martes Ť 17 Ť julio Ť 2001

José Blanco

Laberinto perredista

La razón de ser de la izquierda es la lucha por la justicia social; por antonomasia. Dejo a un lado la amplitud de mundos que abarca el término izquierda, y las ingentes complejidades de concepto a que lleva el examen de la expresión justicia social. Qué duda cabe, el más ambicioso proyecto imaginado por la razón, a lo largo de la historia humana, es la sociedad sin clases, la más cabal realización de la justicia social. Ese proyecto no está cancelado, pero los caminos -certezas del pasado- que supuestamente conducían a esa sociedad, están derogados. El nuevo debate sobre ese inmenso tema no ve aún la aurora del alba y lo escrito no alcanza la cualidad de primer anteproyecto de borrador.

Salvo para los pertinaces asiduos al equívoco, creyentes en el asalto al palacio de invierno como vía para alcanzar el año cero de la felicidad socialista, las izquierdas sí saben hoy que la justicia social se construye paso a paso. A ese propósito es preciso poner en juego todas las vías y los recursos posibles, buscando en cada momento, en cada etapa, la máxima sinergia social y política posible. El entendimiento profundo, una y otra vez revisado, de esas vías y recursos es entonces una necesidad irrecusable.

El artículo de Adolfo Gilly del pasado sábado, "El escudo, la espada y el Estado", tiene entre sus virtudes la de aludir algunos de los asuntos básicos sin cuyo esclarecimiento renovado el PRD difícilmente podrá explorar sus posibilidades de permanecer unido y, menos aún, de plantearse seriamente la posibilidad de tener acuerdos profundos con las otras organizaciones partidarias o con el gobierno (me queda claro que existen corrientes en el PRD opuestas bajo cualesquiera circunstancias a tales acuerdos). En el mismo caso, significativamente, se halla el PRI, especialmente a partir de ese día de síntesis histórica que fue el 2 de julio del 2000. En este espacio sólo puedo apuntar tres asuntos básicos.

Sin duda un tema absolutamente central es el de la posición de los partidos frente al mercado. Existen dentro del PAN posiciones que distinguen los asuntos de administración pública como diferentes y específicos frente a los mecanismos de mercado. Aquí puede haber una fuente de tensión entre el gobierno y el PAN, dados algunos criterios del Presidente condensados en expresiones como la referida a Domino's Pizza. Pero en general, el tema del mercado no es asunto crucial interno en ese partido. Para el PRD sí que lo es. Si para las diversas corrientes perredistas el asunto del mercado fuera un tema concluido, los desacuerdos internos serán permanentes. En el discurso público predominante proveniente del PRD el mercado es una palabra execrable y un mecanismo perverso frente al cual es preciso un Estado armado de espada y escudo para combatirlo. Pero no hay consenso interno en esa posición. Tener una visión correcta y completa sobre las realidades profundas de cada uno de los tipos de mercados y sobre las condiciones que generan sus excesos y sobre las formas de evitarlos o atemperarlos, es un tema decisivo. Tener una posición racional frente a la descentralización de las decisiones implicada por el mercado, o acerca de la relación entre mercado y un tema caro a la izquierda, como es el del empleo, por ejemplo, es crucial, y lo tendría que ser, por tanto, la posición y el trato frente a los empleadores. Muchos otros aspectos del mercado requieren adecuado esclarecimiento, para mirarlos como factores de posibles mecanismos a favor de modestos pasos en la búsqueda de la justicia social.

Algo similar ocurre con la política macroeconómica en el corto plazo. En juicio sumario las izquierdas concluyeron: décadas pérdidas, crisis, ampliación de la proporción de la población pobre, profundización de la desigualdad, igual a política económica neoliberal contraria al interés nacional y a los intereses del pueblo. Ese, que parecía un consenso algo más firme entre las izquierdas, también parece estar rompiéndose. La izquierda no se ha propuesto aún sentarse a la mesa a examinar sin prejuicios y con absoluta objetividad y realismo los asuntos económicos en el mundo real de hoy. Atribuir todos los problemas económicos y de injusticia social a la política macroeconómica está fuera de lugar, y ello no ha sido esclarecido. Oír las razones inclusive del adversario extremo (la derecha) es indispensable.

ƑQué hay de la soberanía? El PRD la convirtió en un concepto ahistórico y conservador y, claro, por todas partes se le apareció el "entreguismo".

Sin este tipo de esclarecimientos, Ƒcuál es el concepto perredista de Estado para México en el mundo de hoy? Es posible que Adolfo Gilly tenga razón: el PRD no cuenta con un proyecto de país para el futuro. Contar con él le exigirá debatir, entre muchos otros asuntos, esos tres aquí sólo apuntados. Lo que lo llevaría a cohesionarse o a dividirse, empezando a poner así orden en su casa.