SABADO Ť 14 Ť JULIO Ť 2001

Ť Recordaron culhuacanenses a la educadora en su cuarto aniversario luctuoso

Con Cristina Payán compartimos un trabajo, un sueño y una realidad con plena vigencia

Ť Subsiste el reconocimiento de la comunidad a la labor de la promotora cultural

Ť ''Ella gustaba de la alegría y la música; nunca quiso que se le recordara con llanto''

ANGEL VARGAS

Entre los habitantes de Culhuacán es común oír hablar de Cristina Payán en tiempo presente. ''Hasta pareciera que no murió", dice una anciana de nombre María, quien le profesa ''enorme cariño por todo lo que hizo la maestra por nosotros".

payan_homenaje01Para María resulta muy viva en su memoria la imagen ''incansable y entusiasta" de la promotora cultural y educadora invitando a la población a participar e involucrarse en las actividades del Centro Comunitario Culhuacán.

''Es algo que nunca podremos olvidar y mucho menos pagarle. Este centro es un gran regalo que nos dio", dice emocionada la señora.

En ese antiguo recinto, que albergó un convento y que hasta principios de los años ochenta se utilizó para oficinas administrativas del INAH, habitantes de la comunidad se reunieron ayer para recordar a Cristina Payán en su cuarto aniversario luctuoso.

Intima y breve, fue una fiesta más que homenaje, pues ''a la maestra le gustaban la alegría, el color y la música. Nunca quiso que se le recordara con llanto".

Hubo una ceremonia religiosa en la iglesia del Señor del Calvario; la escenificación de Los perros, obra de Elena Garro, a cargo de la Compañía de Teatro Cristina Payán, y baile folclórico con el grupo de la tercera edad del centro comunitario.

El grupo teatral lleva el nombre de la educadora desde que, en 1999, sus integrantes egresaron del Laboratorio de Teatro Campesino Indígena dirigido por María Alicia Martínez Medrano, ''el cual siempre contó con el apoyo incondicional" de Cristina Payán.

La huella de la promotora cultural en Culhuacán ''es profunda e imborrable", coincidieron asistentes al homenaje. ''Compartimos con ella un trabajo, un sueño, una realidad con plena vigencia. Todo esto que es nuestro centro comunitario."

Y es que Cristina Payán no sólo llegó a Culhuacán para fundar el centro comunitario, en 1983, sino que desde ese año y hasta 1992, como directora de éste, puso en marcha un novedoso proyecto para corresponsabilizar a la población en la conservación de su patrimonio cultural.

''Además de proponernos aspectos nuevos e interesantes, nos escuchaba e integraba nuestras propuestas. Y cada día más personas participaron e hicieron de éste un lugar del que nos sentimos orgullosos".