VIERNES Ť 6 Ť JULIO Ť 2001
ALEBRIJES
Ť Patricia Vega
Perfume de violencia
EL ESTRENO COMERCIAL de Perfume de violetas (nadie te oye), el filme más reciente de la mancuerna artístico-vital integrada por Maryse Sistach (en la dirección) y José Buil (en el guión, la edición y la producción) ha sido bien recibido por la crítica especializada y por los espectadores que se han lanzado de manera masiva a las salas como una bocanada de aire fresco.
PRECEDIDA POR CINCO Arieles (entre ellos mejor actuación a Ximena Ayala, mejor coactuación femenina a Arcelia Ramírez, mejor guión a Buil) y los premios Mayahuel al mejor largometraje y actuación durante la pasada Muestra de Cine Mexicano de Guadalajara, se ha corrido la voz entre los críticos y los cinéfilos de los muchos aciertos de esa cinta, una de las producciones más notables del cine mexicano.
INSPIRADA EN UNA nota roja que se publicó en 1985 y en los logros del neorrealismo italiano, la pareja Sistach-Buil optó, sin abandonar la ficción, por un tono documental que sin tremendismo impacta al adoptar el punto de vista de las víctimas: dos adolescentes de secundaria cuya idílica amistad se corta de tajo cuando una de ellas es víctima de una violación, hecho que al ser incomprendido por los adultos desencadena una tragedia cuyo desenlace es inquietante.
LA AUSENCIA DE maquillaje -en un guión redondo, en las brillantes actuaciones de una naturalidad pocas veces lograda en el cine mexicano, en una fotografía que no vuelve bonita la fealdad del entorno urbano- es el mayor logro de una cinta cuya verosimilitud se ofrece a los espectadores como espejo de la violencia cotidiana en el DF.
DESDE SUS INICIOS en el cine, Sistach se ha interesado en explorar las complejas relaciones entre las madres y las hijas -Conozco a las tres y Los pasos de Ana- pero es en Perfume de violetas donde alcanza la mejor expresión de un conflicto en el que hay crítica implícita a la mujer como reproductora del machismo, a la violencia que se ejerce contra las mujeres, a la incomprensión de los adultos, a los entornos de abuso doméstico y social, a una ciudad despiadada en la que nos transformamos en sobrevivientes.
MAS QUE LA miseria económica en la que viven los protagonistas del filme, en algunos casos impacta más su miseria moral y en otros su miseria afectiva. Sobresale una mirada compasiva que al ponerse en los zapatos de las víctimas busca comprenderlas más que juzgarlas o regodearse en la conmiseración.
MENCION APARTE MERECE el taller de actuación que la directora montó durante el verano de 1999 en el Pedregal de Santo Domingo, Coyoacán, con el apoyo de las actrices Arcelia Ramírez y Clarissa Malheiros -de ahí surgieron una de las protagonistas, Nancy Gutiérrez, y los intérpretes de otros personajes secundarios- el cual permitió a la realizadora ubicarse en la mentalidad de chavos y chavas sobre el tema.
UNA CINTA PEQUEÑA en presupuesto -filmada en formato S16 mm, bajo la lente de Servando Gajá- pero grande en sus logros, a la que auguramos éxito en los próximos festivales de Checoslovaquia, Los Angeles, Toronto y Chicago.
šNo se la pierda! Se la recomendamos sin reservas.