétera. Digo experimental, porque no es lo mío. Quienes me conocen saben que no soy intérprete ni ejecutante de nada, pero con el instrumental electrónico moderno se pueden hacer muchas trampas, presumir que se sabe ejecutar. No es el caso.
''Fue una prueba de los propios aparatos, que yo conocía poco antes de abordarlos. Un poco la vertiente experimental y la vertiente lúdica. Entre otras muchas cosas, los sintetizadores son aparatos divertidos, entonces literalmente jugar con ellos permite aprender muchas cosas y yo aproximé este trabajo de Electrodos, parte como experimento y buena parte como juego.''
Búsqueda de timbres
-ƑPor qué te interesó en particular el territorio tímbrico para experimentar electrónicamente?
-Porque como no conozco a fondo el instrumental, el primer conocimiento que tengo de un sintetizador es que es un productor de sonios sintéticos, entonces lo primero que deseo es conocer qué sonidos me ofrece. Por supuesto, me interesan los sonidos que produce un sintetizador y no los que imitan otros sonidos. No me interesa un sintetizador que imite a una trompeta, para eso voy y compro una trompeta. La búsqueda de los sonidos propios, sintéticos, artificiales, es también muy interesante. Como esos sonidos no se parecen a nada, son los que me resultan más interesantes. Lo primero, entonces, fue buscar los timbres para enseguida trabajar con ellos.
-Desde la gran revolución de la música concreta, pareciera que se perdió el punto de tránsito hacia el cómo opera el pensamiento musical de los compositores frente a sonidos inéditos, como los electrónicos. ƑCuál es tu propio procedimiento en este caso?
-La actitud del creador de música electrónica frente a su materia es radicalmente distinta, porque de entrada los parámetros son otros. En la música electrónica, salvo raras excepciones, el proceso de composición, ejecución, grabación y registro es simultáneo porque por lo general el compositor y el intérprete son la misma persona. Conciertos de música electrónica de concierto, que denomino así para separarla del electro-rock, hay muy pocos. Hay experimentaciones interesantes como los coros barrocos que Walter Carlos grabó en sus primeros discos elepé, son experimentos fascinantes. La voz sintética es algo digno de oírse, pero ahora que han pasado ese tipo de experimentos creo que lo fundamental es aproximarse a la música electrónica per se, por lo que es, a diferencia de la música acústica.
Territorio poco explorado
-ƑHay obsolescencia? O bien, Ƒcómo ha evolucionado la creación musical electrónica?
-A pesar de que parezca contradictorio, más que obsolescente se trata de un territorio poco explorado en nuestro medio musical. Nos faltan muchos eventos de música electrónica interpretada in situ, en vivo, estrictamente electrónica o electroacústica o electrovocal, electrónica con orquesta, etcétera, todo esto se ha hecho tan poco que más que obsoleto creo que nos falta mucha experiencia. Sería interesante que existiera en nuestro medio una vía para que hubiera en los escenarios música electrónica siempre con la respuesta del público. La música electrónica de concierto en el país persiste como especie de asunto de clóset.
-ƑPor qué?
-Quizá pasa con la música electrónica lo que sucede con la música nueva en general, que tardó mucho en el país para hacerse de un público. No fue sino hasta que el Foro de Música Nueva tuvo permanencia que se empezó a crear un público que se mantuvo y creció. A pesar de que en ese foro han habido momentos de música electrónica importante, falta seguimiento y por tanto la gente no está acostumbrada, como no lo estaba a la música nueva en general. Falta esa interfase entre el fenómeno de la música electrónica y el público potencial que de pronto pudiera descubrir las virtudes y las bondades de aquélla.
''No dudo que sería un éxito proponer aquí un concierto multitudinario con Vangelis, Isao Tomita, la propia Wendy Carlos, con Jean-Michel Jarre. Ha habido intentos, pero se ha limitado todo eso a la retórica de la música romántica y esa tiene su mercado incluso discográfico, pero la otra no; la música electrónica de concierto es un apartado minúsculo de la música nueva. Basta preguntarse cuántos discos de música electrónica mexicana hay. Conozco uno de Arturo Márquez, Mandinga; Antonio Russek grabó hace mucho un disco con obras de él, de Vicente Rojo, de Raúl Pavón; es un disco inconseguible y hay un par de pequeños momentos en discos desperdigados por ahí pero hasta de eso carecemos, no hay una discografía importante de música electrónica mexicana de concierto y lo curioso es que ésta abunda, relativamente: hace poco, la compositora Alejandra Odgers realizó un trabajo interesante sobre la música electrónica en México, una tesis que incluye catálogo, discografía, etcétera y el catálogo es más interesante de lo que pudiéramos imaginar.
''Hay una cantidad impresionante de cosas desconocidas y de músicos mexicanos que han hecho música electrónica y probablemente lo que tienen es una cinta magnética guardada en su archivo y así como es notablemente grande ese catálogo, la discografía es prácticamente inexistente. Esa inexistencia obstruye de alguna manera la circulación de estas ideas y la posibilidad de crecimiento de esa música.''