LUNES Ť 16 Ť JULIO Ť 2001
Ť El mandatario eludió el tema y pidió paciencia; "no nos dejaron un país caminando"
Miles exigen a Fox que cumpla su promesa de promover amnistía para mexicanos en EU
Ť "Muchos de nosotros vivimos en pocilgas; háganos justicia hoy", dice líder latino
JUAN MANUEL VENEGAS ENVIADO
Chicago, 15 de julio. Entre los gritos de "šamnistía, amnistía!" con el que miles de connacionales radicados aquí recibieron al presidente Vicente Fox Quesada, exigiéndole que cumpliera una promesa sostenida hasta antes de su encuentro con George W. Bush en febrero pasado, el mandatario ni siquiera hizo mención del tema. Y ante el cúmulo de demandas y problemas que hoy se le presentan, a los mexicanos de aquí y de allá, pidió: "Tengan un poquito de paciencia... porque no nos dejaron un país caminando".
En su segundo día de actividades en Estados Unidos -en lo que es su tercera gira de trabajo por esta nación en lo que va del año- Fox Quesada llegó por la tarde al barrio mexicano de Pilsen. Hizo una rápida visita al Centro Museo de las Bellas Artes Mexicanas, en cuya sala principal destacaba en grandes letras la máxima zapatista de "Tierra y Libertad", y luego se trasladó al parque Harrison -antes conocido precisamente con el nombre del caudillo del sur- para encontrarse con casi 5 mil paisanos, quienes antes, durante y al final del acto fueron una sola voz: "šAmnistía, amnistía, amnistía...!"
Querían escuchar, según dijeron algunos, algo de lo que el hoy jefe del Ejecutivo federal les ofreció durante la campaña y planteó en las primeras semanas posteriores a su toma de posesión. Pero nada. Esta vez el discurso no fue por ahí... Sólo el recordatorio: ya se reunió con el presidente Bush para "hablar con seriedad del tema de la migración..."
Y se buscará, expuso, que todo mexicano que contribuya con su trabajo "al bienestar y el progreso de esta gran nación", se le reconozca y se le dé el estatus legal documentado; garantizar la defensa y respeto de sus derechos humanos; ampliar el sistema de visas, y asegurar el acceso a los bienes del desarrollo humano, particularmente a la educación".
Pero entre la raza, los gritos interrumpían al mandatario: "šAmnistía!" Aparecieron también las pancartas: "Amnistía... šahora, ahora!", "šAmnistía, ya, ya, ya!", "Amnistía šhoy, hoy, hoy!" O el cartón, que dibujaba al mandatario con las frases: "I love USA" y "I'm Pinocho!" No faltaron dos mantas rojas y negras del EZLN.
De cara a las voces que también se escucharon de apoyo -sobre todo de las personas más cercanas al templete-, Fox no hizo caso de las consignas que lanzaba la mayoría y, como en los pasados tiempos de la campaña electoral, alzó la voz, casi enronqueció: "ƑDónde están los de Guanajuato? ƑY los de Zacatecas, Puebla, Jalisco, Guerrero, Oaxaca, Chiapas... de todo México? Cien millones de mexicanos estamos con ustedes, estamos a su lado, hombro con hombro... Queremos luchar por un futuro mejor para nuestros hijos".
En ese mismo tono, la arenga a comprometerse con los incipientes programas de gobierno: "Hemos creado el programa Tres por uno, que pretendemos incrementar considerablemente para el próximo año, a través del cual el ahorro que ustedes hagan -la cantidad de recursos y de dólares que indudablemente o un grupo quieran reunir para invertir en sus propias comunidades en México, en procesos productivos-, habremos de aumentar por cada dólar de ustedes un dólar del gobierno estatal y otro del gobierno federal".
Este programa, "les hará a ustedes dueños de este proyecto, junto con su familia, allá en su comunidad y a través de eso generar los empleos que nuestros hijos necesitan para que no tengan que abandonar su tierra ni abandonar su familia".
Y los gritos y las consignas continuaron.
Un poquito de paciencia...
Fox, su esposa, Martha Sahagún, y su comitiva e invitados (el canciller Jorge Castañeda; el secretario de Educación Pública, Reyes Tamez; los gobernadores Ricardo Monreal, Manuel Angel Núñez Soto y Juan Carlos Romero Hicks, así como los legisladores Felipe Calderón, Silvia Hernández, Rafael Rodríguez Barrera y Raymundo Cárdenas, entre otros) se trasladaron luego a la escuela Benito Juárez, donde tendrían un encuentro abierto con líderes de la comunidad mexicana avecindada en el estado de Ilinois, casi 2 millones de personas.
