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México, D.F. miércoles 4 de julio de 2001
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Editorial

MEXICO-ESPAÑA: MODERNIDAD ASEPTICA

SOLEl presidente Vicente Fox y su huésped José María Aznar, presidente del gobierno español, protagonizan un encuentro de Estado que ocurre en circunstancias novedosas para ambos países. El primero sale de siete décadas de partido de Estado, y el segundo culminó hace ya tiempo su transición a la democracia, dejó atrás el franquismo y el interregno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en el que algunos analistas peninsulares observaron, en su momento, rasgos semejantes al Revolucionario Institucional mexicano. 

A lo largo del siglo pasado la relación bilateral fue conflictiva debido a traumas históricos y circunstancias específicas; fértil en lo cultural y comercial, multifacética y siempre cargada de intensidades.

El exilio de los republicanos fue germinal en México y permitió la preservación de una memoria histórica fundamental para España. El asilo a los derrotados de la Guerra Civil y la ruptura con el franquismo dignificó a nuestro país. Posteriormente, la transición española fue un punto de referencia en el largo proceso de democratización en el que los mexicanos estamos todavía empeñados.

En el encuentro de estos días dichos antecedentes han sido relegados. En España y en México gobiernan hoy sendas versiones del conservadurismo moderno, y el discurso utilizado por Aznar en esta visita parece dominado por un eficientismo empresarial y policiaco que pretende mirar hacia un futuro de intercambios comerciales sin reparar en la vasta tradición de influencias y contagios políticos y culturales que vinculan a ambas naciones.

Diríase que ambos gobiernos parecen más empeñados en relacionar economías que sociedades, y que uno y otro repiten, en ese afán, las consignas del pensamiento único: apertura comercial, estabilidad económica, competitividad.

Sin menospreciar lo importante que resulta, en el mundo contemporáneo, propiciar los flujos de mercancías y capitales, la insistencia en esos temas y la exclusión de todo lo que no suene a eficientismo --así sea en el terreno de la persecución del Estado español a presuntos etarras refugiados en México-- resulta, en el contexto de las relaciones hispano-mexicanas, un tanto árida, aséptica y triste.
 

 

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