MIERCOLES Ť 4 Ť JULIO Ť 2001

Alejandro Nadal

Hacia la recesión global

Por primera vez desde 1974, de manera simultánea los tres principales motores de la economía mundial dejaron de ser una fuente de dinamismo. Las economías de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea se encuentran sincronizadas en una fase recesiva o de desaceleración de sus principales indicadores.

En los últimos 20 años, cuando alguno de estos motores perdía impulso, los otros dos podían mantener el ritmo de crecimiento de la economía mundial y sacar del estancamiento al motor rezagado. Desgraciadamente, las cosas no son así ahora y la economía mundial puede caer en una recesión global de consecuencias imprevisibles.

La economía japonesa inició el proceso hace mucho y ya cumplió una década sumida en el estancamiento, con profundos problemas en sus sectores financiero y bancario. Este año la economía japonesa recayó en una recesión pertinaz, a pesar de mantener una agresiva política monetaria con una tasa de interés de cero por ciento.

Estados Unidos siguió en la segunda mitad de 2000 con una desaceleración notable y una tasa de crecimiento cero para el primer trimestre de este año. Hace ocho días, el National Buream of Economic Research (NBER) anunció formalmente que "es posible que una recesión haya comenzado recientemente" en Estados Unidos.

Finalmente, Europa presenta ahora síntomas negativos, sobre todo en las economías de Alemania y Francia. Este hecho es particularmente desalentador porque al principio se pensó que la desaceleración estadunidense solo afectaría a Europa de manera moderada.

El producto industrial de las economías de Estados Unidos, de la Unión Europea y de Japón sufrió una caída modesta, no hay que olvidar que involucra a los tres gigantes económicos del planeta, responsables de 68 por ciento del producto mundial. La importancia de esta caída se puede apreciar mejor considerando que en el 2000 el producto industrial de esos gigantes creció 6 por ciento.

Frente a este panorama, en los últimos seis meses la Reserva Federal redujo la tasa de interés medio punto porcentual en cinco ocasiones para reactivar la inversión productiva y el consumo. Sin embargo, la economía de Estados Unidos todavía no ha dado señales de responder a esta baja y las expectativas no son buenas.

La Reserva Federal disminuyó la tasa de interés sin desatar presiones inflacionarias porque el nivel general de precios se mantuvo estable en los últimos años. Sin embargo, ese margen de maniobra se ha ido reduciendo y la semana pasada el recorte en el tipo de interés fue de solo un cuarto de punto porcentual. La razón es que para la Reserva Federal es imposible reactivar la economía sin que la inflación se acelere. Según el NBER, en el primer trimestre de este año el índice de precios al consumidor fue 3.3 por ciento superior al nivel promedio del año pasado.

La Fed deberá decidir entre estimular la inversión para salir de la recesión o controlar la inflación. Sus dirigentes ven señales positivas en algunos indicadores, en especial, la solidez del consumo privado, y creen encontrar la evidencia de que su política permitirá una pronta recuperación de la economía estadunidense. Pero los indicadores sobre empleo y ganancias de las empresas (en especial las de mayor intensidad tecnológica) no son buenos, y tarde o temprano el consumidor resentirá los efectos.

La historia de los ciclos económicos tampoco ofrece motivos para apuntalar el optimismo. El NBER cuenta con una serie histórica desde 1854 sobre la economía estadunidense (www.nber.org). En los últimos 50 años, de las 20 ocasiones en que se han presentado caídas en el empleo como las que ahora experimenta Estados Unidos, en 17 ha sobrevenido una recesión. Algo similar sucede con las caídas en las ventas de productos manufacturados. Lo más probable es que la recuperación no sea rápida y una recesión en Estados Unidos tendrá efectos muy negativos.

A nivel mundial se pronostica un severo descenso en los flujos de comercio internacional a medida que los efectos de la recesión se difundan. Según la UNCTAD, el año pasado el comercio mundial mantuvo una tasa de expasión superior a 13 por ciento. Para este año se espera una modesta tasa de crecimiento de alrededor de 4 por ciento.

Es posible que la economía mundial esté ingresando en la primera gran cesión global. Este ciclo recesivo mundial podría desencadenar efectos negativos acumulativos, con un fuerte impacto en el sistema financiero internacional. En este caso, las distorsiones sectoriales y la desigualdad internacional se intensificarán. Buena oportunidad para repensar la globalización.