Ť Enfrentan condiciones económicas adversas para acceder a crédito del Invi, dicen
Impedidos de tener casa, damnificados del 85
Ť El organismo no les informó del costo total y tampoco les entregó copia de los contratos
RICARDO OLAYO GUADARRAMA
Debido a las mínimas condiciones económicas en que viven, familias que habitan en campamentos desde 1985 están impedidas de aceptar el crédito ofrecido por el Instituto de Vivienda del Distrito Federal, pues ello significaría desembolsar mil 175 pesos al mes, cantidad con la que no cuentan.
Las obras del conjunto habitacional de 78 viviendas están planeadas para el predio que actualmente ocupan en el Centro Histórico, en la calle Peña y Peña. Ahí viven en condiciones poco salubres, con techos y paredes de lámina que hacen extremoso tanto el clima frío como el calor, y sin servicios básicos.
Un grupo de vecinos y dirigentes del Frente del Pueblo, encabezados por Lucas Alvarez, indicaron ayer en conferencia de prensa que tampoco se les entregó copia del contrato y en cambio se les citó el martes para que firmen el convenio.
La propuesta del Invi tampoco resuelve la reubicación de las familias mientras se realiza la obra, que tendrá una duración de seis meses, y peor aún, no les han informado del costo total del crédito ni del número de mensualidades.
En protesta por estas irregularidades, anunciaron que los miércoles acudirán durante 11 horas a las oficinas del jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, para que dé respuesta positiva y seguimiento al convenio que firmó el 30 de abril pasado.
Al gobierno debe interesarle construir las 78 viviendas del proyecto de Peña y Peña, no sólo por la política que dice mantener a favor de los pobres, sino por el riesgo de incurrir en subejercicio y que el próximo año la Asamblea Legislativa determine no aprobar más dinero para el renglón de construcción de vivienda, dijo Alvarez.
El representante comentó que López Obrador se comprometió a resolver los problemas de campamentos y vecindades de alto riesgo, que tienen problemas de hacinamiento y promiscuidad.
El Frente del Pueblo tiene al menos 150 familias que entran en el convenio, por tratarse de personas afectadas por los sismos de 1985 y desdoblados, quienes han buscado una respuesta del gobierno para la construcción de las viviendas.
Sin embargo, el planteamiento que les han hecho escapa de sus posibilidades, dado que se piden más de 5 mil pesos para iniciar el contrato y posteriormente mil 175 pesos al mes, y cada año otra aportación de 520 pesos, entre otros conceptos.
Estos montos pueden ser solventados por gente que perciba más de 4 mil 500 pesos al mes, pero no es el caso de los habitantes de Peña y Peña. El promedio de ingresos en este caso es de 2.5 salarios al mes, preció Alvarez.
De acuerdo con las cifras que ha proporcionado el GDF, existen alrededor de 5 mil 500 familias que viven en campamentos o vecindades de alto riesgo y que requieren apoyos.
En la conferencia de prensa estuvieron representantes de los predios y habitantes de Peña y Peña, como una "nueva modalidad" para que los vecinos puedan tomar la palabra y, entre otras cosas, confirmar o desmentir el rumor de que son presionados económicamente por la dirigencia.
En su propia voz...
Patricia Cano: Como pasante de Enfermería no puedo estudiar con tanto calor y tanto ruido. Tengo dos hijos y a veces me los tengo que llevar con mi mamá o mi suegra porque está muy sucio. Aquí en las noches se ponen a balacear y las láminas son muy delgadas, así que estamos siempre en peligro y no podemos dormir en paz. Como las autoridades ven cómo vivimos nos quieren hacer menos... Aunque nos vean aquí tranquilos, ¡ya estamos cansados!
Susana Carrillo: Nuestros hijos se infectaron los dedos por la inundación y el agua siempre estancada. Los de la delegación nos dijeron que no podían entrar porque siempre hay puestos en la calle, y sí es cierto, pero no hacen nada. Un camión de basura jamás pasa por aquí.
Alejandra Elizar: También requerimos privacidad. Ya tenemos jovencitos y no tienen dónde desarrollarse. Los baños son comunes. El clima es insoportable en invierno o en primavera. No se puede respirar sanamente por las coladeras y el cableado de luz ya se ha incendiado algunas veces; por fortuna nos hemos dado cuenta, pero siempre estamos en riesgo.