JUEVES Ť 12 Ť JULIO Ť 2001

Ť Propone Washington en la ONU el derecho supremo de los civiles a tenerlas

Más de 211 millones de armas pequeñas, la mayoría legales, circulan en Estados Unidos

Ť El Departamento de Estado pide a países copiar sus leyes para "controlar el comercio"

Ť En promedio una decena de jóvenes mueren diariamente a tiros en EU, asegura ONG

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Nueva York, 11 de julio. El gobierno estadunidense sugirió esta semana que la comunidad internacional debería adoptar leyes parecidas a las suyas para controlar las armas pequeñas, pero de acuerdo con va-rios expertos este país sufre del peor problema de violencia por armas de fuego de todos las naciones industrializadas.

En su discurso ante la Conferencia sobre el Comercio ilícito de Armas pequeñas, que se celebra en la Organización de Naciones Unidas (ONU), el subsecretario de Estado estadunidense, John Bolton, instó a los re-presentantes de otros gobiernos a "adoptar prácticas similares" a las de Estados Unidos, a fin de "controlar el comercio" de armas pequeñas.

El funcionario reiteró también el principio fundamental de la posición estadunidense: el derecho supremo de los civiles a poseer armas pequeñas.

Irónicamente, en el contexto de esta misma reunión internacional la ONU reporta que circulan más de medio millón de armas cortas en el mundo. Según otros cálculos de organizaciones nacionales, sólo en Estados Unidos existen más de 211 millones de armas pequeñas, o sea más de una para cada adulto en el país.

"Estados Unidos cree que el uso responsable de armas de fuego es un aspecto legítimo de la vida nacional", afirmó Bolton ante la conferencia de la ONU. Así enfatizó que hay una diferencia entre la compra y el uso "legal" de armas pequeñas y el tráfico "ilegal" de las mismas.

Sin embargo, en su propio país la mayoría de las armas utilizadas en crímenes son adquiridas legalmente, ya que Estados Unidos cuenta con algunas de las leyes más débiles para el control de ese tipo de armamento de todo el mundo industrializado.

Como resultado de esta política, el número de homicidios por arma de fuego son mucho mayores aquí que cualquier otro país industrializado.

Cifras aberrantes

En 1996, por ejemplo, las armas pequeñas fueron usadas en el homicidio de dos personas en Nueva Zelanda, 13 en Australia, 15 en Japón, 30 en Gran Bretaña, 106 en Canadá, 213 en Alemania y 9 mil 390 en Estados Unidos, según la organización pro control de armas, Campaña Brady.

Una reciente investigación encontró que más de dos tercios de las armas utilizadas en crímenes de alto perfil durante los últimos 30 años fueron obtenidas "legalmente" en Estados Unidos.

"Este informe revela que la mayoría de los delitos masivos a tiros involucraron ar-mas de mano, usualmente adquiridas legalmente", afirmó Marty Langley, investigador del Violence Policy Center que publicó el documento.

En 1998, 3 mil 792 jóvenes menores de 19 años de edad fueron abatidos por armas de fuego --un promedio de 10 diariamente, informa la Coalición para Detener la Violencia de Arma--, y agrega que desde 1979 más jóvenes estadunidenses han muerto por armas de fuego en este país que el número de soldados estadunidenses fa-llecidos durante toda la guerra de Vietnam.

La tasa de muerte relacionada con la violencia de armas de fuego para jóvenes menores de 15 años es casi 12 veces mayor a la de los otros 25 países industrializados combinados.

"Así, no empezamos suponiendo que todas armas pequeñas y armas ligeras son lo mismo y que todas son problemáticas", insistió el subsecretario Bolton el pasado martes ante la ONU, al subrayar que sólo el tráfico ilícito de armas debería ser el enfoque de cualquier intento de controlar el uso y comercio de armas pequeñas.

Por lo tanto, la posición estadunidense rechaza medidas para limitar o condicionar el comercio y manufactura legal de armas pequeñas, pues afirma que la mayoría de las transferencias de armas en el mundo "son rutinarias y no problemáticas".

Al reiterar que Estados Unidos no apoya medidas que prohíban la posesión de armas por civiles, afirmó que "a través de sus prácticas nacionales, leyes, y programas de asistencia... Estados Unidos ha demostrado su compromiso por contrarrestar el comercio ilícito en armas pequeñas".

Pero, para los preocupados por las muertes y heridas de balas, estas palabras suenan huecas en Estados Unidos.

El problema, demuestran las estadísticas, no es si las armas son ilícitas o "legales", el problema es que la suposición de que "el uso responsable" de estas armas provoca, por accidente o no, violencia y sangre.

Un arma, legal o no, que está en una casa tiene cuatro veces más probabilidad de ser usada accidentalmente, siete veces más de ser usada en un delito o homicidio y 11 ve-ces más probable de ser usada para un suicidio que en autodefensa, afirma la Coalición para Detener la Violencia de Armas, integrada por organizaciones religiosas, de jóvenes, antiguerra y de derechos civiles.

Como "modelo" para el mundo, como gobierno que pretende ofrecer liderazgo para los demás en el "control" de armas pequeñas, o como árbitro en el debate entre lo que es "uso responsable" de las pequeñas armas, Estados Unidos tiene mucho que atender en su propia casa.