A UN AÑO DEL CAMBIO
Ť Difícil ganar elecciones cuando se carece de presupuesto y de apoyo presidencial
El PRI, sin brújula y presa aún del viejo estilo
Ť Aumenta el descrédito de Dulce María Sauri y se esboza intensa lucha por sucederla
Ť Los otrora poderosos tecnócratas fueron relegados a asesorías de gobiernos estatales
ENRIQUE MENDEZ
Es domingo de elecciones. Los dirigentes del Partido Revolucionario Institucional saben hoy lo que es estar en la oposición y sentir que los rivales electorales intentan fraudes por todo el país. Felipe Solís Acero, secretario de Elecciones, recaba pruebas, documentos.
El alcalde de Chihuahua hace campaña por el Partido Acción Nacional del otro lado de la línea fronteriza; Rodolfo Elizondo Torres se reúne con candidatos en Durango; en Zacatecas, el tricolor se queda sin 250 representantes de casilla. Son maestros obligados a presentar un examen con peso curricular.
Solís Acero se desespera ante las preguntas de los reporteros, que le exigen pruebas de que hay algo irregular en todo ello. Hace un año el PRI perdió la Presidencia de la República y cada vez es más difícil ganar elecciones, sobre todo porque ya no hay presupuesto y porque los priístas sienten que la mano del Ejecutivo federal intervino para que perdieran, por ejemplo en Yucatán.
Y, sin embargo, lo que ocurre dentro, en las oficinas, es similar al andar de la tortuga. A un año de la derrota no se ha sustituido el "eje articulador" que era el presidente de la República.
El primer paso fue perder, y el segundo no llega: el partido no se ha reformado; la selección de candidatos en los estados la siguen decidiendo los gobernadores; los dinosaurios sobreviven en el Congreso de la Unión; los grupos de poder determinaron quién sería el secretario general, y el secretario general ya se destapó como candidato a la presidencia del partido, en un desayuno en el que sólo faltaban las matracas, y exige recursos para publicitar su imagen...
Pugna de discursos y de ambiciones
Conspiran también los dinosaurios contra los jóvenes en el PRI. Mario Moya Palencia se quiere quedar con la Fundación Colosio y el ex gobernador de Tamaulipas Manuel Cavazos Lerma con el Instituto de Capacitación y Desarrollo Político (Icadep).
Hay dos discursos. Uno, el que defienden los dinos, a los que les da miedo la Internet, y el de la juventud en la dirigencia, que busca modificar la imagen negativa del PRI. Es este grupo el que da la pelea contra el gobierno de Vicente Fox, en los carteles que abundan en los pasillos y en los anuncios espectaculares en contra del impuesto al valor agregado y del aumento del gas, batalla que ya se ganó.
Este lunes, Sauri Riancho les dará un cheque a los universitarios que enviaron sus videos para un concurso sobre la nueva imagen del partido. El 2 de julio, hace un año, la juventud no votó por el tricolor, y hoy el partido quiere recuperar la confianza.
La Fundación Carlos A. Madrazo Becerra -cimiento del proyecto de partido Patria Nueva- ha anunciado que será el brazo electoral del ex gobernador de Tabasco Roberto Madrazo Pintado en las elecciones de 2006; el grupo Renacimiento está a un pie de irse del partido, dependiendo de lo que ocurra en la asamblea general de delegados, en noviembre.
Por si fuera poco, el PRI no gana una elección -salvo las intermedias de Veracruz- desde el 2 de julio. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anuló las votaciones de Tabasco, donde el proceso se repetirá en agosto; el tricolor perdió Jalisco en los tribunales por un error de la Secretaría de Elecciones; perdió también Yucatán y, además de las votaciones de ayer, todavía tiene que enfrentar nueve elecciones más, entre ellas dos para gobernador, en Baja California y Michoacán.
En Baja California hace 12 años que no gana, y en Michoacán perdió no sólo la elección presidencial, sino también las dos senadurías de mayoría, con el Partido de la Revolución Democrática.
Los priístas que el 3 y 4 de julio de 2000 defendieron a Dulce María Sauri Riancho para que desde Los Pinos no se volviera a nombrar a otro presidente del partido, hoy atribuyen las derrotas a la dirigente.
Cervera, intocable para la lideresa
Fuentes del CEN revelan que no quiso enfrentar al gobernador de Yucatán, Víctor Cervera Pacheco, para que el candidato no fuera Orlando Paredes Lara. Los otros aspirantes propusieron que defendiera la candidatura de Carlos Sobrino Sierra, pero no quiso.
Aunque a Paredes Lara también lo perdió la soberbia. No quiso asistencia del Comité Ejecutivo Nacional para su campaña, y sólo una semana antes de la elección -ya con todas las tendencias en contra- aceptó que la dirigencia entrara al rescate. Demasiado tarde.
En el cierre de campaña, Paredes Lara aceptó que amenizara el elenco del espectáculo Sólo para mujeres, y su coordinador de campaña estuvo a punto de liarse a golpes con el candidato a la alcaldía de Mérida, Jorge Esma Bazán, porque éste llegó tarde. La intervención de la dirigente Sauri Riancho impidió el pleito en pleno templete.
Paralelamente, en estos 12 meses el PRI anunció que constituiría una "comisión de transición" para coordinar el relevo de la dirigencia, pero antes del Consejo Político Nacional de febrero pasado Sauri Riancho pidió y obtuvo el respaldo de los consejeros para quedarse en la presidencia. Y el relevo no se realizará hasta después de la asamblea.
Hoy el tricolor carece de una instancia que, si bien no supla al presidente de la República, sí le devuelva cohesión y coordine al partido, aunque ningún grupo acepta que otro asuma el control, y entre sus propias tribus políticas no hay intercomunicación.
Ciertamente los políticos desplazaron a los tecnócratas, que hoy coordinan oficinas de asesoramiento a dependencias y gobiernos de los estados.
Cinco días después de la derrota, el se-nador Manuel Bartlett Díaz definió: "¡El PRI no ha muerto! Y eso de perder el poder... perdimos la Presidencia de la República. ¡Fox no ganó el Congreso!"
Renuente desempeño electoral
Ayer, otro domingo de elecciones, la jornada en la sede nacional del PRI fue como la de todos los días, los 365 días que han transcurrido hasta hoy: semivacía, con la mitad del personal en servicio y el auditorio Plutarco Elías Calles como el día en que Francisco Labastida Ochoa perdió la Presidencia de la República: solo.
El PRI actual virtualmente no tiene más ingresos que los del IFE y está por concluir la etapa de saneamiento de sus finanzas. Debe dinero, como ha aceptado Sauri Riancho, y todavía se resiente de los efectos de la derrota.
Hace un año los priístas lloraron. Algunos le pidieron a Labastida que no aceptara públicamente la derrota pero entonces Ernesto Zedillo se le adelantó. Del enojo pasaron a la tristeza. "Ya valió madre", dijo uno de los colaboradores cercanos de Labastida, luego de que el candidato reconoció el triunfo de Fox la noche del domingo 2 de julio de 2000.
-¿Y qué hicieron después? -se le preguntó a Guillermo Ruiz de Teresa días después.
-¿Cómo que qué? ¡Cada quien se fue a su casa!