SABADO Ť 14 Ť JULIO Ť 2001

Carlos Marichal

El libro blanco y la reforma fiscal en España

En el año de 1975, poco antes de la muerte del dictador de España, Francisco Franco, el Ministerio de Hacienda de ese país tomó la medida extraordinaria de presentar ante el público el llamado Libro Blanco. Este volumen contenía las listas de los principales españoles que efectivamente pagaban importantes cantidades de dinero al fisco en concepto del impuesto sobre la renta.

Mayúscula fue la sorpresa de los ciudadanos al descubrir que el individuo que pagaba más impuestos en España en ese entonces era el famoso torero El Cordobés, siendo seguido por otros toreros, futbolistas, cantantes populares y actores de cine. En cambio, no destacaban como contribuyentes los dueños de grandes bancos como el Banco de Bilbao o el Banco de Santander, ni las mayores fortunas industriales y agrícolas, ni -por supuesto- el hermano del dictador -Nicolás Franco-, quien había acumulado una fortuna calculada en cerca de 500 millones de dólares.

La publicación del Libro Blanco hizo manifiesto la necesidad de llevar a cabo una profunda reforma fiscal, la cual comenzó a implementarse en 1978 y sirvió de soporte fundamental a la transición a la democracia en los años subsiguientes. Revisar algunos de los puntos medulares es de utilidad para compararla con la reforma fiscal que se discute en el México de hoy. En este artículo haremos un breve resumen, para luego ahondar en el tema en próximas semanas. El sistema impositivo bajo la larga dictadura española se mantuvo arcaico, dependiendo sobre todo de impuestos indirectos, de monopolios estatales y del endeudamiento para cubrir los principales gastos. En cambio, casi nadie pagaba impuestos sobre la renta, hasta el punto que este rubro proporcionaba la cantidad irrisoria de apenas 2% de los ingresos impositivos del Estado a principios de los años de 1970. En cambio, en la Inglaterra contemporánea los impuestos sobre la renta y el patrimonio proporcionaban 38% del total de ingresos ordinarios del gobierno, en Italia 51%, en Francia 38% y en Alemania 43%. Ť

El éxito de la reforma fiscal en España iniciada en 1978 consistió fundamentalmente en lograr un aumento en la recaudación del impuesto sobre la renta que fue recayendo tanto sobre los asalariados en nómina, como sobre los propietarios, empresarios individuales y las compañías. Para el decenio de 1980 ya la recaudación de este ramo representaba más de 30% de los ingresos ordinarios del Estado español. A ello se fueron agregando aumentos en impuestos indirectos, con lo cual se logró un incremento espectacular del gasto social, asegurando la consolidación de la nueva democracia española.

Las lecciones de esta experiencia para el caso mexicano son claras. En primer término, es claro que si no hay consenso con respecto a la reforma fiscal y en especial sobre el hecho de que los sectores con patrimonios o con ingresos razonablemente altos deben pagar más, no se podrá negociar un pacto político social que le dé legitimidad al nuevo régimen. En segundo lugar, debe reconocerse que la evasión fiscal en materia del ISR es el más lacerante que experimenta el país, pues son evasores tanto empresarios grandes y chicos, como sectores profesionales y propietarios. Sería bueno que el gobierno siguiera el ejemplo español y publicara el Libro Blanco de los contribuyentes en México para que se confirme si están todos los que deben estar, incluyendo los trece billonarios mexicanos que cita la revista Forbes y los 100 empresarios más poderosos que recoge la revista Expansión. Si ellos no están en primer término como los mayores contribuyentes: Ƒde qué pacto social y de qué redistribución fiscal se está hablando?

 

ŤFrancisco Comín, Historia de la hacienda pública de España, 1808-1995, Editorial Crítica, Barcelona, 1996.