DOMINGO Ť 8 Ť JULIO Ť 2001

Ť Las organizaciones criminales, sobre todo el narco, con acceso a los sistemas

Disponible en el mercado, toda la tecnología de punta utilizada para el espionaje: SNSP

Ť Los James Bond y Superagente 86, de lo más cotidiano en el mundo, según el organismo

JUAN ANTONIO ZUÑIGA M.

Prácticamente toda la tecnología de punta empleada en labores de espionaje u obtención de información a distancia se encuentra en el mercado, afirman fuentes de primer nivel del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

Frente a esto, afirman que los centros de cómputo y almacenamiento de información del SNSP, llamados "C4" y considerados como instalaciones estratégicas del Estado mexicano, "han sido dotados de la más alta tecnología militar en materia de comunicaciones para respaldar el intercambio de información entre todos los cuerpos de seguridad pública del país".

Además, puntualizan, estas instalaciones cuentan con mecanismos de defensa preventiva como el "ruido blanco", que es una especie de vibración constante, el cual protege sus ventanales del uso de micrófonos direccionales. Y ya en la operatividad de sus funciones, se utilizan frecuencias encriptadas, "con ventajas muy superiores a los sistemas analógicos".

Explican que los sistemas analógicos formaron en algún momento parte de la tecnología militar y, de manera paulatina, se han integrado al mercado abierto una vez que la primera accedió a mayores niveles de desarrollo y se mantiene como parte de la seguridad nacional y pública, principalmente de los países desarrollados.

Abundan: "Una vez en el mercado, estos sistemas analógicos son utilizados por las organizaciones criminales, sobre todo por el narcotráfico y los servicios de espionaje industrial, para el desempeño de sus actividades. Por su enorme capacidad económica, tienen contratado a personal muy especializado para adaptar esa tecnología a sus fines, e incluso para desarrollarla".

Esto constituye todo un fenómeno, incluso con sus contrasentidos. Ejemplifican: cuando se generalizó el uso de fotocopiadoras y todo mundo recurrió a este sistema, la industria editorial se vio afectada, pese a que en los textos se advertía expresamente la prohibición de reproducir total o parcialmente los libros. Con las audiocintas sucedió algo similar, y ahora lo vemos con los discos compactos, e incluso con los programas de computadora.

"La ley prohíbe la piratería, pero el desarrollo tecnológico y el mercado la propician", acotan.

Este mismo desarrollo, agregan, ha permitido que desde las frecuencias de "banda ancha" para la transmisión de imagen, sonido y transportación de datos en tiempo real -que hace algunos años estaba reservada para los gobiernos- hasta escanners, que pueden emplearse para intervenir llamadas telefónicas sin caimanes o diablitos, se encuentren en el mercado abierto; de igual manera que los micrófonos direccionales y hasta aquellos con capacidad para escuchar y grabar conversaciones a distancia, e incluso a través de cristales y paredes.

No sin ironía, consideran que "los hallazgos del Superagente 86", quien se comunicaba a su base por medio del tacón de su zapato; o los de aquella serie televisiva Espía con espuelas, y no se diga los de James Bond -todos de la década de los sesenta- son en la actualidad "de lo más cotidiano del mundo", como lo es el uso generalizado de teléfonos celulares y el aumento en el empleo de grabadoras digitales, las cuales ya no requieren de cinta magnética para su funcionamiento.

El trabajo desarrollado en el Sistema Nacional de Seguridad Pública constituye una de las facetas menos conocidas de la lucha contra el crimen organizado. Ahí se estudian y analizan todas las tecnologías de comunicaciones conocidas en el mundo. Tal vez por eso sus responsables afirman: "Transmitir en el espacio lo hace todo el mundo, pero nosotros estamos en la cúspide. Estamos seguros de que vamos dos o tres pasos delante de la criminalidad".

Y recomiendan a las autoridades sobre la conveniencia de no acudir al mercado abierto para la adquisición de tecnología destinada a la seguridad pública.

Sin saber esto, la opinión recabada en el barrio de Tepito parece darles la razón: "Por una lana es posible obtener esos aparatitos. En la frontera es muy fácil, pero nosotros no compramos ese boleto porque no es negocio, estamos dedicados a otras actividades", dicen.