LUNES Ť 2 Ť JULIO Ť 2001

A UN AÑO DEL CAMBIO

Ť El nombramiento de Rodolfo Elizondo en el CEN, posible puente de acuerdo

Por conveniencia mutua, el Presidente y el PAN se esfuerzan en recomponer su relación

Ť Faltan siete meses para que Luis Felipe Bravo Mena deje la directiva o sea relecto

JUAN MANUEL VENEGAS

A siete meses de que el PAN dé inicio a su proceso interno para remplazar o relegir a Luis Felipe Bravo Mena al frente del Comité Ejecutivo Nacional, la Presidencia de la República y los propios panistas entraron ya de lleno al ajuste de su relación.

Vicente Fox necesita de Acción Nacional y los panistas necesitan de Fox. Eso, dicen, lo tienen bien claro... pero el caso es que hasta ahora no se ha visto esa claridad. Y el trato entre el titular del Ejecutivo federal y su propio partido ha transitado por caminos que van de la falta de comunicación a los ataques y descalificaciones, pasando por la indiferencia.

''Es evidente que mi nombramiento como parte del CEN del PAN se puede utilizar como un vínculo de comunicación mucho más fluido y mucho más cercano entre el partido y el Presidente de la República. Creo que es una oportunidad y en el contexto que nos estamos manejando me parece que se puede hacer mucho en este sentido'', confía el coordinador de la Oficina Presidencial para la Alianza Ciudadana, Rodolfo Elizondo, sobre su reciente designación dentro de la directiva albiazul.

Focos rojos en Los Pinos

bravo_mena67Sin embargo, no es sólo el nombramiento de Elizondo el que marca los nuevos tiempos que se quieren entre Fox y el PAN. Desde hace unas semanas, a raíz del empantanamiento de las negociaciones para la reforma fiscal y de que fuera totalmente rechazada por el Congreso la iniciativa indígena que el mandatario había presentado, provocándole un revés político en sus intentos por la pacificación en Chiapas, los focos rojos en Los Pinos se encendieron.

El propio Fox empezó a operar. Con la necesidad de sacar adelante su proyecto de reforma hacendaria, se acercó a la directiva y a los legisladores panistas; en distintas reuniones entre abril y los primeros días de mayo pactó una tregua, dicen los enterados de la residencia oficial, y les arrancó el compromiso de caminar juntos en este tema: el Presidente tendría constante comunicación con el PAN y los panistas cabildearían con las otras fuerzas. Las modificaciones que se hagan al proyecto original tendrán que ser por consenso, se planteó.

Corrían precisamente los primeros días de mayo, cuando el mandatario dejó bien claro que sus intentos por acercarse al PAN y a los panistas iban en serio: a la gira que emprendió el día 2 a Washington invitó a Felipe Calderón Hinojosa, con quien tuvo incluso la deferencia de incluirlo en la reducida comitiva que asistió a la Casa Blanca, a cumplir con la ''visita oficial''.

Tentado a contender por la gubernatura de su natal Michoacán, Calderón desistió de la idea en aquel viaje. Todavía en la capital estadunidense confió en corto a algunos reporteros que no participaría en los comicios de esa entidad, porque en estos momentos ''es más importante apoyar al Presidente y sacar adelante el tema fiscal'', dijo.

Ex presidente nacional del PAN, Calderón Hinojosa se convirtió desde entonces en pieza clave del jefe del Ejecutivo federal en el nuevo trato que pretende construir con el partido albiazul y sus diputados. Enterados de los vericuetos políticos Los Pinos-Acción Nacional, algunos panistas han comentado en conversaciones off the record que el acuerdo Fox-Calderón es tan ''notorio'', que el michoacano empieza ya a tomar distancia de Diego Fernández de Cevallos. Dicen también que ese ''acuerdo'' ya ''era necesario'' y confían en que será por el bien del partido.

Chiapas y la necesidad de operadores...

Temas que dominaron el discurso y ejercicio de gobierno de Fox en sus primeros tres meses al frente del Ejecutivo federal, el conflicto chiapaneco y las demandas indígenas no sólo lo alejaron del PAN, sino que lo confrontaron.

''¡Diego, Diego, Diego!'', gritaron el domingo 25 de marzo unos 3 mil panistas en su Asamblea Nacional. Ese apoyo al senador queretano -desde hace mucho tiempo confrontado a Fox- fue ni más ni menos que un desaire al mandatario y, sin lugar a dudas, el cobro de cuentas pendientes: la raquítica cuota que les tocó en los primeros niveles del gobierno federal y la ratificación de delegados estatales de dependencias federales, que identifican como viejos bastiones priístas, eran las ''afrentas'' que en esos días invadían el ánimo de los militantes del PAN.

Para completar el cuadro, la eterna disputa Fox-Diego tenía un nuevo escenario: Chiapas. El Presidente había hecho ''suya'' la iniciativa indígena de la Cocopa, sin consultar al panismo; había ordenado el retiro del Ejército; aplaudía la marcha del EZLN a la capital del país; impulsaba que los delegados zapatistas hablaran en la tribuna de la Cámara de Diputados...

Eso no fue del agrado del jefe Diego: ''El Presidente se excede... quiere arrinconar al Congreso... Fox es el publicista de Marcos'', decía y atizaba el ambiente.

Pero a pesar de aquellos y otros gritos, Fox se mantuvo. Para él, finalmente, había sido un triunfo tanto la marcha como la presencia zapatista en la tribuna de San Lázaro. Tanto, que ya el comisionado para la paz, Luis H. Alvarez, había establecido contacto con el EZLN.

