MIERCOLES Ť 4 Ť JULIO Ť 2001
Ť El voto blando es el que inclina la balanza, afirma Guillén López
El desgaste panista en BC, aún no rebasa al del PRI: politólogo
Ť En la entidad, el abstencionismo es más migratorio que político, considera el investigador
CIRO PEREZ Y JORGE ALBERTO CORNEJO ENVIADO Y CORRESPONSAL
Tijuana, BC., 3 de julio. El desgaste natural de las administraciones panistas luego de 12 años de gobierno en Baja California -a lo que le apuesta el PRI para recuperar el poder al destacar como temas fundamentales de campaña las ineficiencias en materia de procuración de justicia y corrupción- aún no supera la carga histórica de 36 años de gobiernos priístas en la entidad.
Desde la visión del investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef) Tonatiuh Guillén López, especialista en temas político electorales en Baja California, la carga histórica negativa del PAN apenas se está construyendo, mientras que la del PRI es un "valor cultural" entendido en buena parte de la sociedad bajacaliforniana.
"Todas las administraciones acumulan su desgaste y su propia oposición; el PAN también ha acumulado esto, con coyunturas distintas, con distribución diferenciada, probablemente más en Tijuana y menos en Mexicali, pensando en los municipios grandes, pero esta situación hay que verla en términos relativos porque no es un desgaste que sea absoluto, sino un desgaste que los ciudadanos miden en función de las otras opciones."
Según el especialista, los electores pueden decir: "No me gustan ciertos actos o ciertos resultados de desempeño gubernamental", pero siendo la alternativa el PRI, "a este partido le cuesta todavía más su pasado y los antivalores que ha acumulado", asegura.
Para Guillén López es evidente el desgaste del PAN, pero que en esta coyuntura su anticapital político no es tan alto como para recibir el voto de castigo del electorado el domingo.
Apuntó que los próximos comicios pueden ser considerados como unas elecciones nada especiales, incluso rutinarias, en términos de que están insertas en un ambiente de cotidianeidad, lo que los politólogos llaman normalidad democrática, sin nada peculiar, pues no están en juego procesos políticos más allá de los cargos de elección. El problema de las elecciones en México, añadió, es que siempre hay en juego procesos políticos que exceden lo electoral, ya sea porque está disputándose la democracia o está en juego el proceso de alternancia y la conclusión de un periodo de régimen.
En Baja California no está en juego la vigencia del sistema electoral, no está en juego la democracia ni cambios radicales en la estructura política, aun si ganara un partido distinto al PAN; eso es un síntoma bueno de consolidación de la democracia bajacaliforniana y de su sistema político, que ya es estable aunque se muevan las figuras, lo que explica que en esta coyuntura los partidos políticos estén en una disputa muy civilizada, aseveró.
La lucha electoral, bipartidista
Según el investigador, la lucha electoral en el estado es bipartidista y los partidos chiquitos no cumplen con una competencia real.
Aquí en Baja California, indica el investigador, lo que disputan realmente los partidos políticos es el voto blando, en el que se ubica el sector más importante de electores potenciales, pues el voto duro es mínimo.
Por otra parte, señaló que en Baja California el abstencionismo ha crecido de 20 por ciento en 1992 -muy por debajo de la media nacional- a más de 50 por ciento el año pasado, aunque apuntó que ello no se debe a razones políticas, sino que hay un componente que puede ser muy importante y que ha sido ignorado; es un abstencionismo técnico por razones demográficas.
"A Baja California llega mucha gente que se da de alta en el registro ciudadano para tener identificación, pero también se va mucha gente al norte o regresa a sus lugares de origen", lo que se traduce en un problema de actualización del padrón electoral que no es controlado fácilmente por el Instituto Estatal Electoral ni por el Instituto Federal Electoral.
Un comparativo del crecimiento poblacional en la entidad y el aumento en el número de ciudadanos empadronados muestra, dijo, un incremento desproporcionado al alza del registro de electores.
Apuntó que si el padrón se desactualizara 1.5 por ciento al año por ese fenómeno migratorio, en diez años el acumulado de desactualización es de 15 o 18 por ciento, que tiende a interpretarse como abstención, cuando en realidad se trata de un problema técnico.