Allí la recepción fue la misma: "šAmnistía, amnistía!"
Luis Ernesto Pelayo, presidente del Concilio Hispano, fue contundente en señalar los problemas que afrontan los mexicanos en Estados Unidos y recordar a Fox algunas de sus promesas: "Que quede claro, hemos seguido de cerca la promesa de campaña que nos hizo de impulsar las reformas constitucionales pertinentes para que lo del voto se cristalice. šEstamos en espera! Queremos votar y ser votados, queremos un derecho constitucional que nos ha sido negado por capricho, en contra de las recomendaciones del IFE y demás de 40 países de todo el mundo, cuyos ciudadanos ya ejercen el derecho a votar desde el exterior".
Más. Le advirtió que "en manos de su gobierno" está el lograr que miles de "chiquillos y chiquillas, hijos de los esclavos mexicanos que somos en Estados Unidos, se hagan hoy, hoy, hoy, realidad y no sean condenados a ser esclavos ellos también".
En su aplaudido discurso, Pelayo demandó a Fox hacer todo lo posible por alcanzar un acuerdo bilateral sobre migración con Estados Unidos, pues "millones de nosotros sufrimos de persecución y malos tratos, hacemos los trabajos más duros viviendo muchas veces en pocilgas infestadas de cucarachas y sufriendo lejos de nuestra patria para mandar el dinero que la mantiene a flote".
Recordando una de las tantas frases que Fox ha dedicado para elogiar el trabajo de los migrantes mexicanos, Pelayo exigió: "convénzanos hoy que realmente usted cree que somos héroes y que a los héroes no se les trata como mexicanos de segunda clase; háganos justicia hoy...".
Fueron ocho los líderes comunitarios que hablaron en el auditorio de la escuela Benito Juárez. Todos, algunos con matices, con las mismas demandas, las mismas exigencias. Entre el sillerío unos 500 paisanos seguían: "Amnistía, amnistía".
"El mejor patrimonio"
El mandatario mexicano tomó la palabra. Insistió en explicar el programa Tres por uno; en exponer los avances y logros que se han tenido con el Programa Paisano, y de sus esfuerzos por ampliar los beneficios del Tratado de Libre Comercio para "generar más y más oportunidades".
Aprovecho la oportunidad para reiterar la nueva orientación que quiere darle al acuerdo comercial: "Estamos decididos a un trato por igual con nuestros socios comerciales, Estados Unidos y Canadá. No tenemos porque sentirnos menos, nosotros tenemos también talento, tenemos orgullo, tenemos dignidad, tenemos pasión y ganas de ser tan exitosos como cualquier otro".
Con respecto a los estadunidenses, el primer mandatario fue directo: "México le compra a Estados Unidos productos y servicios en más cantidad que lo que hacen juntos España, Alemania, Francia e Italia... Así que šnos deben ver con respeto!".
Terminó por pedir paciencia y con un último intento por echarse a la bolsa a los paisanos: "Quiero decirles que ustedes son quizá el mejor patrimonio que tiene nuestro país. Por ahí hay cálculos que son 18 millones de mexicanos acá; tal vez 23 millones, como dijo el último censo... y ustedes generan un producto interno bruto más grande que el que generamos 100 millones de mexicanos allá. Así es de que ustedes valen mucho para México, igual que lo valen para Estados Unidos, y hoy están haciendo valer esta situación tan real. Esto tenemos que sumarlo.
"Allá tenemos un presupuesto bastante limitado. Créanme, no nos dejaron un país caminando; al revés, nos topamos con problema tras problema, día tras día... sin embargo lo último que vamos a hacer es doblar la cabeza, al revés, es una acicate, nos hace trabajar con más fuerza, con más pasión porque sabemos que sumados, en equipo vamos a construir esa gran nación que tenemos por delante... Yo sólo les pido que nos tengan un poquito de paciencia", puntualizó.
A punto de despedirse, cuando decía que en su administración se gasta cada peso "con la mayor austeridad y la mayor eficacia", de entre la gente surgió el grito femenino: "šYa devuelve las toallas!".
Interrogado cuando salía de la escuela sobre los gritos que a lo largo de toda la jornada lo acompañaron, el Presidente contestó, lacónico: "De eso ya no hablamos; de eso ya hablé... ahora estamos trabajando en algo distinto".