A UN AÑO DEL CAMBIO
Ť Lino Korrodi y José González, artífices del proyecto político que lo llevó al triunfo
Alianza de Fox con empresarios, el paso a Los Pinos
Ť Sus contactos le permitieron utilizar 30 aviones y helicópteros durante la campaña
MIREYA CUELLAR
Lino Korrodi, José Luis González y Vicente Fox vivieron juntos en Tampico. Los tres trabajaban para la Coca Cola; igual visitaban las embotelladoras que los antros de entonces, como la Casa Pepe. Iban a la lucha libre, se divertían como cualquier veinteañero. Así describe Guillermo Rivera -2 de julio, la historia no narrada - el inicio de una relación que más tarde derivó en un proyecto político.
A la vuelta de los años, para entonces ya millonarios, José Luis y Lino fueron los ejes de la maquinaria que hizo posible el triunfo de Fox: el primero diseñó la estrategia para ganar -el proyecto Millenium- y el segundo consiguió el dinero para financiarla.
González abandonó la campaña en abril de 1999, al entrar en conflicto con una de las personalidades más influyentes en el ánimo de Fox, Martha Sahagún, y si bien es profusamente mencionado en varios de los textos que han visto la luz después del triunfo del guanajuatense, se le ha relegado en aquellos que forman parte de la historia oficial.
Lino Korrodi -nombre y apellido de origen suizo- es de Ciudad Mante, Tamaulipas, y estudió economía en el Instituto Tecnológico de Monterrey; se hizo rico como intermediario, vendiendo azúcar a Coca Cola. González compró los helados Holanda y los volvió un negocio muy rentable, que después vendió para comprar otras empresas.
En Asalto a palacio, el empresario Guillermo Cantú narra así el encuentro entre los personajes: "al ingresar (Korrodi) a The Coca Cola Export Corporation en la ciudad de México como aprendiz de adiestramiento, Vicente Fox, ejecutivo de la compañía, se encargó de recibirlo, evaluarlo y llevarlo con él al distrito del cual era gerente... su capacitación duró seis meses en las embotelladoras de esa parte de la República, y luego se encargaría de la supervisión de operaciones, siendo asignado a uno de los dos grupos en que se dividió el antiguo feudo cocacolero de H. H. Fleishman en Tampico, Tamaulipas. El otro grupo quedaría a cargo de José Luis González, un joven prometedor que también hizo carrera..."
Juntos -con Vicente a la cabeza- fueron escalando en la trasnacional. Cuando Fox ascendió a la dirección de mercadotecnia de la compañía, Korrodi se hizo cargo de la gerencia del Pacífico. Después el primero asumió la gerencia regional y Lino ocupó la dirección que dejaba, pero seis meses más tarde este último dejó la compañía para instalar sus propios negocios. Fox seguiría sus pasos. González permaneció en Coca Cola todavía varios años, llegó a ocupar el puesto de su ex jefe, la gerencia regional... y como sus amigos, también se fue a crear sus propias empresas.
Fracasos empresariales
A José Luis González y a Lino Korrodi les fue muy bien. A Fox no, él mismo cuenta los fracasos empresariales en su recuento autobiográfico y político: Vicente Fox a Los Pinos.
"Vicente me gorreaba todas las visitas a México para hacer grilla" -dijo Korrodi a Rivera para su crónica del 2 de julio-, con referencia a los años en que Fox, sin dinero y retirado de la política (1992-1994) se acercó a intelectuales como Carlos Fuentes, Enrique Krauze y Octavio Paz, así como a los miembros del grupo San Angel, encabezado por Jorge Castañeda, Amalia García, Adolfo Aguilar Zinser, Manuel Camacho, Gilberto Rincón Gallardo, entre otros.
Pero Korrodi no sólo financió algunas de las comidas que el guanajuatense propició para acercarse a la intelectualidad. Al mismo Rivera relató: "la lana es lo de menos. El haberle apostado al proyecto Fox y haber vivido un proceso electoral fue lo importante. Suena mal que yo lo diga, pero Amigos de Fox se construyó con un préstamo mío, hace tres años, de 450 mil pesos". El concepto Amigos de Fox lo acuñó y desarrolló José Luis González.
Las relaciones empresariales de El Midas Korrodi, como lo llaman los Francisco Ortiz (Pinchetti y Pardo) en El fenómeno Fox, permitieron al candidato disponer de habitaciones sin costo en hoteles, y de los más de 30 aviones que se utilizaron en distintos momentos de la campaña, además de algunos helicópteros. Sus oficios como recaudador iniciaron en julio de 1997, cuando el entonces gobernador de Guanajuato anunció su intención de buscar la Presidencia, y no concluyeron sino hasta el último mes de la campaña, cuando, ya en la cresta de la ola, las comidas y cenas que organizaba a los empresarios que querían acercarse al candidato tenían que redituar cuando menos tres millones de pesos por sentada, o Fox no iba.
