LUNES Ť 2 Ť JULIO Ť 2001
COSAS DE FUTBOL
Josetxo Zaldúa
Audaces y aguerridos fueron ayer los futbolistas de Javier Aguirre. Ganaron, y era lo único que se les pedía, sobre todo tratándose de los gringos enfrente. Restan cuatro juegos, 12 puntos en juego para saber si México estará o no en el próximo Mundial. Si lo logran, Alejandro Burillo habrá dado el golpe de gracia en la pugna futbolera con su primo y ex socio, Emilio Azcárraga Jean.
Nomás la bola se puso a rodar y los del Tri mostraron con descaro el espíritu Aguirre, una mezcla loca de orden táctico y desasosiego escénico. Hasta la marca del gol de Borgetti, una joya futbolística, la oncena nacional fue un volcán en erupción. La sangre joven del Tri, e incluyo al veterano e incombustible García Aspe, arrinconó a los vecinos norteños en su campo y no los dejó respirar.
Enorme el jugador del Puebla, pero su labor no hubiera sido posible sin el sacrificio generoso de Torrado y Rodríguez en la recuperación de balones en la media cancha. Este par de jugadores fueron los tanques de oxígeno para la defensa, que jugó cómoda, y para los delanteros, que pudieron dedicarse a lo suyo.
Mención aparte merece el Vasco Aguirre. Su actitud durante los 90 minutos, siempre al borde de la cancha, de lo permitido, prendió a los jugadores y a los hinchas, y apantalló a los rivales y al árbitro. Puede decirse que México jugó con 13 jugadores. Perder hubiera sido imperdonable.
Sombras en la segunda parte
Pero el segundo tiempo dejó algunas dudas con todo y que se perdieron dos o tres oportunidades de gol. México dejó la bola al rival porque el medio campo fue desinflándose, de ahí que fuera acertada la decisión de cambiar a García Aspe por Valdez. Aguirre leyó puntualmente el desarrollo del juego y no vaciló en mover ficha.
Sin embargo, se echó de menos el juego por las bandas. En el primer tiempo Campos fue más extremo que defensa, pero Arellano en la banda derecha estuvo ausente, lo que dejó a la selección cojeando por la diestra. En el segundo tiempo Arellano levantó el vuelo y se mostró pletórico, pero Campos se echó a atrás, seguramente porque así lo ordenó Aguirre, y entonces la cojera cambió de banda.
Son apuestas y en este sentido tal vez el entrenador nacional no sea amante de abrir la cancha, porque extremos en el futbol nacional sí hay. El Tri parece haber encontrado un medio campo que garantice recuperación y distribución. Si Aguirre apuesta ahora por ensanchar el campo, otro gallo cantará, sobre todo cuando se juegue en el Azteca.
La importancia de ganar a Estados Unidos ayuda también, más allá de acortar distancias, en el aspecto anímico. Es la primera vez que los vecinos pierden en el hexagonal, y perdieron con México. Esto debe dar seguridad y elevar la maltrecha autoestima de nuestros jugadores. Tampoco se trata de pasarse de rosca y que se crean otra vez la maravilla, los gigantes del área y esas estupideces tan de nuestro futbol.
No está de más buscar un término medio, es decir, ni gigantes ni ratones. Los fanáticos, e incluyo a quienes escribimos sobre futbol, acostumbramos a endiosar a los jugadores con la misma facilidad que los condenamos. Y por supuesto, todos somos entrenadores. No estaría de más un poco de sosiego, sobre todo por el lado de los periodistas.