Ť Es factor determinante para desarrollar males cardiovasculares, asegura especialista
Con colesterol elevado, 30 por ciento de adultos
Ť El tabaquismo, la diabetes, la obesidad, el sedentarismo y la edad, elementos de riesgo
CAROLINA GOMEZ MENA
En México 30 por ciento de los adultos tiene niveles de colesterol elevados, factor determinante para desarrollar enfermedades cardiovasculares, las que se estima padecerán -para el 2030- aproximadamente 80 por ciento de la población mundial en ese rango de edad.
Los altos índices de colesterol en la sangre son uno de los principales ingredientes que motivan la ocurrencia de un infarto agudo al miocardio, evento en el que al morir parte del músculo del corazón por falta de irrigación sanguínea, 25 por ciento de los afectados puede fallecer dentro de los cinco primeros minutos de ocurrido, señaló el doctor Francisco León Hernández, adscrito al servicio de Cardiología Médica y Hemodinamia del Hospital de Especialidades del Centro Médico La Raza del IMSS.
En entrevista comentó que según las estadísticas, de cada 10 pacientes que sufren un infarto, dos o tres mueren de forma súbita en sus hogares o lugares de trabajo, debido a la imposibilidad de recibir atención médica de manera inmediata. Asimismo, dos más que sí recibieron atención especializada fallecenen durante la primera semana de estancia en el hospital, debido a complicaciones cardiovasculares múltiples, por lo que "la posibilidad de perecer al sufrir un infarto al miocardio por primera vez es de casi 50 por ciento".
Es así como en el país, en promedio, anualmente fallecen cerca de 200 mil personas por enfermedades cardiovasculares relacionadas con la hipertensión arterial, mientras que por infartos son más de 60 mil, pero la cifra tiende a aumentar.
El especialista detalló que el colesterol -una sustancia blanca grasosa, parecida a la cera- es producido de manera natural por el hígado, y "existen dos clases: LDL y HDL. La primera la conforman lipoproteínas de baja densidad, mientras que la segunda son lipoproteínas de alta densidad, cuyo componente principal es el proteico".
El LDL es considerado malo, porque puede acumularse en las arterias e impedir el flujo adecuado de sangre, mientras que el HDL es el denominado bueno, porque retira el primero de los conductos, por lo que da protección contra la arteriosclerosis.
Cuando no hay indicios de enfermedad cardiaca o cerebrovascular, y menos de dos factores de riesgo, lo aceptable es contar niveles por debajo de 240 miligramos de colesterol total por decilitro de sangre, y menos de 160 miligramos de LDL.
Con alguna enfermedad del corazón, 160 o menos de colesterol total, y 100 o menos de LDL.
Sin enfermedad del corazón, pero con dos o más factores de riesgo, se debe contar con menos de 200 miligramos de colesterol total y por debajo de 130 de LDL.
En todas las células
Aunque en exceso es perjudicial, el colesterol es necesario para muchas funciones corporales, y es por ello que se encuentra en todas las células, pues el organismo lo emplea para producir muchas sustancias importantes, como hormonas y vitamina D.
No obstante, cuando el colesterol malo forma placas de grasa en el interior de las arterias, las torna más gruesas, duras y menos flexibles, lo que produce una disminución drástica del flujo de sangre, por ejemplo al corazón, provocando un ataque cardiaco o angina, es decir dolor en la parte anterior del tórax que puede acompañarse con molestias en el brazo, hombro o cuello, particularmente del lado izquierdo.
El colesterol elevado es producto de múltiples factores, entre ellos la herencia, el tabaquismo, la diabetes, la obesidad, el sedentarismo y la edad.
Pero también -especificó León Hernández- es originado por un trastorno del metabolismo; es decir, "algunas personas tienen un defecto en el sistema de eliminación del colesterol, lo que las hace susceptibles a elevar sus niveles, más aún si sus hábitos alimenticios son riesgosos debido a que su dieta es rica en grasas animales".
En cuanto a la edad, dijo, es más común padecerlo cuando se superan las cuatro décadas de vida; sin embargo, en la actualidad, a causa de los malos hábitos alimenticios y a la falta de ejercicio -menos de 20 por ciento de los mexicanos realiza alguna actividad deportiva de manera regular-, los problemas empiezan a manifestarse a edades más tempranas. Asimismo, en lo referente a su incidencia en cuanto al sexo, la relación hombre-mujer es de tres a uno hasta antes de los 45 años, y se iguala después de esa edad.
Existen diversas formas de controlar los niveles de colesterol en la sangre: uno es mediante el deporte y otro a través de la medicación. La otra posibilidad no farmacológica es la modificación de los hábitos alimenticios, particularmente con dietas ricas en verduras, frutas y carnes blancas, y pobres en grasas saturadas.