Guillermo Cantú describe una escena que revela el tipo de relación que une a Fox y Korrodi: en los días difíciles de la campaña, durante una junta de trabajo, el ambiente se tensa porque los recursos disponibles no alcanzan para desarrollar las muchas ideas de "los imaginativos". El candidato trata de distender las cosas:
"Sabes qué, Lino, me gustaría que Eduardo Bours (financiero de Francisco Labastida) fuera mi jefe de finanzas". Con mirada torva, Korrodi paseó lentamente la vista por la humanidad de Vicente Fox y replicó: "sí, y a mí me encantaría tener a Labastida de candidato en vez de andar con miserias..."
Tres de las empresas personales de Korrodi -K-Beta, Grupo Alta Tecnología en Impresos y St. and K de México-, según denuncia del PRI, fueron usadas para recibir financiamientos nacional y extranjero a la campaña presidencial de Fox, y lavados en ellas. El Instituto Federal Electoral no ha podido determinar si tal situación se dio o no, porque sus facultades fiscalizadoras son muy limitadas y la Secretaría de Hacienda se ha negado a colaborar argumentando que el Código Fiscal se lo impide.
El Bigotón
José Luis González, El Bigotón, apareció por Guanajuato en octubre de 1997 durante el Festival Cervantino, y vino el rencuentro con el amigo al que había financiado para que buscara la gubernatura en 1991 (fallida) y 1995. Del pequeño pueblo de Higueras, González se graduó en Economía en la Universidad de Nuevo León y entró a trabajar a Coca Cola, al igual que Korrodi, bajo la supervisión de Vicente Fox.
"Se las ingenió financieramente para comprar la cadena Helados Holanda en 1987, y con una celeridad asombrosa la llevó al estrellato al abrir sucursales en toda la República. Vendió la compañía en 1997 y siguió comprando otras empresas. Es un hombre de negocios con éxito sonante en la Bolsa...", describe Cantú.
Cuando vio a Fox en Guanajuato, lo encontró, junto con su equipo, muy entusiasmado con la idea de ir por la Presidencia. El gobernador lo invitó a convertirse en el coordinador de la campaña. Aceptó y regresó a la ciudad de México. "En seguida compró todos los libros que pudo encontrar sobre cómo hacer campañas políticas". Revisó buena parte de la literatura generada de Kennedy a Clinton, pasando por Nixon. Y en febrero de 1998 citó a Fox y el resto del equipo a su rancho en Veracruz para presentarles el proyecto Millenium, la estrategia que les permitiría llevar a Fox a la Presidencia.
"En esa ocasión se tomaron las decisiones básicas de una estrategia que se respetó hasta el final de la campaña... Había que ganar el voto de la gente, no el calor de la opinión pública ni el de los intelectuales. Vicente fue muy claro y nosotros estuvimos de acuerdo... Muy bien, le dijimos a Fox, vamos a construir un proyecto democrático, si bien comprendemos que éste no va a ser el tema del proyecto electoral en la primera fase. Lo nuestro va a ser una proposición de fondo", platicó Aguilar Zinser a Cantú.
Cuando la candidatura de Fox comenzó a crecer y muchos seguidores se le acercaban para plantearle opiniones y llevar adelante ideas, a José Luis González ya no le gustó: "las juntas de la plana mayor se volvieron tensas, ya casi nadie bromeaba. Fox, indagador como siempre, pedía explicaciones y solicitaba consensos. Trataba de conservar el ambiente formal, al tiempo que distendido, y González se desesperaba, acostumbrado a dirigir sin tanto cuestionamiento: 'a mí me gusta navegar; o mando yo y me hago responsable, o no juego'...", relata Cantú.
"Me había desgastado, no podía recuperar el control y había algunas cosas que no me gustaban. El 'producto' o 'X', como llamábamos al candidato, había crecido mucho más que los que lo rodeábamos... yo comprendí la espiral creciente de popularidad que estaba cosechando mi amigo y antiguo jefe; veía cómo tanta gente se avalanzaba a orientarlo, a prestarle ayuda, a cuidarlo y respaldarlo para que triunfara. El hombre representaba con claridad deslumbrante al ángel providencial que el país estaba esperando para transformarse; era ni más ni menos la personificación del salvador de la patria. Por esa razón muchos mexicanos comenzaron a verlo con gran indulgencia, lo cual a mí me parecía peligroso para el éxito final de la campaña...", platicó el propio González al autor de Asalto a palacio.
Hay otra versión sobre la salida de El Bigotón, la ocual frece Miguel Angel Granados Chapa en Fox & Co.: "González se apartó del equipo de Fox (aunque acudió el 2 de julio al domicilio del PAN a compartir un triunfo que contribuyó a fabricar) por una opción del candidato panista a favor de su vocera, Martha Sahagún. González propuso, cuando en el equipo de Labastida se responsabilizó a Emilio Gamboa de la comunicación política, dar espacio a una figura semejante, comparable a la del ex secretario de Estado, más allá de las labores cotidianas de comunicación cubiertas por la antigua directora en Guanajuato. Fox habría preguntado con tranquilidad si González estaba sugiriendo que Martha saliera del equipo, y aunque su compadre no dio un contundente sí como respuesta, el candidato se le anticipó dictaminador: 'Antes te vas tú'".
Y así fue. El último día de abril de 1999 regresó a sus negocios particulares y eventualmente asesoró a Santiago Creel en su campaña por la jefatura de gobierno del Distrito Federal.