MIERCOLES Ť 4 Ť JULIO Ť 2001
Ť Propone un decálogo que incluye la elaboración de una nueva Carta Magna
López Obrador pide que sea el Congreso de la Unión el que convoque a un pacto nacional
Ť Prosiguen las deliberaciones en el Palacio de Minería Ť Escepticismo acerca del acuerdo
ROSA ELVIRA VARGAS Y MIREYA CUELLAR
El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, pidió al Congreso de la Unión llamar a un acuerdo nacional con una agenda bien definida que incluya reformas políticas, económicas y sociales para enfrentar la "monstruosa desigualdad" que vive el país, y planteó un decálogo de temas de insoslayable atención donde se incluiría elaborar una nueva Constitución y sustituir el Estado patrimonialista por uno social y democrático de derecho.
De ese modo, destacó, podría irse a un pacto donde no se simule, donde no se vaya a perder el tiempo o se caiga en el gatopardismo. A una convocatoria por parte del Poder Legislativo "todos debemos acudir" y contribuir en el logro de un acuerdo de cara a la nación con una agenda bien definida.
Ayer, al proseguir las deliberaciones en el Palacio de Minería para responder a la interrogante de si es posible un pacto nacional, quedó claro que todos lo quieren, pero todos piensan en uno distinto y por eso mismo admiten que es poco probable que se alcance.
La opinión del jefe de Gobierno respondió también al llamado que hiciera el lunes el presidente Vicente Fox, una vez más hacia un pacto nacional y donde la dirigente del PRD, Amalia García, coincidió con la convocatoria pero no "para cuidar el rating del Presidente, sino para reconstruir la nación; uno que garantice a todos los ciudadanos sus derechos políticos y sociales".
El rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, planteó que los pactos deben construirse en los hechos y propuso una "educación para todos a lo largo de toda la vida" como una política de Estado que podría aglutinar con compromisos y sin retórica. Un acuerdo nacional de tal naturaleza, puntualizó, permitiría a la gente identificar la política democrática con el servicio y no sólo con el poder.
Habría más confianza, apuntó el universitario, y se recuperaría el sentido del "voto útil" que permitió la alternancia para transformarlo en una "oposición útil" que consolide el proceso democrático.
Así, mientras para De la Fuente el sustento de un pacto nacional son las políticas de Estado en las que participen juntos gobierno y sociedad, el gobernador de San Luis Potosí, Fernando Silva Nieto, expuso que el cambio que debe lograrse con un acuerdo nacional debe ir en el sentido de acabar con el presidencialismo.
Para él, y a diferencia de lo que planteó López Obrador, es el Presidente de la República quien debe convocar al pacto, porque de no hacerlo será imposible consolidar el cambio que el país necesita. Consideró que la alternancia no es una finalidad, sino un instrumento donde las instituciones puedan ajustarse.
El ex presidente de la Suprema Corte de Justicia, Vicente Aguinaco, manifestó que los órganos del Poder Judicial establecidos por la Constitución requieren sólo de un ajuste o afinación que satisfaga las demandas y necesidades de la sociedad contemporánea; ponerlos al día con modificaciones y ajustes adecuados sin variar su articulación con el andamiaje constitucional. Con ese punto de partida, apuntó el ministro, el Poder Judicial lograría integrarse "con buen éxito" al pacto nacional que se propone.
Diez puntos de la agenda
El jefe de Gobierno capitalino aprovechó el foro al que convocó Manuel Camacho Solís para presentar los diez puntos que tendrían que regir un pacto nacional. Además de una nueva Carta Magna, planteó la necesidad de poner fin a la corrupción y a la impunidad para que se castigue a quienes en el autoritarismo violaron derechos humanos y a quienes amasaron grandes fortunas al amparo del poder público.
Como tercer punto ubicó precisar el papel del Estado y del mercado sin que el primero renuncie a sus obligaciones sociales ni asfixie las iniciativas de la sociedad; pactar también la participación del país, según su realidad, en la globalización y los bloques comerciales; recomponer la planta productiva, rescatar el campo, reactivar el mercado interno, generar empleos y frenar la "desaforada e infame migración".
Además, acordar una reforma fiscal progresiva que grave el consumo suntuario y las ganancias de capital obtenidas en el mercado bursátil; y la definición conjunta de una política que detenga el deterioro del poder adquisitivo y gradualmente recupere los salarios; diseñar, asimismo, una política educativa que haga realidad este derecho constitucional en todos los niveles de enseñanza y construir el Estado de bienestar con acciones para las personas de la tercera edad.
Por último, retomar el proyecto original de la Cocopa en materia de derecho y cultura indígenas para sentar las bases de la paz definitiva. A este pacto tendría que llamarse a todas las organizaciones políticas, civiles, sociales y ciudadanas del país para actuar y hacer las reformas que superen el riesgo "de caer en el estancamiento y en el desencanto que a nadie conviene", concluyó.