Ť Los manotazos y gritos del Vasco Aguirre produjeron un cambio radical en la actitud del Tri
México quita lo invicto a EU y revive la esperanza de asistir al Mundial
Ť El lleno en el Azteca marcó la reconciliación entre la afición y el equipo nacional
MARLENE SANTOS A.
El tricolor está vivo y México desbordó en festejos. La esperanza de ir al Mundial de Corea y Japón renació con gran fuerza y entusiasmo tras la victoria de 1-0 lograda ayer en el estadio Azteca donde de paso quitó lo invicto a un Estados Unidos que no mostró nada. Lo más alentador resultó ver el giro de 180 grados que en actitud tuvo el equipo, sacudido por los gritos y manotazos del timonel debutante Javier Aguirre.
Pese al triunfo, México no abandona el quinto sitio en el hexagonal eliminatorio, y Estados Unidos cedió el primero (13 unidades). Así, el Tri cerró con energía una racha de seis derrotas y se cosecharon tres puntos de oro puro, para llegar a siete, que meten al equipo en la cerrada pelea por el tercer boleto, en principio.
Día de fiesta en el coloso de Santa Ursula, donde el lleno en las tribunas marcó la reconciliación entre una afición que se hizo sentir con gritos de apoyo total y un plantel que respondió a las expectativas y libró la difícil circunstancia. La victoria pudo ser más abultada, sin embargo resultó suficiente.
Palmaditas en la espalda
Pero ayer no sólo pesó el llamado jugador número 12, el aficionado, pues también el Vasco Aguirre fue actor activo y fundamental para la conquista. Desbordado, inquieto, en plena ebullición se hizo presente desde el minuto 4 en su área técnica. Rápido se despojó del saco y nunca dejó de dar instrucciones. Seguramente cavó una brecha con su incesante y nervioso andar en esa zona de arena roja.
Si durante la semana derrochó simpatía, en un abrir y cerrar de ojos se granjeó a la tripleta arbitral coreana que le toleró todo. Acabó en gran chunga con el cuarto juez, a quien confianzudamente le aplicaba palmaditas en la espalda, y ante quien fintaba que desbordaba su área pisando la línea blanca de cal. Antes de que comenzara el segundo tiempo, tuvo una breve charla con los tres orientales donde acabó de echárselos al bolsillo.
Las sorpresas brotaron desde el principio, al revelarse la alineación, donde por fin el portero Oscar Conejo Pérez fue tomado en cuenta para iniciar en un partido de eliminatoria mundialista. Aguirre fue práctico y tomó como base al Cruz Azul con la inclusión de cuatro cementeros.
El renovado tricolor cumplió con creces su papel. Francisco Palencia mantuvo la inspiración y fue el incansable paladín que al minuto 8 no alcanzó rematar un centro de Tomás Campos, otro que se confirmó como un jugador de gran clase. Al minuto 10 Aguirre reclamó con vigor al árbitro Kim Young Joo que considerara el tiempo que según él consumían adrede los visitantes.
Tres minutos más tarde, Palencia derrochó técnica y control de balón para eludir a dos rivales y sacar un centro que nadie remató. A los 15 de acción, Alberto García Aspe cobró un tiro indirecto, Jared Borgetti remató cabiándole la trayectoria al balón que no pudo contener Kasey Keller, quien vio así caer su marca de cinco juegos sin recibir anotación.
El festejo estalló irrepetible y único. Una auténtica catarsis que hizo al técnico alzar el brazo derecho y gritar "¡Gooool, gol!, ¡pu... madre!", el desfogue que revivió el gesto de fuerza en la cara del Beto Aspe, el abrazo de todos. Los gritos en las tribunas.
Al minuto 20, Campos, Aspe y Palencia tejieron una hermosa jugada por el lado izquierdo que terminó en tiro de esquina. México era dueño del balón e iba rápido a la recuperación, pero casi a la media hora el ritmo decayó, aunque los tricolores no dejaron de preocuparse por tener el esférico.
Atrás, Melvin Borwn parecía ser un viejo amigo de Claudio Suárez. En la media, que había sido el talón de Aquiles del equipo, tampoco desentonó el pelón Gerardo Torrado. Ahí Aspe anduvo ubicando a sus jóvenes compañeros, Torrado y Campos. No era un juego de conjunto, ciertamente, pero cada uno se aplicó bien. Rumbo al descanso, otra vez lució Palencia con desbordes, con sombreritos y centros que arrancaron gritos de emoción.
Ultimo esfuerzo
Para el complemento Aguirre pidió tranquilidad con el afán de evitar errores y redondear el trabajo con el último esfuerzo. Campos se apagó por el cansancio y porque el técnico visitante lo marcó a través de Cobi Jones.
