BALANCE DE LA JORNADA
CARLOS HERNANDEZ
Ť El Vasco revaluó
un producto que ya no interesaba a nadie
Ť Palencia, el mejor jugador mexicano en la actualidad
Ť Cruz Azul, afectado por la maldición mayor
Tan mal andaba la selección de Enrique Meza, que el Vasco Aguirre enmendó las cosas en 11 días y ayer domingo obtuvo un triunfo muy importante, aunque más fácil de lo esperado.
En su primer partido al mando del Tri, Aguirre representó todo lo contrario que el Ojitos Meza, quien se hundía en su asiento y se quedaba mudo e impávido ante lo que sucedía en la cancha. Poco le faltó al temperamental Vasco para ingresar al césped, pero su esquema y sus indicaciones sí entraron y la victoria que despierta esperanzas mundialistas llegó de la mano de una selección en la que actuaron seis elementos del subcampeón Cruz Azul.
Entre esos seis elementos brilla con luz propia Francisco Palencia. El jueves en La Bombonera corrió más que nadie, fue una pesadilla para los recios defensas y anotó los dos goles, uno en tiempo reglamentario y otro en los tiros penales, cuando fue el único celeste al que no le temblaron las piernas.
Pero además del aporte del incansable y desbordador Palencia, el conjunto tricolor mostró otro rostro debido a la inclusión de Oscar Pérez, Melvin Brown, Tomás Campos, José Alberto Hernández y Víctor Gutiérrez, éstos cuatro últimos que reflejan el buen trabajo que se realiza en la cantera celeste y que han respondido a la confianza que primero les dio José Luis Trejo y ahora el seleccionador nacional.
El espectacular y confiable Conejo, por su parte, tiene todo a su favor para hacer olvidar a Jorge Campos, quien se consuela con jugar al futbol de playa en su querido Acapulco.
Además de tomar como base al Cruz Azul, el nuevo timonel nacional puso a jugar a los ex indisciplinados Alberto García Aspe y Jesús Arellano. El Beto se mantuvo fiel al estilo y respresentó el carácter en el medio campo, mientras el Cabrito estrenó dentadura y, fuera de ritmo, sólo mostró destellos de sus clásicos desbordes desde media cancha.
Del campeón Santos actuaron el goleador Jared Borgetti y un Johan Rodríguez que anduvo desencanchado, mientras que Aguirre sólo recurrió a dos elementos que dirigió en Pachuca, el actual americanista Octavio Valdez y Manuel Vidrio, quien se ha levantado con grandeza de la artera agresión que cometió a su ahora compañero Palencia.
Y mientras México sorprendió gratamente, se esperaba que el líder Estados Unidos ofreciera una feroz resistencia. Sin embargo, aunque están lejos de la inocencia que en algún tiempo los distinguió, ayer estos gringos fueron un cómodo rival. Si en el primer tiempo no tuvieron un solo disparo directo a la portería del Conejo, en el segundo apenas se acercaron con tímidas combinaciones, agobiados quizá por el calor, la altura, los aficionados o el empuje de un rejuvenecido Tri que se reconcilió con su afición para beneplácito de patrocinadores y televisoras, cuyo producto futbolero ya no interesaba a nadie.
El jueves en Buenos Aires, al Cruz Azul le faltó quitarse el miedo de los tiros penales para completar lo que hubiera sido, quizá, la mayor hazaña del futbol local. En el tiempo reglamentario, su dominio, su entrega y su calidad habían sido muy superiores a un equipo canchero como el Boca Juniors.
Los cementeros apenas se impusieron por 1-0, cuando lo demostrado les hubiera dado para un 2-0 o un 3-0, marcadores que se quedaron precisamente en los postes del marco custodiado por el arquero colombiano Oscar Córdoba. Aunque no contaron con su orquestador Angel Morales, los celestes fueron un cuadro compacto, bien plantado a la defensa y con un desdoble ofensivo al que sólo le faltó el remate final.
Cruz Azul fue un equipo con personalidad en un escenario que causa impacto a los más templados, pero le faltó superar la mayor maldición del balompié mexicano: los penales, una piedra con la que siempre tropieza el jugador mexicano
Palencia se ha convertido en el mejor futbolista nacional en la actualidad y los directivos Cementeros deberían darle facilidades para emigrar al Español de Barcelona. Si al argentino Mauro Camoranesi le rebajaron el precio de su carta para que fuera a Italia, al Gatillero representado por Carlos Hermosillo, deberían reducirle los 5 millones de dólares en que lo cotizaron.