DOMINGO Ť 15 Ť JULIO Ť 2001
Ť Se harán cargo de las diócesis de Tuxtla y Tapachula
José Luis Chávez y Rogelio Cabrera, nuevos obispos del estado de Chiapas
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
El papa Juan Pablo II nombró a dos nuevos obispos en el estado de Chiapas. José Luis Chávez Botello, hasta ahora auxiliar de Guadalajara, será el titular de la diócesis de Tuxtla Gutiérrez, y Rogelio Cabrera, quien encabeza la diócesis de Tacámbaro, será trasladado a Tapachula.
De las tres diócesis que hay en la entidad, sólo la de San Cristóbal de las Casas tenía titular, Felipe Arizmendi.
Los nuevos obispos no rompen con el perfil de los prelados que el Vaticano ha nombrado en México en la última década, fieles a Roma y apegados a la ortodoxia. Chávez Botello cercano al cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez.
El nuevo obispo de Tuxtla Gutiérrez nació el 8 de febrero de 1941 en Tototlán, Jalisco. Realizó estudios eclesiásticos en el seminario de Guadalajara y posteriormente fue enviado a Roma como alumno del Pontificio Colegio Pío Latino Americano, donde obtuvo la licenciatura en teología de la Pontificia Universidad Gregoriana.
Recibió la ordenación sacerdotal en Roma el 8 de diciembre de 1960. Fue obispo titular de Cova y auxiliar de Guadalajara. En la Conferencia del Episcopado Mexicano encabezó la Comisión de Evangelización de 1997 a 2000.
Cabrera nació en Santa Catarina, Guanajuato, el 24 de enero de 1951. Cursó humanidades, filosofía y parte de teología en el seminario de Querétaro. Obtuvo su licenciatura en teología en la Pontificia Universidad Gregoriana y se tituló en sagrada escritura en el Pontificio Instituto Bíblico.
Fue ordenado sacerdote en 1978 y ha desempeñado, entre otros cargos, los de párroco, vicario episcopal y maestro del Seminario Mayor de Querétaro. El 29 de abril de 1996 fue nombrado obispo de Tacámbaro. En la CEM, además, presidió la Comisión de Pastoral Bíblica.
La diócesis de Tapachula quedó vacante en marzo de 2000, cuando Arizmendi sustituyó al obispo Samuel Ruiz. Lo mismo sucedió en Tuxtla Gutiérrez a mediados del año pasado, cuando Felipe Aguirre Franco fue enviado al arzobispado de Acapulco.
Todos estos movimientos se dieron en medio de procesos de sucesión inesperados en la nunciatura, con la salida de Justo Mullor, una estancia breve de Leonardo Sandri y la llegada de Giuseppe Bertello.