ANDANZAS
Nuevas generaciones
Ť Colombia Moya
TOCA EL TURNO a la gran muestra de las escuelas de danza de varias instituciones abocadas a la formación de bailarines y coreógrafos, que en muy pocos años deberán cubrir las carteleras de la danza mexicana.
LA UNDECIMA MUESTRA de Escuelas Superiores de Danza del INBA, expandida ahora a otras comunidades dancísticas participantes en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes, allá en Churubusco, contará desde el 10 de julio, en amplia programación, con la presencia de las escuelas de Danza Clásica y Contemporánea, de Danza Folklórica, la Superior de Danza y Música de Monterrey, la Nacional de Danza Gloria y Nellie Campobello, la Academia de la Danza Mexicana y el Centro de Investigación Coreográfica, y las de origen externo, como la de la Universidad Veracruzana, y el Centro Regional de Danza Contemporánea del Noroeste Mezquite, así como la compañía invitada Mezquite, creada en 1966 precisamente a la sombra de este centro regional.
NO SE PUEDE precisar cuántos alumnos participan en esta muestra y cuántos se graduarán este año; lo que resalta es que muchos pronto tendrán que salir a luchar por su lugar en la danza mexicana, por sus ideas y valores artísticos, así como por sobrevivir profesionalmente, cosa que todos esperamos hagan de la mejor manera, ya que no siempre la preparación escolar va de la mano de la realidad de la vida y el campo laboral. Sin embargo se hace todo lo que se puede.
EL INBA PARECE tener una clara intención de enriquecer y diversificar toda clase de elementos a través de diversos talleres para pertrechar bien a los bailarines del futuro ante el difícil camino de la danza, como dijo Ignacio Toscano, director del INBA, quien ha vivido muy de cerca las vicisitudes del gremio durante su gestión como coordinador de danza.
SIN EMBARGO, LA participación tutelar de los maestros y coreógrafos en el montaje de las obras que interpretan los alumnos aún es abundante y no permite apreciar en todo su potencial el talento propio de los jóvenes, quienes de este modo siguen siendo una especie de laboratorio y ensayo de maestros y coreógrafos invitados. Es decir, se impone una disciplina en la que ellos son siempre los ejecutantes, los intérpretes, educados, entrenados para eso, obedecer y hacer lo que se les requiere. Sólo los licenciados en coreografía tienen derecho a presentar sus propias obras en tal muestra.
ES EVIDENTE QUE lo aprendido por los alumnos es repetitivo y automático. Tal vez el poder de la creatividad improvisada en el momento, la verdadera suma de conocimientos adquiridos durante años en tales escuelas, la gran prueba, y no la exhibición de lo impuesto, desde mi punto de vista, es algo que obligaría a maestros y alumnos a recorrer una vereda más ancha y efectiva en los profundos vericuetos de los procesos enseñanza-aprendizaje de una educación vertical e impositiva en los terrenos del arte y la cultura, donde la imaginación y la creatividad, la cultura y el intelecto deberían ser el timón principal de ésta incierta nave de la danza profesional en México. Aprender a pensar y a crear, aun interpretando; aprender a ver, a observar y traducir por sí mismos, es, en mi experiencia como maestra, el objetivo principal de la enseñanza en la danza. La técnica es la envoltura, lo aparente, lo que hay que trascender para no seguir desarrollando legiones de frustrada infantería de la danza, o conejillos de indias en un renglón donde el "mercado" cultural es motivo de otra largísima reflexión.
ASI PUES, HASTA el 20 de julio, la undécima Muestra de Escuelas Superiores de Danza, en el Teatro de las Artes. Asómese, forme su opinión.