Sankai Juku, clásico de la danza butoh, en Bellas Artes
CESAR GÜEMES
Ushio Amagatsu, apenas con medio siglo de existencia, es ya un clásico de la danza butoh reconocido en Japón y fuera de él. Responsable de la compañía Sankai Juku, estará en breve en México a fin de presentarse del 25 al 27 de este mes en el Palacio de Bellas Artes con una muestra de lo más reciente de su producción. Vía telefónica, desde su estudio en Tokio, mantuvo la noche de este lunes un encuentro con la prensa a fin de poner al día los conceptos que de su trabajo se tienen.
-¿Ha cambiado en algo la temática o el enfoque de lo que se entiende por danza butoh en su agrupación?
-El tema que me ronda desde hace tiempo es la resonancia del más allá. Quiero reivindicar con mis nuevas propuestas lo que entendemos por la vida, la fuerza, la potencia del ser humano a través de los miles de años de historia que llevamos a cuestas y cómo ese enorme oleaje ha perturbado la percepción de los hombres.
Diálogo espectadores-bailarines
-Para lograr un proyecto tan amplio, ¿se permite tomar elementos de otros tipos de danza?
-Reconozco que he tomado influencia de muchas escuelas. Basta mencionar que mi carrera se inició con la danza moderna, pero tengo una técnica personal que aplico en Sankai Juku. Quiero hacer que mi estilo y forma de ser sean lo suficientemente claros al momento de presentar un espectáculo. Y me parece que es una aspiración legítima y deseable.
-En ocasiones parece que la danza que usted propone se viera al margen de los avances que Japón tiene en materia de desarrollo tecnológico, por ejemplo. ¿Ve alguna disparidad entre esos campos?
-El significado que hoy ofrece la danza butoh al mundo, en relación con las nuevas tecnologías, es precisamente una salida, un deseo de que los espectadores que se acercan a nuestras obras se rencuentren. Diría que el trabajo propuesto es, mucho más que un espectáculo, un diálogo entre el espectador y los bailarines. Esto es, un concepto que hasta podría considerarse interactivo, término muy relacionado, por cierto, con lo que se conoce como las nuevas tecnologías. No hay contradicción, cada quien avanza a su ritmo.
-Decía usted que de un tiempo a esta parte se ha interesado por la herencia milenaria del hombre. ¿No es una ambición excesiva?
-Lo explico: quiero decir que no hablo del hombre solamente con referencia al pasado histórico, sino a un seguimiento del ser humano a lo largo de las generaciones de que tenemos noticia. No hay ambición, me parece, sino proyecto. Después de todo venimos de una tradición y la mejor forma de adaptarnos al mundo contemporáneo es reconociéndola y, de ser posible, aplicándola después de hacer una lectura de ella, de interpretarla con las herramientas que nos ha tocado en suerte disponer.
-Aunque no todo en su compañía es concepto y proyecto, ¿qué tanto cuida el resto de los elementos de su espectáculo?
-Es verdad: algo importante que tengo siempre consciente son los asuntos técnicos, desde la luz y el sonido hasta los ruidos que produce el movimiento. Creo que todo esto se convierte en una sola unidad y así se puede explotar, en el mejor sentido, y ofrecer al público.
-¿De qué elementos concretos echará mano para la muestra de su labor que traerá a México?
-Específicamente en cuanto al simbolismo utilizaremos agua y tierra, que son elementos de nacimiento y de crecimiento, aunque también pueden significar el fin. Como vemos, no es posible separar dentro de la danza butoh lo simbólico de lo concreto. Buscamos la síntesis.
-¿Tiene algún método determinado a fin de realizar sus coreografías?
-En Occidente para hacer una obra dancística siempre observan algo externo y sobre ello trabajan. En cambio nosotros buscamos situaciones en el interior del ser humano, dentro del cuerpo, eso es lo que llena la coreografía, lo que la hace. Es algo menos sencillo, pero más productivo desde mi punto de vista.
-¿En su visita ofrecerá alguna variante en particular del butoh?
-Cada compañía tiene su criterio y diversa manera de pensar. En Sankai Juku, debo decirlo de una vez, casi no existen variaciones. Como japonés hago mi trabajo, aunque cuando voy al exterior trato de encontrar las similitudes entre los seres humanos sin tomar en cuenta la nacionalidad. O sea: la danza es la base, pero tengo como sustratos el cuerpo y el concepto de gravedad. Me gusta pensar cómo la parte física de nosotros recibe el peso de la gravedad a que está sometido el planeta. Por otra parte, es claro que la cultura mantiene sus diferencias no sólo en cuanto a la disciplina que se practica sino a las costumbres naturales de país a país, por ello para mí lo más importante es la similitud. Busco la combinación y los encuentros con el hombre común.