México era intermitente; se apagaba y cedía peligrosos espacios a los estadunidenses, y de pronto resurgía con un par de incursiones del Cabrito Arellano, que entraba caracoleando, eludiendo rivales, y con disparos del Beto Aspe, uno de ellos fue un cabezazo suave que pasó cerca del larguero. El público despidió entre aplausos al enjundioso jugador que salió de cambio al minuto 73.
Dos minutos antes, el estadunidense Ernie Stewart no pudo contenerse y encaró al Vasco Aguirre, hastiado de sus interminables gritos. Palencia llegó y le aplicó una discreta patadita y en seguida aparecieron los empujones y manotazos.
Por México alinearon: Pérez, Johan Rodríguez (Víctor Gutiérrez, 65'), Claudio Suárez, Manuel Vidrio, Melvin Brown, Tomás Campos, Gerardo Torrado, Alberto García Aspe (Octavio Valdez, 73'), Jesús Arellano (Alberto Hernández, 85'), Francisco Palencia y Jared Borgetti.
Ť Palencia sólo quiere irse a la playa y que su representante atienda las ofertas
Sin la gente no habríamos ganado: García
Aspe
Ť Niega ser el motor que urgía al Tri;
el Vasco es el líder: "tiene un carácter impresionante"
MARLENE SANTOS A.
Alberto García Aspe señaló que el aplauso que le tributó el público fue muy agradable; "yo le hago otro reconocimiento a la gente porque no hubiéramos conseguido el triunfo sin su apoyo. Llenaron el Azteca y eso fue vital".
Tras su regreso a la selección, el Beto confesó: "Me sentí mejor de lo que pensaba. La verdad, tenía mucho miedo en el aspecto físico, pero ya ves que a veces el corazón y la mente pueden más que el cuerpo".
Rechazó ser la bujía que el tricolor necesitaba con urgencia, "para mí el principal líder en estos momentos es el Vasco Aguirre, tiene un carácter impresionante, unas ganas de hacer bien las cosas que contagia a todos", indicó. Sonriente agregó que para el siguiente partido seguramente el equipo estará mejor tanto física como futbolísticamente.
Francisco Palencia se despojó de protagonismos, aceptó que Aguirre lo ubicó donde mejor rinde, pero "somos un equipo y todos estamos en el mismo barco; hubo buena actitud, sabíamos que era la última oportunidad y todos estábamos sintonizados en el mismo canal, aunque no te conozcas mucho en la cancha, somos profesionales y sabemos cómo se juega. El asunto era jugar con buena actitud y la calidad nos sacaría adelante".
De los crecientes rumores de ofertas en Europa, Palencia atajó: "Por ahora quiero estar de vacaciones en alguna playa de México, sacarme los golpes que traigo y el lunes o martes mi representante y la directiva de Cruz Azul me dirán qué onda... hasta me cayó bien que se haya pospuesto la Copa América", indicó.
Oscar Conejo Pérez, aceptó que fue el partido más importante de su vida, porque había sido titular en Copa de Oro y otros eventos, pero jamás en una eliminatoria mundialista y mucho menos en un mundial. "Todos los que estamos aquí soñamos con ser titulares y yo voy a luchar por eso", prometió. Explicó que su baja estatura no es problema porque la compensa con resorte y elasticidad.
El timonel Javier Aguirre se mostró contento por la victoria en su debut. "Realmente entendí que era el momento de un cambio para salir de la crisis, era una oportunidad para traer gente joven que quisiera jugar con entusiasmo. La idea era un equipo con mística, como resultó. Apenas ayer nos conocimos con el negrito Campos y Melvin, apenas ayer nos saludamos por primera vez, y qué bien jugaron".
Empero, aclaró que fue una situación de emergencia y no puede asegurarle la continuidad a estos jugadores, pero tampoco debe descartar a ninguno.
El Vasco se pone serio y rechaza haberse granjeado a la afición, "a la gente hay que darle cada domingo entrega y buen futbol, esto apenas es el inicio y faltan 4 partidos. Ojalá en el futuro podamos hacer mejor las cosas". Una vez más agradeció la gran entrada, "el público nos ayudó, nos apoyó. Sin ellos no vamos a ningún lado", sostuvo.
Hizo un breve análisis de la situación y se mostró optimista porque a pesar del ocupar el quinto lugar, "estamos a seis puntos del primer lugar cuando faltan 12 por disputarse. Hoy me quedo con el triunfo y con la actitud de los jugadores. Fue muy importante".
Respecto a su actitud temeraria ante los árbitros, y su nerviosismo en el área técnica indicó: "Con el juez de línea la pasamos bien, no sé hablar coreano, pero era muy simpático... es parte del juego. Uno plantea el partido, pero a fin de cuentas no sabes qué va a pasar en los 90 minutos, siempre estás con esa cosita latente de lo que pasará, pero creo que se cumplió cabalmente".
Por último, aceptó que lo tomó por sorpresa la postergación de la Copa América, pues suponía que se haría en Brasil o Uruguay, y anticipó que en la semana se reunirá el cuerpo técnico para estudiar la programación de algunos entrenamientos y partidos.
