Ť Extrema violencia marca este tipo de asesinatos
Murieron por odio homofóbico 35 personas al año, de 95 a 2000
Ť Repunte en la intolerancia, denuncia presidenta de ONG
MARIA RIVERA
El miedo a lo diferente mata. En promedio, 35 personas perdieron la vida anualmente por odio homofóbico en México entre 1995 y 2000. De los 217 casos documentados, 17 eran adolescentes, de entre 14 y 20 años, que murieron a manos de familiares o condiscípulos. La mayoría de las víctimas fueron asesinadas con extrema violencia y saña, a diferencia de otros homicidios, lo que refleja la necesidad sicológica del victimario no sólo de infligir daño, sino de castigar hasta el exterminio. Tales fueron algunas de las conclusiones dadas a conocer por Alicia Valle Chávez, presidenta de la Comisión Ciudadana contra los Crímenes de Odio por Homofobia, en el noveno aniversario del homicidio no aclarado de su hijo Francisco Estrada Valle, fundador de AVE, primera organización no gubernamental de lucha contra el sida.
Miles de hojas de expedientes del Servicio Médico Forense, de las delegaciones políticas o de cualquier instancia de impartición de justicia pueden darnos la vergonzosa idea de lo que es un crimen por homofobia, continuó. ¿Cuántos son los que no llegan a conocerse por ignorancia, vergüenza o falsa moral? "Recientemente se han registrado asesinatos de este tipo en Colima, Chiapas, Veracruz y el DF. Esto nos habla de un nuevo repunte de la intolerancia contra la comunidad lésbico-gay", advirtió.
La homofobia fue descrita como una conducta que nace en el hogar y que transmiten los padres, basados en el miedo a lo que desconocen o queda fuera de su comprensión. Más tarde esa violencia es llevada a la calle para agredir a todo aquél que tenga una conducta diferente de lo que se considera normal. "No se puede olvidar a los miles de hombres y mujeres que están siendo víctimas de agresiones en estos momentos no sólo a través de miradas, chistes, burlas, sino de abusos físicos e incluso criminales, como los ocurridos recientemente en Colima, y sobre los cuales pediremos informes a las autoridades competentes, esperando no tener respuestas de que fueron crímenes pasionales o venganza entre homosexuales", puntualizó.
La presidenta de la Comisión Ciudadana contra los Crímenes de Odio por Homofobia hacía referencia a los asesinatos ocurridos en Colima de Karem Chávez Alvarez, cuyo cuerpo fue encontrado atado de manos y pies; Luis Eduardo Vásquez Montes, ahorcado y encajuelado, y Arnoldo Larios Ramírez, de 24 años, asfixiado y atado de sus extremidades. Así como al robo de Carlos Miguel González, de 22 años, quien fue amordazado y abandonado en un hotel, después de recibir amenazas con arma blanca. Estos crímenes el procurador de Justicia del estado, Jesús Antonio Sam López. Según información de Diario de Colima, declaró que no le afecta que se resuelva, debido a que él no los mató. "Si yo los hubiera matado sí me preocuparía", aclaró.
También señaló en cuanto a si hay peligro que se incremente esta clase de hechos: "Si se aumentan pues se aumentan, si disminuyen, pues disminuyen". Cuestionado en torno a la posibilidad de que sean obra de un sicópata, declaró que nadie puede saber cómo actúan éstos. "Nadie puede controlar su conducta, sólo Dios; yo sólo soy un cristiano humano." Por lo demás, el funcionario no ha reportado ningún avance en las investigaciones.
Con su experiencia a cuestas, la señora Valle Chávez habló del dolor, la rabia y la impotencia de los familiares al perder a un ser amado. "Tenemos que soportar largas noches imaginando la agonía que pasó antes de expirar, la saña con la que fue torturado, asfixiado, encajuelado, mutilado o empalado". Pero ahí no termina el suplicio, continuó, después viene el viacrucis en cada una de las instancias gubernamentales, en las cuales se descalifica a ciudadanos y ciudadanas con un oficio o una profesión respetable. Pierden su identidad para convertirse en "el caso de los lilos, de las vestidas, las machorras o los raros". "Tenemos que vivir las miradas de reproche social o de lástima por tener un hijo o una hermana así. La gente no entiende que los amamos sin condiciones y en plena libertad."
Para acabar con esta visión vergonzosa recomendó promover una nueva cultura de la tolerancia. En mente tenía aquel letrero del balneario Ojo Caliente de Aguascalientes, en el que se prohibía la entrada a homosexuales y perros, o a funcionarios, como el gobernador Felipe González, quien ha declarado que a él lo pueden acusar de todo, "menos de ratero, rajón o joto". Lo que comienza con descalificaciones termina en crímenes, como se ha visto a través de la historia.