Ť Autor de Por el camino de Freud, libro que marca su regreso a la polémica
Braunstein plantea un debate acerca de cómo es el mexicano ante el diván
Ť Su volumen clásico Psicología, ideología y ciencia llega a su primer cuarto de siglo
Ť La nueva obra incluye una sucesión de artículos provocadores, señala el psicoanalista
CESAR GÜEMES
Más allá del melodrama radiofónico o el psicodrama televisivo, Néstor A. Braunstein, autor del clásico Psicología, ideología y ciencia, que por cierto ha alcanzado ya su primer cuarto de siglo, propone en su nuevo libro una discusión acerca de cómo son hoy los mexicanos en el diván del psicoanalista, sobre lo que llama la muerte de la familia y respecto de los distintos modos de entender la subjetividad que se derivan de Freud y Lacan. Por el camino de Freud es el título del volumen, publicado por Siglo XXI, con el cual Braunstein, radicado y naturalizado mexicano, entrará de nuevo en su ambiente natural, la polémica.
Nadie sigue en todo a Freud
-Usted ha sido un generador de discusiones desde que inició con Psicología, ideología y ciencia. Todo parece indicar que con su nuevo libro continúa con este afán.
-Creo, en efecto, que el volumen contiene una sucesión de artículos provocadores en el sentido de que se apartan de los argumentos tradicionales que se manejan en los distintos temas, como los mexicanos vistos ante el diván, como las actuales relaciones familiares o la forma de interpretar el psicoanálisis. Se trata, sí, de intervenciones polémicas y provocativas, eso hace generalmente que se generen debates al interior de grupos psicoanalíticos y entre los profesionales del campo.
-¿Cuáles diría que son las singularidades del psicoanálisis que se ejerce hoy en México al que se lleva a cabo en Argentina o Europa?
-El trabajo por sí mismo no tiene diferencias, pero lo distinto es que en Europa o Argentina el psicoanálisis está mucho más difundido.
-¿Lo que lo lleva a escribir esta continuación de su obra son los recientes años de ejercicio de su profesión en el país?
-Fue una serie de consideraciones acerca de cómo se conceptualiza la práctica analítica en distintas regiones y diversos tiempos. Me preocupa mucho señalar, por ejemplo, las razones de las diferencias entre el enfoque clásico de Freud y el de Lacan.
-¿Será que en México es mucho más socorrido el análisis de Freud que el de Lacan?
-Depende de cómo se mire. Diría que en el Distrito Federal existe una particularidad única en el mundo: los analistas no sólo están divididos en cuanto a las escuelas a que pertenecen, sino también están partidos geográficamente, mientras en el sur los lacanianos somos la mayoría, en el norte la mayoría de las personas acuden con analistas que pertenecen a la Sociedad Psicoanalítica Mexicana, que es filial de la internacional. Luego, ''freudianos" nos decimos todos, y las distintas maneras de entender a Freud es lo que crea las diferencias entre nosotros. Un lacaniano es freudiano por necesidad. Poco antes de morir, Lacan le dijo a sus seguidores: ''Ustedes sean lacanianos, si quieren, yo sigo siendo freudiano". Luego, la división refleja una situación mundial: se han producido distintos modos de leer a Freud y de interpretar lo esencial de su teoría porque finalmente no hay nadie que lo siga integralmente.
La psiquiatría desoye al paciente
-Por su lado la psiquiatría tiene cada vez mayores adeptos a partir de la prescripción de medicamentos, algunos de ellos de venta sin receta. ¿Demerita este hecho el ejercicio del psicoanálisis?
-No, sucede exactamente lo contrario. La psiquiatría ha abandonado al paciente, o a lo que esta aplicación llama ''enfermo mental", precisamente porque ya no lo escuchan. Como se trata sólo de encontrar una respuesta farmacológica y de olvidarse del paciente en tanto persona, la psiquiatría ha olvidado al paciente y con eso deja el campo abierto para quienes seguimos con la idea de que al sujeto hay que escucharlo en la manifestación de su sufrimiento. Lo que debemos entender es esa condición en lugar de reducirla o forzarla con recursos químicos porque entonces la persona queda olvidada o ausente.
-Parece, entonces, que es necesario difundir de nuevo las bondades del análisis a largo plazo.
-Claro, depende de cuál es el problema a solventar. Si es un síntoma molesto, como el insomnio, es claro que un medicamento hipnótico es una medida rápida y eficaz, pero si el conflicto es el sufrimiento de una persona y eso lo lleva a perder el sueño, una pastilla no resuelve nada.
Racismo interior, un problema
-Luego de su ejercicio en México, ¿cuáles diría que son en síntesis las peculiaridades de la existencia psicológica contemporánea en el país?
-Sin duda observo que hay muchos mitos y estereotipos acerca del mexicano que el propio sujeto utiliza para desconocerse y desdeñarse a sí mismo y a sus congéneres. Uno de los problemas que he abordado en reciente fecha es el del racismo interior, característica que observo en muchos pacientes lo mismo que en la esquizofrenia del discurso oficial que por una parte elogia a la ''raza de bronce" y por otra la descalifica y posterga. Eso genera una situación en la cual el racismo actúa desde el interior, a diferencia de otros países que se han liberado del colonialismo porque el racismo actúa desde el exterior.
-Mientras sus libros continúan leyéndose, diga por último quién lee hoy a Laing o a Frankl, que en su momento fueron también contestatarios.
-Ya casi nadie. Son autores que escriben libros importantes, se ponen de moda, generan una agitación transitoria y al cabo de un tiempo si no se sostiene la dinámica por una obra que continúe, decae el interés, independientemente de qué tan revolucionarios hayan sido cuando aparecieron. Las personas dejan de recordarlos y de leerlos, lo que no quita que se hayan integrados al mundo progresista de las ideas.