Ť México ya despertó y es preocupante, dice Llamosa
Bruce Arena: nos ganaron porque se adueñaron de la media cancha
MARLENE SANTOS A.
El técnico de Estados Unidos, Bruce Arena, estimó que la clave del triunfo de México fue que se adueñó del medio campo, sin embargo, señaló que ni fue el peor partido brindado por sus pupilos, ni tampoco, desde luego, el mejor.
Tras sufrir su primera derrota en la eliminatoria mundialista, Arena reconoció que no le funcionaron los cambios, al menos no como esperaba, pues mientras Cobi Jones pudo frenar a Tomás Campos, su otro relevo, Brian McBride, no pudo anotar.
Admitió que muchos de sus dirigidos jugaron "pobremente". Del rival apuntó: "El equipo mexicano hizo un extraordinario trabajo el día de hoy, quiero felicitarlo. Nosotros en el primer tiempo tuvimos algunas fallas y dejamos abierta la posibilidad para que ellos atacaran.
"En el segundo tiempo metí al que pensé que haría el gol, pero no fue así. Con este resultado México sigue vivo en las eliminatorias y con esta victoria se hará más apretado el grupo y habrá más competencia", observó.
Arena confesó que, a pesar de la derrota, su equipo aún tiene cerca la calificación al Mundial.
Para Carlos Llamosa el público con su apoyo influyó, no descartó los efectos del calor y la altitud, y añadió: "Sí hay preocupación porque México ya despertó, aunque tenemos mucha ventaja", aceptó que toda derrota duele, "sobre todo porque cometimos un error. Lo bueno es que seguimos en primer lugar y hay que seguir ganando", concluyó.
Ť Cien mil aficionados apoyaron al Tri de Aguirre
Revive el grito de ¡México! durante 90 minutos de nervios y pasión
ROSALIA A. VILLANUEVA
"El Gigante no ha muerto'', era el cántico de las más de cien mil personas que salieron afónicas de gritar nuevamente "¡México, México, México!'', agitando orgullosos las banderas en todo el estadio Azteca, donde hacía buen tiempo no presentaba un lleno.
Caras contentas y lágrimas por el triunfo conseguido con un equipo que mostró actitud en la cancha fue el rostro de los aficionados que vivieron noventa minutos de nervios, entrega, pasión, coraje, y apoyó a la renovada selección de Javier Aguirre, quien se llevó un prolongado aplauso del público que tanto convocó en los últimos días: "Vasco, contigo hasta el fin'', era la respuesta del respetable hacia el timonel y la oncena que no lo defraudó.
Desde las 9 de la mañana la gente comenzó a llegar al Azteca. Familias enteras, niños, jóvenes y adultos vestidos con uniformes del Tri, pintarrajeados de verde, blanco, rojo, en la cara y cabello, banderas de todos los tamaños, trompetas. Bueno, hasta plumas en la cabeza; todo, cualquier adorno fiel a su selección, se pusieron.
Afuera, pese a que las taquillas estaban abiertas y había boletos para adquirir hasta el segundo tiempo, la reventa, como siempre, hizo su agosto, ofreciéndolos a 250, 200, 120, o con mucha suerte hasta 100 pesos. Al mediodía, el inmueble, estaba repleto.
La gente, impaciente, quería ver al milagroso Tricolor del Vasco con el Beto, Palencia, el rapado Torrado y el Cabrito, y cuando éstos saltaron a la cancha fueron vitoreados incansablemente. Cuando se entonó el Himno Nacional Mexicano, cien mil gargantas cantaron con la diestra posada en el corazón, pero no respetó, y con abucheos y silbidos callaron al de los estadunidenses.
Cuando la selección dominaba la pelota o se acercaba al marco contrario, se escuchaba el ¡ole, ole!; si el árbitro coreano no marcaba la falta o permitía pequeños roces entre los jugadores, el público lo agredía con "¡cabrón, por eso tienes los ojos cerrados!''; y aplaudía al Vasco con su estilo altisonante de cómo animaba a los seleccionados.
El clímax llegó con el único gol de Borgetti y aquello fue un alarido. La gente festejó con porras, brincos, olas, aplausos... Y la esperanza nuevamente floreció. Hasta los directivos Alberto de la Torre y Rafael Lebrija, sentados en su palco de honor, se levantaron para fundirse en un abrazo por su salvación. A un lado, Nelson Vargas con sus hijos, sonrientes, celebraron también la anotación.
Y aunque la gente imploraba otro más, esperaban con ansias que el tormento acabara ya, porque el equipo contrario cada vez se acercaba. Al pitazo final, el ¡México, México, México!, retumbó, y los jugadores se pararon en medio de la cancha y sellaron con un aplauso la reconciliación de su afición que salió contento del estadio, ondeando banderas y tocando las bocinas de sus autos por Tlalpan y Periférico para continuar la fiesta en el Angel de la Independencia.