MARTES Ť 10 Ť JULIO Ť 2001

Ť Cumple condición para ingresar al Consejo de Europa

Rechaza Putin la pena de muerte, aunque la mayoría rusa está a favor

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 9 de julio. "El Estado no debe atribuirse una función que corresponde sólo a Dios y a nadie más, como es quitar la vida", manifestó este lunes el presidente Vladimir Putin al hacer público su rechazo a que Rusia abandone la moratoria sobre la pena de muerte, establecida en 1996 por su antecesor, Boris Yeltsin, en cumplimiento de una de las condiciones para la aceptación del país en el Consejo de Europa.

Cinco años después, la moratoria vigente en Rusia implica que cualquier condena a la pena capital sea conmutada automáticamente por cadena perpetua, pero la mayoría de los rusos, de acuerdo con recientes sondeos de opinión, se declara en favor de restablecer la pena de muerte.

La semana pasada 61 por ciento de los encuestados aprobó abolir la moratoria, al tiempo que personajes disímbolos, como el ministro de Justicia, Yuri Chaika, o el premio Nobel de Literatura y ex disidente soviético Aleksandr Solzhenitsyn han sumado su voz a la de los partidarios de aplicar la pena de muerte a los condenados por delitos de terrorismo, particularmente.

La posición de Putin, dada a conocer por vez primera, choca con la intención del Servicio Federal de Seguridad, el FSB, que desde hace semanas, y aprovechando la coyuntura de creciente indignación en la sociedad por los secuestros, promueve en los pasillos de la Duma, (Cámara baja del Parlamento), el restablecimiento de la pena de muerte, incluido el derecho de ejecutar la sentencia cuando los presuntos delincuentes sean juzgados en rebeldía.

"Entiendo a las personas que exigen restablecer la pena de muerte. A veces, y no me avergüenzo de decirlo en público, al ver las atrocidades que cometen (los terroristas, sinónimo aquí de chechenos), yo mismo quisiera estrangularlos", se sinceró Putin.

Pero para el mandatario ruso, más allá de lo que se pueda sentir, no es esa la solución. Subrayó que tiene claro que la delincuencia no se erradica por hacer más severo el castigo y afirmó que es necesario atacar las causas que provocan la violencia, "un mal que se encuentra dentro de nosotros mismos", en lugar de engendrar más violencia desde el Estado.

Señaló también que la lucha contra la delincuencia es efectiva sólo cuando el castigo se vuelve inevitable, cuando la impunidad es vencida por la impartición de justicia y el criminal vive acosado por la sensación de que, más tarde o más temprano, será detenido y condenado.

La actitud del presidente ruso frente al problema, como suele suceder en estos casos de encendida polémica, se acompañó de filtraciones interesadas que atribuyen al Kremlin el deseo de suprimir legislativamente la pena de muerte.

Una fuente no identificada de la Oficina de la Presidencia rusa, citada por medios locales, anticipó que el gobierno enviará a la Duma la iniciativa de ratificar el sexto protocolo de la Convención Europea de Derechos Humanos, que prohíbe la pena de muerte.

Mención aparte merece el contexto en que Putin definió su posición. Sucedió durante la conversación que sostuvo hoy, en esta capital, con un grupo de participantes en la conferencia internacional, que bajo el lema de Expansión de los derechos y las oportunidades, protección a través de la ley y la justicia y el patrocinio del Banco Mundial, se inauguró ayer en San Petersburgo.

Encabezados por el presidente del organismo financiero, James Wolfensohn, representantes de Estados Unidos, China, Gran Bretaña y otros países fueron recibidos en el Kremlin.

En el encuentro con Putin, Wolfensohn reiteró el mensaje principal de su discurso de apertura de la Conferencia, que para algunos observadores pareció tener como destinatario, entre otros, a la misma Rusia.

"El mayor obstáculo para el desarrollo de la legalidad y del sistema judicial es el uso de dicho sistema, en exclusivo beneficio propio, que hace la élite económica en muchos países", puntualizó Wolfensohn, antes de agregar: "La corrupción es un problema absolutamente clave. No es un tema que se pueda soslayar, es imposible fingir que no existe".

Dicho así, en abstracto, el traje les queda a muchos a la medida, pero adquiere especial significación el decirlo en un país cuya transición post-soviética hacia una economía de mercado, iniciada hace diez años, deja mucho que desear en términos de transparencia y legalidad, conforme a los criterios elaborados por el propio Banco Mundial.