DOMINGO Ť 8 Ť JULIO Ť 2001
Ť Culmina casi mes y medio de enfrentamiento entre el INBA y sus grupos artísticos
Gerardo Rábago deja la ópera de Bellas Artes
Ť La coordinación de música se encargará mientras se encuentra a "la persona idónea": Toscano
ANGEL VARGAS
Gerardo Rábago renunció a la dirección de la Compañía Nacional de Opera, tras casi mes y medio de conflicto entre el Instituto Nacional de Bellas Artes y sus grupos artísticos, en particular el Coro del Teatro de Bellas Artes.
El titular del instituto, Ignacio Toscano, aclaró ayer que la de Rábago fue una determinación personal, "al no encontrar condiciones adecuadas de trabajo", e informó que en plática sostenida con la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Sara Bermúdez, se acordó que sea la Coordinación Nacional de Música y Opera la que se encargue de la operación de la compañía operística, en tanto se encuentra a "la persona idónea" para que la dirija.
El coro de Bellas Artes, en voz de su delegada Amparo Cervantes, tomó la noticia "no como un triunfo particular, sino como una victoria para la música y la ópera del país", y manifestó su esperanza de que las autoridades designen a "una persona con la que realmente se pueda trabajar, porque uno de nuestros principales reclamos de los últimos años es que la agrupación ha sido subutilizada, desaprovechada".
Con esta renuncia, presentada de manera escrita el viernes y difundida ayer mediante un comunicado del INBA, queda en la incertidumbre si se efectuará o no la reunión del Consejo de la Opera, la cual fue emplazada desde hace varios días por el director del instituto para la tarde de este lunes, en el Palacio de Bellas Artes.
Toscano señaló en entrevista que ese punto se evaluará y discutirá durante el transcurso de la mañana del propio lunes, "ya que la renuncia se dio anoche (viernes) y era algo que no contemplábamos".
Manifestó su intención de reunirse con los representantes de los grupos artísticos que intervienen en dicho consejo, la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes, para ver la conveniencia de celebrar o no la sesión.
Afirmó que el programa operístico para 2001 continuará conforme a lo estipulado e informó que la Coordinación Nacional de Música y Opera, dirigida por el violinista Román Revueltas, "será la responsable de las decisiones artísticas de la compañía de ópera mientras se encuentra a una persona adecuada para dirigirla".
Esa dinámica ya había sido usada por Toscano, pues el 11 de mayo designó "encargado interino" de la compañía a Revueltas, en lo que ponderaba candidatos.
Once días después, el 22 de mayo, nombró a Rábago, lo que suscitó de forma inmediata el rechazo de los integrantes del Coro de Bellas Artes y, posteriormente, una serie de protestas que involucraron, incluso, a los demás grupos artísticos de Bellas Artes: la Sinfónica Nacional, la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, la Orquesta de Cámara de Bellas Artes y el Coro de Madrigalistas
La agrupación cantora aseguró que Rábago no contaba con "el perfil profesional y ético necesarios para dirigir los destinos de la primera y más importante casa de ópera del país, la cual requiere de una persona con cualidades artísticas, administrativas y humanas, de las que (él) carece".
Apoyó su opinión con diversos testimonios de presuntas irregularidades cometidas por Rábago en sus anteriores cargos, entre ellos titular del Coro de México y de la Coordinación Nacional de Coros del CNCA.
La falta de respuesta institucional a la exigencia de destitución desató una serie protestas en el pórtico del Palacio de Bellas Artes, todas de índole musical, mediante recitales al aire libre, en los que se presentaron de manera alterna y por acuerdo sindical los grupos artísticos.
Si bien la primera manifestación de este tipo se dio el 7 de junio, el clímax del conflicto entre INBA y los artistas ocurrió casi dos semanas después.
El Coro de Bellas Artes aprovechó su participación en la gala verdiana que Ramón Vargas ofreció el 20 de ese mes en el palacio de mármol para entregar volantes, mostrar mantas y ofrecer, ya en el escenario, una explicación al público del porqué de su inconformidad.
La respuesta recibida fue positiva, con sus salvedades. No obstante, ese día se polarizaron las posiciones entre autoridades y quejosos. Ambas partes manifestaron su intención de no ceder.
Esa noche, Sara Bermúdez reconoció que Rábago fue maestro de su hija. Con ello abrió mayores posibilidades de argumentación para las personas que presumían que el del cantante fue un nombramiento impuesto al titular del INBA, entre ellas la representante sindical de los grupos artísticos del instituto, María Ascensión Carrizales (La Jornada, 9/06/01).
La confirmación de ese rumor, sin embargo, no alteró el desarrollo de las acciones y Rábago se mantuvo firme en el cargo. Aún el jueves de esta semana manifestó su determinación de no renunciar y continuar su proyecto durante el sexenio. El coro, en tanto, acudió ante instancias legislativas y presentó su caso a las comisiones de Cultura de la Cámara de Diputados y del Senado. Anunció su intención de recurrir a la Presidencia de la República.
En la carta de renuncia Gerardo Rábago expresa a Toscano que decidió aceptar el nombramiento "porque en todo momento lo consideré una muy alta oportunidad para servir a mi país. Ante el actual escenario, he tomado la determinación de declinar la propuesta. Lo hago ante la sola posibilidad de que mi presencia contribuya a una situación, para la ópera de México, opuesta a mi más íntimo deseo".
El coordinador nacional de Música y Opera, en tanto, rechazó que la salida del funcionario debilite la imagen institucional: "Es más bien un sacrificio personal que alguien hace para dar solución al conflicto".