DOMINGO Ť 15 Ť JULIO Ť 2001
Ť Organizaciones de católicas denuncian que las agraviadas callan por temor a represalias
Debe el Vaticano ofrecer disculpas por explotación sexual de monjas: ONG
Ť Sacerdotes piden a religiosas favores a cambio de trabajo en diócesis, señala un informe
JUAN ANTONIO ZUÑIGA M.
La organización no gubernamental Católicas por el Derecho a Decidir demandó al Vaticano una disculpa pública por los actos de violencia sexual perpetrados por sacerdotes e integrantes de la jerarquía eclesiástica en contra de las monjas, y exigió que sean castigados los responsables de esos actos de acuerdo con las normas jurídicas de cada país.
En el marco de la campaña internacional denominada Llamado a la Rendición de Cuentas, ésta y otras organizaciones de mujeres católicas denunciaron que en México las religiosas "viven bajo condiciones de servidumbre y represión por parte de las congregaciones y de los obispos, pero no son denunciadas por temor a las represalias de la jerarquía católica y de las organizaciones seculares, como la de los legionarios de Cristo".
En conferencia de prensa, represantantes de Católicas por el Derecho a Decidir, Afluentes y de la Comunidad Teológica se pronunciaron contra el celibato como imposición, y señalaron que las condiciones de desigualdad entre hombres y mujeres dentro de la estructura eclesiástica en México no son distintas a las descritas por Maura O'Donohue, integrante de Médicas Misioneras de María, quien ha documentado que "cientos de monjas han sido objeto de abuso sexual por parte de sacerdotes católicos en 23 países del mundo".
Favores sexuales y aborto
Dado a conocer el pasado 16 de marzo, el informe denuncia que los sacerdotes exigen a las monjas favores sexuales para que se les permita trabajar en una diócesis, que es frecuente el número de embarazos entre las religiosas como resultado de esas relaciones forzadas, y también la amenaza de expulsión de la congregación en los casos de no acceder al aborto.
Conocido como "La conspiración del silencio", el informe elaborado por la coordinadora del programa contra el sida de Cáritas International, refiere que los curas recurren a las monjas para obtener sexo con "garantías sanitarias", como previsión al contagio del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, y documenta abusos sexuales contra las religiosas perpetrados en países como Estados Unidos, Irlanda, Italia, Kenia, Botswana, Nigeria, Filipinas, Colombia, Zimbabue, Zambia, Brasil, República Democrática del Congo, Ghana, India, Papua-Nueva Guinea, Lesotho, Burundi, Uganda, Africa del Sur, Sierra Leona, Tanzania, Tonga y Burundi.
Las ONG de católicas informaron que el Vaticano y el papa Juan Pablo segundo han guardado "ominoso silencio" sobre las denuncias descritas en este informe, en el cual también se documenta que, "para hacer sus votos, las novicias deben prestar servicios sexuales a los sacerdotes y obispos para contar con una recomendación o un certificado".
Las representantes de estas organizaciones católicas manifestaron que "los sacerdotes han ido demasiado lejos" en una estructura eclesiástica en la que "hay personas de primera y de segunda clase", categoría ésta que corresponde a las mujeres y en la que "son tratadas como objetos".
Demandaron al Vaticano "reparar el daño a las víctimas de abuso y explotación sexual; atención médica para las monjas afectadas de VIH/sida, y apoyo económico para las religiosas que quedaron embarazadas, a fin de que puedan mantener a los hijos de los sacerdotes de la Iglesia católica".
Solicitaron también "adoptar una política sobre conductas sexuales dentro de la institución, que tienda a eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres", y recordaron que en el caso del dirigente de los legionarios de Cristo, Marcial Maciel, quien fue denunciado en 1987 como violador de menores, "no pasó nada, e incluso fue premiado por el Vaticano".
Después de la conferencia de prensa, las representantes de Católicas por el Derecho a Decidir, Afluentes y de la Comunidad Teológica se manifestaron frente a la representación diplomática del Vaticano en México, donde entregaron sus exigencias y peticiones a José Andrés Sardina, por la ventanilla lateral al portón de la nunciatura apostólica, a la que se asomó el secretario particular del nuncio Giuseppe Bertello.
Frente al portón, que permaneció cerrado, se desplegaron dos mantas. Una, de organizaciones ciudadanas y de iglesias, clamaba: "šRompamos el silencio! Denunciemos los abusos sexuales dentro de la Iglesia católica". La otra, de Católicas por el Derecho a Decidir, rezaba: "Una Iglesia que promulga el amor, la justicia, la igualdad y la misericordia šNo puede aceptar la violencia!". Dentro de la nunciatura reinó el silencio.