Sin embargo, todo el escenario cambió. Fernández de Cevallos y el senador priísta Manuel Bartlett Díaz se habían encargado de impulsar una iniciativa de ley indígena totalmente distinta a la de la Cocopa. Con su aprobación en el Senado, el diálogo que apenas empezaba con el zapatismo se canceló. El Presidente no podía avanzar más hacia la ''anhelada'' pacificación.

No sólo eso. Sin interlocutores directos con el Legislativo y sin conocer a fondo las modificaciones que se le habían hecho a la iniciativa indígena original, Fox se apresuró a ''felicitar'' a los senadores por su trabajo y se congratuló por la aprobación. El mandatario, que había declarado una y otra vez que sería el ''principal defensor'' de la iniciativa elaborada por la Cocopa, aplaudía un texto sustancialmente distinto. Las críticas se vinieron en cascada... y tuvieron que salir Rodolfo Elizondo, el comisionado Alvarez y la jefa de la Oficina Presidencial para Asuntos Indígenas, Xóchitl Gálvez, a intentar matizar la posición del gobierno federal.

Llamó entonces al secretario de Gobernación, Santiago Creel, y según se informa, a aquella reunión llegaron también Calderón Hinojosa, Bravo Mena y Ricardo García Cervantes, entre otros connotados panistas. Y habría dicho García Cervantes: ''No tenemos problema en colaborar con el Presidente... pero es hora que Santiago no nos ha llamado''.

Fox estaba muy molesto por no haber sido enterado a tiempo, con anticipación de las modificaciones a la llamada ley-Cocopa. El comentario atribuido a García Cervantes dejaba en claro que el jefe del Ejecutivo federal carecía de los puentes necesarios y que la comunicación con la propia bancada de su partido había fallado... ''Hay que corregir todo esto'', pidió. Los invitados panistas aceptarían la petición de Fox...

De cara al relevo

A principios del año entrante, los panistas habrán de meterse a su proceso interno. Si Bravo Mena decide buscar la relección, habrá que ver si lo apoyan o se deciden por un cambio en la directiva del CEN.

Si se inclinara por repetir, Bravo Mena tiene mucho que vender, observan muchos panistas: ''Se acaba de ganar Yucatán, en el espectro electoral estamos muy bien... vaya, se ganó la Presidencia de la República... pero.''

Algunos -sin adelantarse y porque no quieren abrir sus cartas tan temprano- apuestan por el cambio. Y si de la necesidad de un nuevo trato con el presidente Fox se habla, apuntan sus baterías: al partido, como tal, le ha faltado el protagonismo que debería tener en esta nueva correlación de fuerzas; es demasiada la injerencia de Diego en las decisiones del partido; no se tuvo la suficiente fuerza a la hora de discutir la integración del gabinete.

Más todavía, porque no falta quien especula, alerta que mientras el Partido Acción Nacional todavía ''no tiene bien claro'' su papel con Fox en la Presidencia, otros personajes ajenos al partido y en posiciones clave del gobierno ganan tiempo en el fortalecimiento de su proyecto... El futuro, pues, los lleva a una conclusión: hay que participar más cerca del Presidente.

De los malos entendidos a una nueva etapa

Apenas la semana pasada, Rodolfo Elizondo fue incorporado -a propuesta de Bravo Mena- al CEN del PAN. En marzo de 1999 lo bloquearon; ahora fue aceptado prácticamente por unanimidad...

-¿Su regreso al Comité Ejecutivo Nacional es signo del paso que se quiere dar en la relación Fox-PAN? ?se le preguntó al asesor presidencial.

-No llego con ningún encargo específico ni del Presidente de la República ni de Luis Felipe Bravo Mena... Sin embargo, debo decir que es oportuno que alguien que trabaja en Los Pinos, que de alguna manera tiene una relación cercana con el presidente Fox participe en el CEN, sin una cartera definida. Esto obliga a tener una mayor comunicación y una mayor coordinación con el propio Comité Ejecutivo Nacional.

-¿Es usted un enlace?

-No hay ninguna cuestión formal. Yo no tengo ningún encargo en ese sentido.

-Pero estamos hablando de políticos, no me diga...

-Bueno, me parece que es evidente que se puede utilizar este nombramiento como un vínculo de comunicación mucho más fluido y mucho más cercano, independientemente del trabajo que ya se hace por parte de los diferentes miembros del gabinete y de manera muy particular en la Secretaría de Gobernación... Yo soy una gente del PAN desde hace muchos años y es lógico que esto se pueda ver como un puente más de los que ya existen en el propio trabajo del gobierno federal. La comunicación, el acercamiento con la gente de Acción Nacional no ha faltado.

-Pero una cosa es acercarse, platicar y otra, muy distinta, es influir y participar más activamente de las políticas públicas. Acción Nacional, evidentemente, quiere tener esa participación. ¿Estamos ante un nuevo escenario?

-Yo creo que ese es un trabajo que se tiene que ir construyendo y que se ha venido haciendo a través del tiempo; el ejercicio propio de este gobierno y la relación con el partido se ha venido definiendo a través de los meses, y no ha sido fácil. El partido nunca había estado en esta posición, y si bien no se puede hablar de que la relación estaba deteriorada, sí de alguna manera ha habido malos entendidos, falta de información, falta de acuerdos. Pero creo que ya pasamos esa etapa, creo que ya entramos a una nueva y, en ese sentido, mi nombramiento es un ingrediente más.