martes Ť 3 Ť julio Ť 2001

Luis Hernández Navarro

Los Tute Bianche

Los Overoles Blancos -o Monos Blancos- se han convertido en un fenómeno mediático en Italia. Todos los días la prensa de ese país recoge sus opiniones sobre la reunión del G-8. Conforme se aproxime la fecha de celebración en Génova de la cumbre lo será también en otros países.

Ellos son una de las partes más visibles -y vistosas- de las más de 700 organizaciones que integran el Genoa Social Forum (GSF), la convergencia que prepara en Italia las protestas en contra de la reunión de los jefes de Estado o de Gobierno de los ocho países más poderosos del planeta. Génova será la próxima estación de la revuelta de los globalizados que comenzó en Seattle, Estados Unidos, en 1999.

Aunque los Overoles Blancos aseguran que en sus sueños surgieron junto a la insurrección zapatista de enero de 1994, lo cierto es que su primera aparición pública fue hasta 1997, en la ciudad de Roma. Inspirados en el zapatismo mexicano, un grupo de jóvenes de los Centros Sociales que formaba parte de la brigada de Los Invisibles se enfundó en un mono blanco para ganar presencia pública. Vestidos con su nuevo uniforme efectuaron pequeñas acciones para exigir derechos sociales y protestar por las condiciones laborales que sufren quienes desempeñan trabajos precarios.

Los Centros Sociales son una amplia red de espacios político-culturales asentados en varias decenas de ciudades italianas. Surgidos frecuentemente a partir de ocupaciones ilegales de edificios abandonados, son lugares de convivencia, recreación, cultura y actividades políticas de jóvenes excluidos de vocación antisistema. Son parte de un tejido social mucho más amplio en el que convergen radios piratas -algunas, como Radio Sherwood con audiencias de 50 mil personas diarias- asociaciones contra el racismo y para la defensa de los trabajadores migrantes, grupos de teatro, organismos de promoción de un comercio justo y cooperativas de trabajo social que contratan servicios para trabajar con marginados en varios municipios. Integran un movimiento contracultural autogestivo inspirado en las luchas por la autonomía.

Los trabajadores precarios son aquellos que deben trabajar en empleos eventuales, poco remunerados y calificados, sin las prestaciones laborales de que disponen los trabajadores de overol azul o los empleados de cuello blanco. En su gran mayoría son jóvenes con pocas perspectivas de cambiar su situación. Se encuentran por afuera de las redes de protección social de la que disfrutan los obreros sindicalizados. No están representados por los sindicatos ni tienen acceso a los beneficios de los contratos colectivos. Son producto de lo que se ha llamado el posfordismo, es decir, de la flexibilización e "informalidad" laboral con la que el capitalismo moderno crece.

A las protestas iniciales de los Tute Bianche le siguieron acciones de desobediencia civil en las ciudades de Trieste y Turín. Vistiendo sus uniformes blancos, utilizando el cuerpo como arma de lucha, apoyados por miles de manifestantes, forzaron la entrada de periodistas a los centros de detención de los migrantes, que, desde su punto de vista, eran ilegales. Su presión logró cerrar estos centros. Más adelante, su participación organizada y disciplinada en las jornadas de lucha contra el Banco Mundial en Praga les dio notoriedad mundial.

Los Monos Blancos fueron conocidos en México a raíz de la marcha por la dignidad indígena. Allí vivieron en carne propia la discriminación racista y xenófoba contra la que luchan en su país. Medios de comunicación y políticos antizapatistas que no podían decir públicamente lo que pensaban de los indios mexicanos la emprendieron en contra de los extranjeros solidarios. En plan de burla, sus detractores utilizaron el término mono en su acepción de simio y no como uniforme de trabajo. En lugar de ser reconocidos como trabajadores precarios fueron identificados como changos.

La decisión de traducir la palabra tute como mono y no como overol fue deliberada. Sergio Zubián, un especialista en literatura española que es el traductor de muchos de los textos del zapatismo al italiano, buscó evitar un anglicismo, y, sobre todo, utilizó como referencia e inspiración la revista Mono Azul, editada durante la segunda República española, en la que participaban autores como Rafael Alberti y Teresa León.

Según los Monos Blancos, las cumbres que se han efectuado últimamente buscan dotar a los grandes poderes del imperio de un nuevo marco legal y un espacio de legitimidad que en la actualidad no tienen. Su lucha busca mostrar la nueva etapa de globalización que se vive a raíz de la caída del Muro de Berlín, evidenciar que la resistencia existe también en los países ricos y crear un nuevo lenguaje de liberación desde el asedio masivo a los grandes poderes.

Los Tute Bianche son producto tanto de la sedimentación que el zapatismo ha alcanzado en un sector de la juventud europea como de las características que la lucha emancipatoria tendrá en la sociedad de la información del futuro. Ellos expresan el cómo una franja social a la que se le ha cerrado la puerta de la política institucional se cuela por la ventana.